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Cómo Casarse con la Pareja Correcta
La Persona Que Dios Tiene Para Ti
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jun 10, 2022
Jun 06, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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Escritura

1 Corintios 7:39; Salmos 127:1

La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. 1 Corintios 7:39 Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Salmos 127:1

Hemos estado estudiando el asunto de cómo seleccionar al compañero correcto para el matrimonio. Hemos visto algunos principios bíblicos y prácticos que pueden ser de gran valor en llevar a término esta importante búsqueda. Pienso, que el privilegio más grande en respecto a todo esto, es el hecho de que podamos contar con la ayuda de Dios para tomar este paso tan serio. Sería una verdadera lástima no tomar en cuenta a Dios en esta decisión.   Hasta hoy hemos visto cuatro principios para ayudarnos. En primer lugar, vimos que se debe buscar a una persona que comparta la misma fe que uno. Es importante que la persona sea de la misma persuasión doctrinal que uno. En segundo lugar, uno debe buscar una persona que tiene un amor sincero y maduro. En tercer lugar, uno debe buscar una persona que ayudará a mantener el hogar cristiano. En cuarto lugar, vimos que, uno debe buscar una persona que comprenda el valor del dinero, y que ayudará a mantener a toda la familia con el presupuesto que tiene. Ahora llegamos a nuestro quinto y último estudio de esta serie. Hoy quiero que miremos la necesidad de buscar a la persona que Dios tiene preparada para uno. Este principio se basa sobre la verdad de que Dios tiene a alguien preparado para ti. Dios quiere que uno se case con esa persona. Por otro lado, el diablo tiene alguien preparado también. Si uno se casa con la persona que Dios ha indicado, uno tendrá una vida alegre, de crecimiento y de bendición a otros. Pero si uno se casa con la persona que Satanás ha preparado, tendrá una vida de tristeza y gran conflicto. Por eso es tan importante que uno busque a la persona que Dios le tiene preparado. Uno debe casarse en el Señor. En el capítulo 7, de 1 de Corintios, después de haber visto al matrimonio desde varios puntos de vista, Pablo llega a discutir el re-matrimonio de una mujer que había llegado a ser viuda, al morir su marido. En el versículo 39, Pablo dice: “Pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal sea en el Señor”. Ahora, este texto, nos sugiere varias verdades. En primer lugar, que está bien que una persona se case si su compañero matrimonial se muere. Y, en segundo lugar, que una viuda se puede casar con quien quiera, con tal de que se asegure que sea en el Señor. Ella debe tener la aprobación de Dios, y eso es un principio demasiado importante. Te digo con toda sinceridad que hay muchos matrimonios hoy, que Dios no los ha aprobado. Uno debe hacer un esfuerzo para encontrar a la persona que Dios tiene preparado para uno. Yo aconsejo a jóvenes a rehusar entrar a un noviazgo con una persona que Dios no aprueba. Uno nunca sabe con quién o de quién se va a enamorar. El enamorarse de alguien que no califica como buen compañero matrimonial cristiano, es cometer un grave error, y lo que le espera adelante, es un camino de mucho dolor. Lo triste, es que no se puede esperar la bendición de Dios, porque Él no estuvo de acuerdo desde el principio, y tú lo sabías. Quiero decirte que el cristiano debe casarse con un cristiano. Pobres de aquellos que se casan con un incrédulo. Grande es el dolor que les espera. Es el deber de los padres guiar a los hijos en el camino del Señor. Ellos deben ayudar al hijo en su noviazgo, ayudándole ver con quien y con quien no debe ser novio. Deben dirigir al hijo en buscar a alguien de su propia religión. Esto lo hará, no porque tienen prejuicios sino, porque saben de las divisiones que causará en el futuro. Uno debe orar seriamente concerniente a su matrimonio. Uno no debe andar libremente por un noviazgo, enamorarse y después llegar a Dios para pedirle que Él apruebe, sin haber consultado anteriormente. Aún antes de entrar a un noviazgo, uno debe orar y pedir la dirección de Dios sobre el asunto. Esto debe hacerse antes de enamorarse, o sea, antes de sentir fuertes emociones por alguien. Hay que tener mucha cautela, cuidado. En realidad, hay tres peticiones que uno debe presentar a Dios en referencia a su matrimonio. En primer lugar, uno debe pedir a Dios que le ayude a encontrar la persona que a Él le agrade. Pídele que te identifique a esa persona; no es tan difícil como suena. Sólo dile a Dios: “Padre, yo quiero tener un hogar cristiano. Quiero que la persona con quien me case me ayude a tener tal hogar. Yo quiero que Tú seas honrado en mi matrimonio y en mi casa. Quiero que tú me señales a la persona indicada para que esto se realice, y yo esperaré hasta que Tú me digas, y me hagas sentir con quién he de casarme”. Después de hacer esta petición, sigue adelante con tu vida. Se amistoso y congeniar; comparte tu vida con las personas que viene a ti, y un día, vendrá la persona que Dios te señalará. Él te hará saber que esta es la persona que Él ha preparado para ti. Y cuando te cases, habrá felicidad porque sabrás que Dios aprueba lo que has hecho. En segundo lugar, uno debe pedir a Dios que le señale cuándo ha de casarse. A veces uno entra demasiado rápido a un matrimonio, únicamente porque ambos partidarios desean estar juntos. Uno debe buscar la mente de Dios en esos momentos, y deben tomar en cuenta la edad que tienen, si ya terminaron sus estudios escolares, si ya tienen su profesión o negocio y si ya tienen madurez espiritual. Ninguna persona debiera casarse sin el consejo extensivo de un cristiano maduro.  La relación de un matrimonio es tan íntima y duradera, que uno debe considerar mucho lo que está haciendo. Uno debe estar preparado para tomar ese paso tan importante. Uno no debe lanzarse al matrimonio así a la ligera. Así como hay una persona apropiada que Dios tiene preparada para ti, así también hay un tiempo apropiado; no te desesperes. Busque a Dios, y Él te indicara el momento apropiado. En tercer lugar, uno debe pedir a Dios, si Él desea que tú te cases o no. Hay ciertas personas que no deberían entrar al matrimonio. La razón podría ser física, emocional, mental o espiritual. No importa cuál de estas sea la razón, sí es cierto que hay personas que no deben entrar al matrimonio. Y mi consejo es este: si vas a casarte, primero asegúrate de que Dios aprueba cada paso que das. Esto puede ser doloroso al principio, pero al final te espera la felicidad y el gozo al saber que Dios está contigo en la decisión que has tomado, bajo la dirección de Él. Uno debe hacer que su matrimonio sea un testimonio de su fe, en Cristo Jesús. Esto también involucra tres cosas. En primer lugar, que tengas un noviazgo puro y honrado. El hacer las cosas a la carrera, es señal de una falta de madurez. Que tu noviazgo sea algo ejemplar. No abuses y no te tomes libertades que no te pertenecen. Que otros miren que ambos quieren agradar a Dios en su noviazgo. En segundo lugar, debes tener un casamiento cristiano. Que un ministerio cristiano lea los votos que van a tomar. Que un hombre de Dios pida al Padre Celestial que derrame sus bendiciones y protección sobre tu nuevo hogar. Que los cantos y la alegría sean asunto de dar testimonio a todos los que asisten, del deseo que ambos tienen de tener a Dios en todo lo que hacen. En tercer lugar, dediquen su matrimonio y hogar a Dios. Aún en la ceremonia nupcial, sería bueno que la pareja orara en público, entregando su matrimonio a Dios, enfrente de todos esos testigos. Si no has estado tomando en cuenta a Dios en todo esto, estás cometiendo un grave error. El Salmos 127:1, dice: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”. Vamos a orar. Padre, muchas veces no te tomamos en cuenta en nuestros asuntos. Perdónanos y ayúdanos a estar conscientes de que Tú debes y quieres estar involucrado en cada fase de nuestra vida. Padre, ayúdanos a tomas nuestras decisiones basadas sobre tu voluntad. Porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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