(Centro De Vida)
Escritura
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? 7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. 8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. 9 Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. 10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. 11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. 13 Habéis además dicho: !!Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. 14 Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones. Malaquías 1:6-14 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1 y 2
En dos mensajes previos les he hablado sobre el libro de Malaquías. Este es el tercer mensaje del capítulo 1 y vamos a usar los versículos 6 al 14 para profundizarnos en nuestro estudio. Leamos nuestro texto Malaquías 1:6-14 “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo, cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: Oh, ¡qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. Maldito el que engaña, el que, teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones”. Previamente habíamos observado el gran amor de Dios para Israel, de hecho, Israel es el monumento de la misericordia de Dios. Sin embargo, la lección de hoy nos da serios cargos en contra de los israelitas. Observaremos algunos paralelos en el mundo religioso actual, Dios acusa a Israel de menospreciar su nombre en el versículo 6, sin tomar en cuenta el derecho de honor que Dios justamente debía recibir de parte de Israel. El pueblo demostró menosprecio para su nombre, debido a su carácter de santidad Dios merece la adoración y reverencia de parte del hombre, especialmente de parte del pueblo de Israel. A la luz de las bendiciones que Dios había derramado sobre ellos, el hecho de que ellos menospreciaran su nombre fue sumamente ofensivo; Él desea y se merece nuestra reverencia, especialmente de los que somos suyos. Podemos observar estos mismos eventos en nuestro mundo hoy día, existe mucha irreverencia, existe la falta de respeto para Dios y no hay consagración para adorarle en el día en que a Él le pertenece. Muchos tratan el día del Señor como si fuera un día de rivalidad en vez de adoración, hay una falta de respeto por su casa y por cosas santas en general. Dios es digno de reverencia y respeto porque Él es el creador y nosotros la creación, Él es el redentor y nosotros los redimidos, Él es el que santifica y nosotros los santificados, Él es el eterno, todopoderoso, infinito y nosotros mortales, débiles y seres finitos quienes le deben reverencia porque Él es digno de tal. Dios también acusó a Israel de profanar su nombre por medio de ofrecer pan inmundo sobre su altar, las gentes fueron acusadas de traer animales enfermos y sin valor al altar. Eso estaba en contra de la revelada voluntad de Dios. En vez de traer lo mejor y lo correcto, la gente de ese entonces pensó pasar sin que Dios se fijara en el hecho de que le estaban ofreciendo lo peor y lo enfermizo. Ellos le estaban ofreciendo a Dios lo que no tenía valor en el mercado, le ofrecían a Dios lo que no les costaba nada. Que parecido es al día nuestro, en que ofrecemos a Dios las migajas de nuestro tiempo, ofrenda y talento. Es el mismo para nosotros que ofrecer animales enfermizos en los días de Malaquías. Lo que Dios quiere es una entrega total de nosotros. Romanos 12:1 y 2, nos dice “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Los israelitas no se hubieran atrevido a ofrecer tales ofrendas al emperador de Persia. Sin embargo, ofrecieron tales cosas a Dios en señal de una adoración vacía, aquellos a quienes Dios había acusado negaron la acusación. Y deseaban que Dios les mostrará su culpabilidad, ellos decían ¿En que hemos menospreciado tu nombre? ¿En qué te hemos deshonrado? Que arrogancia al negar los cargos con los cuales Dios mismo les había acusado. La impiedad de ellos se mostraba con su espíritu de vanidad e hipocresía. Es común entre los pecadores el pararse sobres sus méritos cuando son acusados de algo, los sacerdotes habían profanado las cosas sagradas, pero decían que no habían hecho nada malo. Sin embargo, al justificarse ellos mismos sus propias lenguas les condenaban cuando reclamaron ¿En qué te hemos deshonrado? El orgullo de ellos señalaba que eran perversos. En el versículo 14 encontramos que tienen una maldición debido a su corrupción “Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones”. Acabamos de leer una maldición que es pronunciada en contra de aquellos quienes ofrecen una ofrenda corrupta, teniendo una aceptable para ofrecer. En este versículo Dios les recuerda que su juicio es severo, el Señor también les acordó que ellos habían corrompido su adoración en decir “inmunda es la mesa de Jehová y despreciable” ellos preguntaban y ¿Por qué hay que preocuparnos tanto en quemar grosura y derramar sangre en la base del altar? Ellos no aceptaban la sabiduría de Dios en los procedimientos del sacrificio. Algunos hoy quieren saber el por qué hacemos tanto énfasis sobre el hecho de que uno se arrepienta de sus pecados y que ponga su fe únicamente y totalmente en la persona de Cristo Jesús. Los procederes de ese Dios son importantes y no tenemos por qué discutir con ellos, la maldición en este versículo va para el que desee engañar a Dios. Mi amigo “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Confía en Jesús y serás salvo, espero que el mundo con su hipocresía no te llegue a engañar. Vamos a orar. Padre perdónanos porque muchas veces no te damos lo mejor de nosotros, ayúdanos a entregarte cada área de nuestras vidas, en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén.
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