(Centro De Vida)
Escritura
Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará. Números 32:23 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él. Génesis 18:19.
La Biblia nos da la siguiente amonestación en Números 32:23, “sabed que vuestro pecado, os alcanzará”, esa declaración es verdad en cada detalle. El pecado es pagado en el cuerpo, mientras que uno sufre las consecuencias del pecado. El pecado es pagado en la conciencia, mientras que uno aguanta la convicción ardiente de culpabilidad. El pecado es pagado en el fuego eterno del infierno, cuando el pecador es lanzado al lago de fuego, preparado para el diablo y sus ángeles. Y algunas veces, el pecado es pagado en los hijos, mientras que ellos sufren por los fracasos de sus padres, en no prepararles para la vida por medio de entrenarles en las cosas del Señor. Tenemos un estudio en la Biblia, concerniente a un padre, quien demostró favoritismo entre sus hijos. Este hombre vivió en un tiempo cuando a los hombres se les permitía tener varias esposas, es natural que él sintiera más afecto hacia una de sus esposas, que a las demás y que, por lo consiguiente, amaría más a los hijos de esa esposa, que a los otros hijos que tenía. Eso creaba serios problemas. Quiero presentarles a un hombre llamado Jacob, era el hijo de Isaac, el bisnieto de Abraham. Él tenía la mejor herencia religiosa de cualquier otra persona de su generación. Dios dijo de Abraham en Génesis 18:19, “yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová”. Habiendo sido criado bajo esa influencia, uno pensaría que Jacob sería el padre ideal, pero no es así. El cometió el error de demostrar parcialidad entre sus hijos, y esto trajo serios problemas y un gran sufrimiento sobre sí mismo y sobre el hijo a quien había demostrado parcialidad, y a quien tanto amaba. Pienso que la honra más grande, que Dios da al hombre en la tierra, es permitirle ser padre de hijos. Debemos pensar en lo que significa el hecho de que Dios ponga, el bienestar temporal y eternal de un niño, en las manos de un hombre. Dios escogió a Jacob para ser un hombre especial, Dios le escogió sobre su hermano Esaú. Dios quiso que el pacto que Él había hecho con Abraham, pasara por la descendencia de Jacob, para que todas las familias de la tierra, fueran bendecidas por medio de él. Jacob era la clase de persona que toma las cosas en sus propias manos, para asegurar que las cosas salgan bien para su ventaja personal. Él había engañado a su hermano mayor en vender su primogenitura por un guiso. Él engañó a su padre en darle las bendiciones que le correspondían a Esaú, tuvo que huir de su casa para que su hermano no le matara, ¿Cómo podría Dios usar a un hombre como ese? ¿Por qué sería él, uno de los patriarcas de Israel? ¿Por qué Dios no usa, ni busca hombres perfectos? Si fuera así, Él ni usaría al hombre. Dios no escogió a Jacob por lo que él era, sino por lo que Dios haría de él, y así es como Él nos usa a nosotros también. Jacob había viajado de Palestina a Arán, al norte de Mesopotamia. Ahí se encontró con un señor y se enamoró de una de las hijas de ese señor. El arregló un asunto o convenio en el cual, él trabajaría por 7 años a cambio de la oportunidad de casarse con esa hija. Al llegar al momento de casarse, y habiendo entrado al matrimonio, Jacob se dio cuenta de que se había casado, no con su querida Raquel, sino con la hermana de ella que se llama Lea. Tuvo que trabajar otros 7 años, para que su suegro Labán, dejara que él se casara con Raquel. Se espera que Jacob nunca amó a Lea, como a Raquel. Él sintió que él había sido engañado, y nunca se hubiera casado con Lea por su propio gusto. Por lo consiguiente, el demostró favoritismo entre las dos mujeres, entonces nacieron los hijos. Lea dio a luz casi inmediatamente, pasó largo rato antes de que Raquel diera a luz. Por fin Raquel, la esposa preferida, tuvo un hijo. Éste llegó a ser el favorito de su padre. Jacob siempre demostró más afecto hacia José, el hijo de Raquel. Él le daba regalos más favorables, y esto causó problemas entre los otros hijos, problemas serios. La Biblia nos cuenta que amaba Israel osea Jacob a José, más que a todos sus hijos, y le hizo una túnica de diversos colores, y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían y no podían hablarle pacíficamente. ¿Podemos ver el problema que Jacob trajo sobre José? El demostrar parcialidad entre los hijos, es un grave error. Causó que sus mismos hermanos le odiaran. Los otros hijos de Jacob, querían su amor y su atención. Ellos necesitaban la seguridad de que él los aceptaba al igual que aceptaba a José. La única forma que ellos pensaban posible para llegar a esto, sería deshacerse de José. Entonces, estando lejos del hogar en día, ellos vendieron a José a una caravana de vendedores o comerciantes quienes llevaron a José a Egipto. Ellos tomaron la túnica de José, la bañaron en sangre de un animal y le dijeron a su padre que lo habían encontrado. Jacob presumió que José estaba muerto, rasgó sus vestidos y lloró por su hijo por muchos años. Cuando sus hijos trataban de consolarle, él rechazó el consuelo y dijo que lloraría hasta el día de su muerte. Observemos como el pecado iba creciendo en la familia de Jacob, debido a su parcialidad por un hijo. En primer lugar, hubo celos entre los otros hijos; en segundo lugar, hubo odio hacia el hijo que Jacob amaba más; en tercer lugar, un mal fue planeado y ejecutado sobre el hijo amado; en cuarto lugar, hubo un engaño al contarle los hijos de Jacob, que José había sido destrozado por un animal feroz; en quinto lugar, el pobre José tuvo que sufrir la esclavitud, pasó un gran tiempo preso en Egipto, sufriendo por muchos años, debido a la demostración de parcialidad que su padre tuvo para con él; y en sexto lugar, el padre sufrió gran dolor pensando que su hijo favorito estaba muerto y tal vez más dolor, cuando al pasar los años, se dio cuenta que en realidad, sólo era un engaño de sus otros hijos. Jacob quiso proteger a José, pero más bien le expuso a peligro. Él deseaba que otros amaran a José, así como él le amaba, pero causó que le odiaran, Él quiso que la vida le saliera fácil a su hijo preferido, sin embargo, le dio una vida de esclavitud y dolor. Lo que él quiso hacer por medio de favoritismo, no se logró. José recibió todo lo contrario de lo que su padre quería para él. Dios sacó a José del cuidado mimado de su padre y le puso en la escuela de golpes de la vida. El desarrollo en el joven, fue uno de fuerza, de carácter, que él nunca hubiera conocido bajo el cuido de Jacob. José tuvo que pasar por el fuego de la vida para ser purificado, pero Jacob volvió a recibir a José, no como un niño mimado, sino como un hombre maduro en las cosas y en el amor de Dios. Tengamos cuidado al criar a nuestros hijos y nietos, la Biblia nos amonesta con ejemplos de padres que no hicieron bien su trabajo como padres, tomemos el buen ejemplo de otros que sí lo lograron. Demos un buen ejemplo, nosotros mismos, en cuanto a esto. Criemos a nuestros hijos en la amonestación y en la disciplina del Señor. Algunos padres cometemos errores, otros somos piadosos, algunos padres somos fieles, otros somos permisivos, algunos padres demostramos favoritismo, ¿Qué clase de padre eres tú? Vamos a orar. Padre, gracias por todos los ejemplos que tú nos das en tu palabra. Ayúdanos a poner en práctica los principios que hemos aprendido en este estudio sobre los padres, queremos ser padres que te agradan, queremos que nuestros hijos te honren y te glorifiquen, ayúdanos a dar el buen ejemplo que nuestros hijos necesitan para que esto se cumpla. En el nombre de Cristo te lo pedimos, Amén.
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