13 Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. 14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, 15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; 17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; 18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, 19 y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.

Podía sentir la vibración de mi teléfono mientras zumbaba a mi lado. Levanté el teléfono y miré la pantalla. Pude ver quién era, gracias al identificador de llamadas, pero ¿contestaría? Sabía que esta persona estaba llamando porque necesitaban ayuda con algo. Podría pensar en cien excusas de cosas que podría estar haciendo aparte de ayudarles. Estaba ocupado. Bueno, en realidad, en ese momento, no estaba ocupado. Estaba sentado en la silla. De hecho, realmente no había estado ocupado todo el día. Pero tenía cosas que necesitaba hacer. Si respondía y luego decidía actuar, sabía lo que pasaría después... Lo estaría haciendo cada vez más. ¿Estaba dispuesto a que esto recortara mi tiempo personal? ¿Realmente quería involucrarme? ¿Debería responder a la llamada?   Marcos 3:13-19 13 Después subió al monte,  y llamó a sí a los que él quiso;  y vinieron a él. 14 Y estableció a doce,  para que estuviesen con él,  y para enviarlos a predicar, 15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 16 a Simón,  a quien puso por sobrenombre Pedro; 17 a Jacobo hijo de Zebedeo,  y a Juan hermano de Jacobo,  a quienes apellidó Boanerges,  esto es,  Hijos del trueno; 18 a Andrés,  Felipe, Bartolomé,  Mateo, Tomás,  Jacobo hijo de Alfeo,  Tadeo, Simón el cananista, 19 y Judas Iscariote,  el que le entregó.  Y vinieron a casa. hombres. Comunes, ordinarios que no tenían cualidades especiales, premios, logros o posición política. Nada extraordinario destacaba en ninguno de estos hombres. Sin embargo, recibieron una llamada. A lo largo de los evangelios de Mateo, Lucas y Juan, otros relatos que eran similares a Marcos, vemos más acerca de la vida de estos hombres. Aprendemos sus profesiones, sus actitudes, sus dudas y temores, pero aquí vemos una cosa: todos fueron llamados. Tuvieron que elegir si responder o no. Jesús incluso les dijo lo importante que es contar el costo de seguirlo. Entonces, ¿a qué estarían renunciando? ¿En qué estarían caminando? ¿A qué estaban dedicando sus vidas? Algunos debatieron, algunos cuestionaron, otros simplemente dejaron todo y lo siguieron. Jesús no estaba buscando al hombre perfecto, estaba buscando el corazón dispuesto. ¿Está dispuesto tu corazón? Jesús podría estar llamando a tu corazón hoy para seguirlo en Salvación. ¿Vas a responder? Estás luchando con encontrar la paz y te estás dando cuenta de que tu pecado es mayor de lo que puedes trabajar, arreglar o deshacerte. Solo Jesús puede salvarte. ¿Pero vas a responder a esa llamada? O tal vez Él te está llamando a un paseo más profundo con él. Ya has entregado tu vida y le has pedido que te salve. Pero ahora, Él te está llamando a un trabajo o lugar específico. Tal vez sea discipulado, o servir en tu iglesia, o en una misión. ¿Vas a responder? Olvídate de las excusas. Recuerda, Él no está buscando a los más calificados. Él se hará cargo de eso. Está buscando un corazón dispuesto. ¿Estás dispuesto? Da el siguiente paso y responde al llamado de Jesucristo. ¡NUNCA te arrepentirás!