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Profecía
¿Cuál Es El Propósito De La Profecía?
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ene 17, 2023
Ene 06, 2023
Duración:
00:14:34 Minutes
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Escritura

Proverbios 29:18

Sin profecía el pueblo se desenfrena; Mas el que guarda la ley es bienaventurado.

Me alegro de que estés conmigo nuevamente hoy, para continuar nuestro estudio acerca de la palabra profecía.   En nuestra última lección, hablamos acerca del significado de la palabra profecía y llegamos a la conclusión de que existen dos ramas de profecía. La primera que estudiamos fue la humana, en la que nosotros hacemos predicciones por conjeturas, basándonos en experiencia pasadas. La segunda clase de profecía es por predicción divina, la cual viene de Dios por medio de su Palabra. Concluimos que la predicción divina es la mejor y que debemos basar nuestras vidas en lo que Dios dice y no en lo que el hombre cree saber. Hubo un joven que perdió a ambos padres en un accidente automovilístico, tenía un tío multimillonario que vivía en Europa, pero unos días antes de hacer el viaje para reunirse con él, el tío también murió, ya te imaginas lo lastimado y herido que estaba el muchacho, ahora no tenía a nadie. Lloró a Dios, explicándole su caso, unos días después recibió un paquete, venia de Europa y el joven notó que llevaba el nombre de su tío que había fallecido. Abrió el paquete y adentro encontró una Biblia antigua muy usada y encima una nota que decía: hijo te escribo esta nota porque sé que no te voy a ver, los médicos me dan solo unas cuantas horas de vida, pero no me he olvidado de ti, al pensar en tu situación y sabiendo que no podré estar contigo para dirigirte, te envío el mejor guía del mundo, la Biblia, ella me ha hecho lo que soy y ella te ayudará a ti crecer y a ser la persona que Dios quiere que seas. Estúdiala, que entre cada una de sus páginas encontraras tesoros de gran valor. El joven leyó la nota y enojado cerró el paquete que tenía la Biblia y comenzó a maldecir al tío por no haberle dejado dinero, de qué le serviría una Biblia si de todos modos se iba a morir de hambre. En su desesperación, salió, asaltó a una ancianita, luego una tienda y pocas semanas después murió intentando asaltar a un banco. Al preparar el servicio fúnebre, los amigos de joven produjeron la Biblia para ponerlo en el ataúd ya que era lo único que el joven tenía en toda la vida, la Biblia se les cayo, y al levantarla encontraron que entre cada página había un billete de mil dólares. Si el joven tan solo la hubiera abierto, si tan solo le hubiera hecho caso a la profecía de su tío, quien había escrito: estúdiala, que entre cada una de sus páginas encontraras tesoros de gran valor. Vamos a nuestra Biblia a Proverbios 29:18 para leer nuestro texto y ver qué tipo de tesoro encontramos el día de hoy, Proverbios 29:18 dice: “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”. Lo que deseo que hagamos hoy, es ver el propósito de una profecía, ¿cuál es el fin de una profecía?, ¿qué necesidad tenemos de profecías? Según nuestro texto, existen dos razones por las cuales tenemos profecías, la primera es para que no andemos desenfrenados y la segunda razón es para que seamos bendecidos. Cuando pienso en la palabra desenfrenada, me viene a la mente la imagen de una carreta con mucho peso que va de bajada, la carreta gira para un lado y para el otro, y la persona que va montada tiene una cara de desesperación, el corazón por poco le sale del pecho y en su mirada se nota que la persona está elevando una oración frenética, pidiendo que aquello se detenga. Sin embargo, no se detienen, hasta que llega al valle y pierde su velocidad o hasta que topa con algo en su camino. Si la cosa con que se topa es pequeña, pues la carreta se la lleva, pero si la cosa con que se topa es más grande, pues quien se deshace es la carreta y todo lo que va en ella. Pero ahora, llevemos nuestros pensamientos al mundo, puedes ver la carreta, va de bajada y con cada día que asa agarra más velocidad. Muchos cristianos intentamos rescatar a los que van montados en la carreta, por medio de profetizarles lo que hay al final, les pedimos que se lancen a los brazos de Jesucristo, pues Él es el único quien puede detenerlo sin que se golpee, a veces nos ponemos al frente de la carreta intentando detenerla, pero como es más grande que nosotros solo nos tira para un lado o pasa encima de nosotros. Lo triste es que nosotros sabemos que si no se tiran a los brazos de Jesucristo van a toparse contra la realidad del infierno y una vez que eso sucede, se acabó la esperanza de salvarles. Mientras que nosotros intentamos detener al mundo para tener la velocidad y dar bajo control, los que van en la carreta sienten que es una aventura y que todo les va a salir bien. Están aburridos de la vida que llevan y el mundo les provee un poco de excitación, comienzan usando drogas o tomando licor, se meten en relaciones ilícitas, mienten y roban con el fin de tener un poco de excitación que les salve del aburrimiento en que se encuentra, y cada día la carreta agarra velocidad, con mucho temor y temblor, nosotros los discípulos de Jesucristo hacemos lo que debemos por salvar a quienes podemos. La única esperanza es Jesús y proclamamos su nombre por la radio, la televisión, desde nuestros templos y todo con el fin de salvar, pues nos acordamos de cuando nosotros íbamos en la carreta. Debido a la velocidad, muchos amigos tienen miedo a lanzarse, así que se agarran fuertemente y siguen en la carreta ignorando lo que les espera. Otros encantados con la excitación se burlan de nuestro esfuerzo, piensan que estamos envidiosos de la aventura y la excitación que están experimentando, pero pronto la carreta pegará contra la realidad y por toda una eternidad van a lamentar no haberse lanzado a los brazos de Jesús. El propósito de la profecía es avisar a los que van en la carreta del peligro que corren, no pueden bajarse por sí solo, ningún otro puede bajarle con la excepción de la persona de Jesucristo, Él es el único autorizado y que tiene la capacidad de hacerlo, sino no se lanzan con fe a los brazos suyos, confiando en que Él los salvará, entonces no tiene esperanza y esto nos trae a la segunda razón de la profecía. Aquellos quienes hacen caso a la profecía y se lanzan a los brazo de Jesús reciben bendición, una vez en los brazos de Jesús el mundo de uno se normaliza, ahora recibe estructura, organización y control, ahora Dios está en control y Él guía  y dirige la vida de uno, dándole propósito y dirección, aunque la carreta sigue rumbo abajo con gran velocidad, uno ya no va en la carreta, ya no juega la vida con las reglas del mundo, sino de acuerdo a los principios establecidos en la Palabra de Dios y cuando uno guarda esos principios es bendecido por el creador del universo. ¿Cómo va tu vida?, ¿Vas en la carreta sin saber cuándo va a toparse con la realidad del infierno?, ¿quieres bajarte o quieres seguir dónde estás? Lo que yo deseo que entiendas es que la Palabra de Dios profetiza que a menos de que te lances con fe, de la carreta a los brazos de Jesús, vas a sufrir por toda la eternidad en el infierno, pero si te lanzas a los brazos de Jesús Él te salvará, ya no tienes que andar desenfrenado, puede haber organización, puede haber estructura a tu vida, puede ser feliz y vivir nuevas aventuras con Cristo, pero tú tienes que tomar la decisión. Yo ya tomé la decisión de lanzarme de la carreta, Jesús a mí ya me ha salvado, soy bendecido, puedo profetizar lo que te sucederá si te quedas en la carreta, puedo profetizar lo que te sucederá si te lanzas de la carreta, pero hay una cosa que no puedo hacer y eso es lanzarte de la carreta, no puedo empujarte, ni lanzarte de ella, pues yo no voy en ella, eso solo lo puedo lo profetizar, tú tienes que tomar la decisión y mi oración es que tú le harás caso a la profecía, porque si lo haces la profecía habrá cumplido su propósito, si deseas recibir a Jesús repite esta palabras conmigo   pero que salgan de tu propio corazón. Oremos. Señor Jesús yo sé que soy pecador, sé que voy rumbo al infierno, pero en este momento yo me lanzo a tus brazos, sé que moriste por mí en la cruz y yo te invito a entrar a mi corazón, yo te acepto como mi Salvador. Gracias por entrar a mi corazón. Amén.

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