Y cuando entró en la casa, sus discípulos le preguntaron en privado: ¿Por qué no pudimos echarlo fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

"¡No, yo lo voy hacer!" No puedo decirte cuántas veces he escuchado a mi sobrino decir eso. Cuando Christopher era pequeño, estaba decidido a hacer las cosas por su cuenta. Observó, aprendió y creyó que podía hacerlo, pero no quería ayuda. Y en su propia fuerza, fracasó. Ya fuera sirviendo un vaso de jugo, abriendo una botella o arreglando un juguete, estaba decidido, pero siempre se quedaba corto. Se frustraba y enojaba por no poder hacerlo.   Muchas veces seguía golpeando el juguete porque eso ayudaría. O se daría por vencido y lloraría porque derramó algo. Y de vez en cuando, gritaba y decía "¡Cookie, ayuda!" Y yo estaba justo allí. Quería ayudar todo el tiempo. No podía hacer estas cosas por su cuenta. Me necesitaba, pero aún no lo sabía.   En el libro de Marcos capítulo 9, los discípulos están con una multitud de personas. En esta multitud hay escribas y un hombre con una gran necesidad. Su hijo ha estado poseído por un demonio durante muchos años y le dice a Jesús que les pidió sus discípulos que lo curaran, pero ellos no pudieron.   Jesús responde con una exclamación emocional: “¡Oh generación incrédula!” Luego le dice al padre, “si puedes creer, todo es posible para el que cree”. El padre grita y declara su creencia y le pide al Señor que lo ayude con su incredulidad y Jesús le ordena al espíritu maligno que salga del niño y todos piensan que el niño está muerto. Pero Él lo toma de la mano y lo levanta, y el niño se levanta. Este es un milagro increíble.   Marcos 9:28-29 dice: Y cuando entró en la casa, sus discípulos le preguntaron en privado: ¿Por qué no pudimos echarlo fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.   Los discípulos estaban confundidos. Jesús los había enviado antes en parejas y les había dado poder para sanar y expulsar demonios y tuvieron éxito. Entonces, ¿por qué no ahora? ¿Por qué no pudieron hacer esto? Estaban confiando en sí mismos y no en el poder de Dios.   No podemos hacer nada sin Dios. Eso es todo. Ese es el punto. Y Jesús les dice sin rodeos cómo se recibe ese poder: la oración y el ayuno. La oración es nuestra comunicación con Dios. En el momento en que inclinamos la cabeza con humildad y decimos esas palabras al Señor, estamos mostrando nuestra creencia.   Si no creíste, ¿por qué hablarías con alguien que no está allí? La oración también es un momento en el que escuchamos la guía del Espíritu Santo. Él nos dirige a un pasaje de las escrituras recordándolo o recordamos algo que se dijo en el Cuaderno Espiritual, recientemente y la escritura que lo acompañó.   Jesús les dijo que si querían tener éxito, solo podían hacerlo con su ayuda. Somos como un niño pequeño que trata de hacerlo todo solo, y nos frustramos cuando no sale como esperábamos. Y no importa cuánto lo intentemos o lo que hagamos al final fallamos.   Pero cuando clamamos al Padre a través de la oración y el ayuno, Él está allí para darnos poder. Por favor comprende que no puedes a solas. Sea lo que sea, no funcionará sin la ayuda del Padre Todopoderoso. Solo por el poder de nuestro Señor y Salvador Jesucristo podemos lograr cualquier cosa.