Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Marcos 16:19 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. Efesios 1:22 Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros. 2 Corintios 13:4

Después de su muerte y resurrección, Jesús apareció a sus discípulos en muchos diferentes lugares sobre un período de unos 40 días. Al considerar el número de testigos, el carácter de los testigos y la devoción de esos testigos en cuanto a lo que creían y la presencia de no ser cristianos quienes vieron a Cristo resucitado, puedo haber poca duda en cuanto al hecho de que Él resucitó de los muertos. Pero ¿Qué sucedió con Jesús después de su resurrección? Un día se encontró con sus discípulos sobre el Monte de los Olivos, al otro lado del Valle de Kidron, al este de Jerusalén; levantó sus manos para bendecirles, y mientras que lo hacía, la ley de la gravedad fue desafiada mientras que Él ascendía al cielo. Subió y subió hasta que una nube le recibió y perdieron vista de Él. Jesús ascendió al cielo, así como había dicho. ¿Y después de esto? Marcos 16:19 dice: “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”. Pensemos un poco en las implicaciones de esta declaración. En primer lugar, el hecho de que haya regresado al cielo indica que había terminado el trabajo que vino a hacer a la tierra. En segundo lugar, el hecho de que fuera recibido en el cielo indica que Dios estaba contento con el trabajo que había hecho aquí en la tierra. En tercer lugar, el hecho de que se sentara a la diestra de Dios, que su obra redentora estaba culminada; Él podía sentarse porque no había más que hacer para redimir al pecador. Y, en cuarto lugar, el hecho de que se sentara a la diestra de Dios indica su igualdad con Dios, su autoridad como Dios, y el tomar de nuevo el lugar que poseía antes de su encarnación. Y ahí está Jesús hoy; a la diestra del Altísimo. Las únicas referencias que tenemos en la Biblia de que Jesús se parará en el cielo es cuando el mártir Esteban fue apedreado a muerte por testificar de Jesús y cuando menciona al Señor caminando entre sus iglesias. Otra mención de ello es cuando Él recibirá el título de la tierra de la mano de Dios. Lo que le quiero decir es que Jesús está sentado con Dios en su trono. Jesús está sentado en el cielo sobre el trono de Dios como el rey del universo. Según Efesios 1:22, Dios “Sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas”. “Jesús ha subido por encima de todos los cielos”, según Efesios 4:10; y 2 Corintios 13:4 dice: “Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios”. Filipenses 2:9-11 es un pasaje que expresa maravillosamente la majestuosidad de su presente posición con Dios; dice: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Hebreos 2:9 nos enseña que ahí, “Él es coronado en gloria”. Efesios 1:20 y 21 nos enseña que Dios le ha resucitado “de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero”. Al regresar al celo, Jesús fue restaurado a la gloria que compartía con Dios, antes que la creación del mundo. Él había echado eso a un lado cuando vino al mundo como un hombre en cuerpo humano. Al ascender y ser coronado, esta maravillosa gloria le fue regresada. Ahí, a la diestra de Dios, Él gobierna el universo hoy. El anciano salmista profetizó de ese día al escribir en Salmos 110:1 él dice: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Para ver a Jesús debemos llevar nuestra vista hasta el trono de Dios. Habiendo padecido lo de la cruz, Él está gozando del fruto de su obra y cada vez que un pecador se arrepiente y viene a Él para recibir salvación, Él recibe honra y gloria. Jesús está en el cielo ahora como el dador del Espíritu Santo. El prometió enviar la promesa del Padre a nosotros; esa promesa del Padre es la de derramar su Espíritu sobre toda carne. Jesús hizo eso. Podemos leer del evento en Hechos, capítulo 2, pero eso no termina ahí. Jesús da a su Espíritu hoy a cada persona que confía en Él como salvador. Si una persona tiene al Espíritu Santo, es salva; si no, está perdida. Desde la diestra de Dios, Jesús ejerce dominio sobre toda la creación. Desde la mano derecha de Dios, Jesús está sirviendo como la cabeza de la iglesia. Desde la diestra de Dios, Él intercede por nosotros y ese es Nuestro Señor. ¿Saben cuál es el ministerio de Jesús hoy? Hoy Jesús tiene el ministerio de la intercesión; intercede por nosotros. Romanos 8:34 nos dice: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. ¿Ya ven? Él está intercediendo por nosotros. Hebreos 9:24 nos dice: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”. Este versículo nos enseña que Jesús está en la misma presencia de Dios para interceder por nosotros. Su interceder no es momentáneo y temporal. Hebreos 7:25 nos enseña que Él vive intercediendo por nosotros siempre, todo el tiempo, su ministerio nunca cesa y menos mal que sea así. No sabemos detalladamente los planes de Nuestro Señor para el futuro pero sí tenemos idea de lo que va a suceder. Hebreos 9:28 nos dice que un día Él “aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”. Sí, Él va a regresar a la tierra; eso es seguro. Al momento en que ascendió al cielo, dos varones vestidos de blanco dijeron: ‘Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo’. Él va a venir a reclamar a los suyos y nos llevará para estar con Él para siempre en su gloriosa presencia. Al inicio del estudio de hoy, les pedí que me dijeran lo que creían acerca de Cristo. Espero que su respuesta sea una de convicción al haber nosotros llegado al final de esta serie de mensajes. espero que puedan decir con convicción: ‘Jesús es el Cristo, el hijo del Dios viviente’. Como Jesús, el Señor es salvador; como Cristo, el Señor es el ungido; como Señor, Él es nuestro maestro. Puedes llamarle Señor Jesucristo con sinceridad y convicción. Los ángeles anunciaron el nacimiento del salvador, Cristo, el Señor. Su ministerio sobre el mundo ha probado que ese anuncio es la verdad. ¿Qué piensas tú de Cristo? Es una pregunta seria y de vital importancia; debes creer que Él es todo lo que dijo ser, debes creer que cumplirá todo lo que prometió. Pídele que te de todo lo que tiene que ofrecerte, confía en Él y todas las dudas que podrías tener desaparecerán en la realidad de Él. Porque conocerás personalmente a Dios en la persona de su unigénito hijo, Jesús de Nazaret. Vamos a orar: Padre, gracias te damos por los estudios que hemos tenido acerca de Jesús, el Cristo. Yo he depositado toda mi confianza sobre su persona; no confío en otra cosa. Te pido, Padre, que toques el corazón de algún amigo hoy, para que pueda conocerte así como yo te conozco. Pido que tu Espíritu Santo traiga a los que me escuchan a la realización de que deben arrepentirse de sus pecados y pedir a mi Cristo que entre en sus corazones, confiando en que Él entrará. Te lo pido en el nombre Jesús. Amén.