“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo. No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle.

Servir a los Demás debe ser nuestra meta. El padre aconseja el evitar hacer bien a los demás, servir a los demás, normalmente nosotros como hijos de Dios debe ser parte en nuestra nueva naturaleza en Cristo, el servir a otros. Jesús nos dio el ejemplo de servir, en Marcos 10:37 cuando iban subiendo camino a Jerusalén, Jacobo y Juan hijos de Zebedeo le hicieron una petición a Jesús, le dijeron “Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” Jesús les dijo No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.” Mar. 10:43 Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 44 y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. 45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Lo común era que quien tenía autoridad, llegaba a tomar señorío sobre los que eran gobernados, el que lideraba debía ser servido por quienes lideraba, era el tipo de liderazgo natural del mundo, pero Jesús les dice “con ustedes no será así” Cada persona que ejerce un liderazgo con temor y sabiduría de Dios debe de liderar con el estilo de liderazgo de Jesús que se basa en ser servidor de los demás antes de ser servido. Jesús no pregonó solo con su boca su estilo de liderazgo servicial, no quedó solo en palabras, sino que lo puso en practica en Juan 13:4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Jesús tomo el lugar del siervo mas humilde de la casa al lavarle los pies a sus discípulos para enseñarles a servir y que no es ninguna humillación bajarse a servir a la gente que estamos liderando, a veces hay que quitarse nuestras corbatas y trajes para ponernos la toalla y servir a nuestros hermanos. Cada hermano que Dios levanta en un cargo de liderazgo ya sea en la iglesia como en lo secular, debe recordar que Dios nos pone en ese lugar para servir a los demás y a través de nuestro testimonio y acciones glorificamos a Dios, si Dios te pone en un puesto alto en una empresa, o una organización, nuestra meta debe ser servir, que la gente vea la diferencia en alguien que ama y teme a Dios.