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El Cristo
La Acción Expiatoria De Cristo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Sep 16, 2021
Sep 13, 2021
Duración:
00:14:29 Minutes
Vistas:
30

Escritura

1 Corintios 15:3 y 4; Apocalipsis 5:9-10; Isaías 53.

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. 1 Corintios 15:3 y 4 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Apocalipsis 5:9-10

La religión cristiana se centraliza en la persona y trabajo de Cristo. 1 Corintios 15:3 y 4 lo resume en estas palabras: “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”. El ministerio de Jesús duró unos 3 años y medio; empezó su ministerio cuando tenía 30 años y fue crucificado poco tiempo después de cumplir 33 años de edad. De todos sus milagros, de toda su enseñanza, de todas sus obras, lo más grande que hizo fue morir en la cruz y resucitar de la muerte. La muerte y resurrección de Jesús es fundamental para la religión cristiana. La cristiandad es la única religión que ofrece vida por medio de la muerte de su fundador; pero nosotros, los que hemos creído en Jesús, afirmamos por experiencia propia que Él da vida eterna a través de su obra redentiva. La muerte de Cristo tiene una relación vital al propósito de su misión en la tierra. Su encarnación en cuerpo humano hizo posible el hecho de que pudiera morir por el pecador. Nosotros somos carne y sangre; entonces Él se hizo carne y sangre para destruir al Diablo y librarnos de su esclavitud. Aparte de su vida, muerte sacrificial, y su resurrección de la muerte, no existiría el perdón de pecado ni la paz con Dios. La muerte de Jesús es mencionada 175 veces en el Nuevo Testamento; es el elemento de la redención que los profetas no entendían, pero cosa que deseaban entender con diligencia. En el cielo, donde coronas de oro son lanzadas a sus pies, los ciudadanos celestiales cantan: Digno eres “porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10). La muerte de Cristo es el único pago que puede redimir al pecador. Hay 4 elementos que considerar en cuanto al hecho de que Dios nos redime del pecado. En primer lugar, el pecador está en un mundo de pecado y es esclavo de la perdición. Cristo vino al mundo donde está el pecador para pagar el precio para librar al pecador de su esclavitud. En segundo lugar, el pecador es librado de tal manera por Cristo que su alma jamás puede llegar a ser esclava nuevamente del pecado. En tercer lugar, encontramos que el precio para librar al pecador es un precio especial. La ley de la redención especifica que un precio de igual valor tiene que ser pagado para el que va a ser redimido. Jesús dio su vida por nuestras vidas para pagar la deuda y librarnos del pecado. En cuarto lugar, el pecador es puesto en libertad de una manera satisfactoria. Jesús satisfizo a la ley de Dios y puso al pecador redimido en una posición donde el pecado jamás podría volverle a tomar. Esto debiera traer gran alegría a nuestro corazón; deberíamos apreciar aún más lo que Jesús hizo por nosotros. Tengo que mencionar 3 cosas en cuanto a la muerte de Cristo. Número 1, que la muerte de Cristo fue una propiciación; la palabra significa cubrir. La sangre de Cristo cubre nuestros pecados y satisface a Dios. En segundo lugar, debo mencionar que la muerte de Cristo fue una reconciliación; efectuó un intercambio. La sangre de Jesús cubre nuestros pecados de tal manera que Dios decide no ver nuestros pecados y nos declara justificados en Jesús. Número 3, la muerte de Cristo fue una sustitución. La doctrina de la sustitución se encuentra muchas, muchas veces en la Biblia. En Isaías 53 encontramos que Jesús llevó en su cuerpo, sobre la cruz del calvario, nuestros pecados. Él sufrió el justo por el injusto para llevarnos a Dios. La vida sin pecado de Jesús fue sustituida por la vida pecaminosa del hombre, Dios hizo que Jesús, quien no conocía pecado, fuera pecado para nosotros para que nosotros pudiéramos llegar a ser justicia de Dios en Él. Algunos dicen que la muerte de Cristo era un accidente. Otros dicen que murió porque estaba dispuesto a morir por sus enseñanzas. Aún otros dicen que murió para suavizar el corazón del hombre por medio de su ejemplo de amor y misericordia. Todavía otro dice que era la única manera en que Dios podría demostrar al hombre cuanto Él odia al pecado, pero la Biblia dice que Cristo murió para llevar en sí nuestra culpabilidad; como que si Él era el responsable de todo lo malo que hemos cometido. Él murió en la cruz para cubrir nuestros pecados con su sangre, para que nosotros pudiéramos tener vida eterna. La santidad de Dios exigía la muerte de Cristo; Él odia el pecado, Él tiene que administrar castigo en justicia en contra del pecado. Y, sin embargo, Él ama al pecador y desea rescatarle. La cruz fue la única solución. El pecado del hombre exigía la muerte de Cristo. Dios no puede excusar a nadie del pecado. Todos los hombres son pecadores, quienes deben recibir el sacrificio que Jesús ofreció o sufrir el justo castigo por sus pecados. Cristo es la única ofrenda aceptable por medio de la cual Dios perdonará al pecador y por esa razón es necesario que tú vengas a Jesús para ser salvo. En suficiencia, la obra redentora de Jesús alcanza todo hombre. Por la gracia de Dios, el señor Jesucristo pudo gustar la muerte para todos. En eficiencia, la redención está limitada a todo aquél que cree; estoy diciendo que la redención no tiene límite, en que abre una puerta para que todos entren por ella y vengan a Jesucristo para ser salvos. Pero es limitada en que es recibida únicamente por aquellos quienes se arrepienten de sus pecados y confían en Jesús. Potencialmente, es el Salvador de todos, pero actualmente es Salvador de los que creen en Él. Si tú deseas tener paz en tu corazón para con Dios, debes venir a Él hoy. Pide perdón de tus pecados y acéptale como tu Salvador. Él te perdonará y te santificará. Vamos a orar: Padre, gracias te damos por el poder redentor en la sangre de Cristo. Señor, hay tantas personas quienes están escuchando mi voz en estos momentos y ellos nunca te han recibido. Yo te pido que les ilumines la mente para que puedan comprender y ser salvos hoy mismo. Te lo pido en el nombre de Jesús, mi Salvador y Señor. Amén.

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