Blog

Abr 17, 2021 23:41pm
Dos risas y una mentira
458 Views

En tercer grado, mis compañeros de autobús eran Matt y Johnny. Habíamos viajado juntos en autobús desde el jardín de infantes, cuando nos encontramos por primera vez metiéndonos en problemas y provocando problemas hacia y desde la escuela. 

Un día, pensamos que sería divertido hacer un dibujo de nuestro maestro suplente ese día. Era una imagen fea con palabras duras. Pero como éramos niños tontos, nos reímos y pensamos que era lo más divertido.

Al día siguiente, nos llamaron a la oficina. Alguien había encontrado la foto y nos estaban interrogando al respecto. Nuestro director era un tipo genial para nosotros, los niños, pero también teníamos mucho miedo de que nos llamaran a su oficina. 

Me llamaron para hablar con él y no tenía ni idea de lo que habían dicho Johnny o Matt. Entonces, cuando me preguntaron por primera vez, mentí. Dije que no lo habia hecho. 

Entonces, la verdad salió a la luz. 

Brooks ya sabía que yo era parte de eso, solo quería escucharlo de mí. Los otros dos habían cantado como pájaros y le habían dicho la verdad. 

Y luego estaba yo: había mentido tratando de salvar mi propio pellejo. Me di cuenta de que no había salida. Me atraparon y tuve que admitirlo.

Entonces, bajé la cabeza avergonzada y dije que lo sentía.

«Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo. Sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. Entonces Abraham se postró sobre su rostro. Y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? Y dijo Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac. Y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. Y en cuanto a Ismael, también te he oído. He aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera. Doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación.  Mas yo estableceré mi pacto con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.» (Génesis 17:15-21)

«Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él [Abraham] respondió: Aquí en la tienda. Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada. Y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.»  (Génesis 18:9-15)

Abraham se rió de la idea de tener un hijo a su edad y Sara también se rió. Dudaron del poder de Dios. Pero Abraham reconoció a Dios y su conversación continuó. 

Pero con Sara, quería ocultar su incredulidad. Cuando se le preguntó por qué se reía, no lo reconoció como Abraham, sino que mintió.

Aquí es donde nos equivocamos. 

Hace unos días, hablamos sobre cómo Dios es omnisciente, lo que significa que todo lo sabe y todo lo ve. ¿Cómo podemos esperar que el Señor no conozca nuestros corazones y nuestros secretos, pero cuando nos enfrentamos a ellos, encubrimos nuestros errores y mentimos? 

Incluso cuando no confesamos algo al Señor, nos mentimos a nosotros mismos y a Él. 

Él ya lo sabe, pero como mi director, Dios quiere escucharlo de usted. 

Sea abierto. Sea honesto. Sea confiable. 

Admita sus errores. Admita sus fracasos. Admita sus pecados. 

Y arrepiéntase: apártese de él y corra hacia Dios. 

Él le está esperando.

Copyright © 2020 por Yalanda Merrell. Ninguna parte de este artículo puede reproducirse o reimprimirse sin el permiso por escrito de Lifeword.org.

Comentarios

PUBLICA UN COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *