16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Los discípulos de Jesús eran hombres ordinarios. Realmente no había nada especial en ellos. A menudo eran orgullosos, jactanciosos y egoístas, incluso discutían entre ellos acerca de quién era el mejor (Mt. 20:20). A menudo demostraron una falta de fe incluso sobre las cosas que Jesús había hecho antes que ellos (Mt. 15:32). Demostraron temor y, a excepción de Juan, se negaron a ser vistos e identificados con Jesús después de que fue arrestado y fue crucificado. Incluso después de la resurrección, inicialmente dudaban en creer. Estos eran hombres ordinarios, pero más tarde "dieron vuelta el mundo" según informaron sus oponentes en Hechos 17: 6. 6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;