Escritura
"Te voy a echar ranas en la panza," esas fueron las palabras del curandero que se enfadó conmigo por predicar en contra de la brujería, ¿cuál fue mi contestación? Le dije que me echara cien mil ranas si es que lo podía hacer. Cuando lo dije, lo dije sin ninguna paciencia, lo dije sin comprensión, lo dije sin amor, no he cambiado mi mensaje hoy, es el mismo, y quizás contestaría de la misma manera, pero esta vez mi actitud sería diferente; el hecho de que tengo la verdad, no da derecho a abusar de otras personas. Mi deber debió hacer sido el de ganarme al curandero para la honra y gloria de mi padre celestial. Yo lo único que quería probar en ese entonces, era probar que yo estaba en la verdad y que yo, no le tenía miedo. Con el ti9empo, el cristiano creyente a Dios, alcanzará madurez espiritual. Obtendrá la experiencia que le convertirá de un soldado sediento para la batalla y la fama, a un verdadero guerrero discípulo que no huye de la batalla, si no que entra a ella con astucia para la honra y gloria de Dios. Día a día es transformado de un soldado desesperado para la victoria, a un guerrero que reconoce que la victoria es ya nuestra, pero quien desea minimizar la tragedia de la batalla sangrienta; para lograr este tipo de actitud, el creyente deberá sumar a su fe paciencia.
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