(Centro De Vida)
Escritura
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. 11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. 13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. Efesios 1:3-14
Efesios 1:3-14, es una doxología; es una declaración de alabanza a Dios, en agradecimiento por lo que Él ha hecho para la salvación del pecador. En el texto griego, esos versículos son una sola frase, compuesta por 202 palabras. El sujeto de la oración es: la redención; y es una alabanza extendida a las tres personas de la Santa Trinidad. Efesio 1:3-6, alaba a Dios Padre, por planear y establecer una forma por medio de la cual, el pecador pudiera ser salvo. Lo que el Padre hizo, se puede sumar con la palabra: elección. Efesios 1:7-12, alaba a Dios Hijo, por ejecutar el plan de salvación para el hombre pecador. Lo que Dios Hijo hizo, puede ser sumado en la palabra: redención. Dios Padre, elección; Dios Hijo, redención. Efesios 1:13-14, alaba a Dios Espíritu por aplicar la salvación al pecador arrepentido. Lo que Dios Espíritu hizo, puede ser sumado en la palabra: sellar. Así que: Dios Padre, elección; Dios Hijo, redención; y Dios Espíritu Santo, sellar. No sería malo que pensáramos en el trabajo que cada una de las personas de la Santa Trinidad han hecho. Esto hará que magnifiquemos a cada uno de ellos por la salvación que han traído a nosotros. De hecho, nuestra salvación será de más valor para nosotros, una vez que comprendamos más a fondo lo que se hizo para nosotros. La obra de Dios Padre en salvar al hombre pecador se declara con las siguientes palabras que encontramos en Efesios 1:4-6: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos, por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”. Ahora, nuestra mente finita, no puede llegar a una comprensión completa de esta gran doctrina. Pero podemos comprender lo suficiente para dar gracias a Dios, quien planeó y proveyó la salvación para nosotros, aun cuando estábamos en nuestros pecados. Él nos escogió, esta declaración pequeña introduce y suma a la doctrina de la elección divina. Elección es la forma en que Dios selecciona a las personas, para atraerlas al conocimiento de su divina voluntad, para llevar a efecto sus propósitos eternos. Podemos describir este acto desde tres diferentes puntos de vista. En primer lugar, la elección es un acto soberano de Dios, que no depende de otra cosa más que de su propia voluntad. Jesús dijo a sus discípulos en Juan 15:16 y 19, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, yo os elegí del mundo”. En esto vemos que Dios escoge y no nosotros. Él escoge correctamente. En segundo lugar, la elección de Dios va de acuerdo a su omnisciencia; Él todo lo sabe. 1 Pedro 1:2 nos dice que: “Somos elegidos según la presciencia de Dios Padre”. Él conoce por completo los eventos del humano, pasados, presentes y futuros. Él actúa de acuerdo a esa sabiduría, que Él tiene en cuanto a esos eventos. Su dirección será una dirección soberana. En tercer lugar, la elección se compone completamente de gracia. Efesios 1:4 dice que fuimos elegidos antes de la fundación del mundo. Por lo consiguiente, no creo que alguien pueda decir que Dios le escogió debido a sus buenas obras. No siquiera tenía obras cuando Dios le eligió. Él nos ha elegido porque escogió elegirnos. Hay tantas cosas referentes a esta doctrina de la elección, que no vamos a poder entender. Dios no nos lo ha explicado. Él no nos da el por qué; Él nos ha elegido. Él simplemente nos dice que nos ha elegido y que nosotros somos responsables de responder a su elección. No podemos ir más allá de esto. Lo único que podemos hacer es creer y comportarnos bien, y así el propósito de Dios se realizará en nosotros. El tiempo de este asunto es algo digno de ser mencionado. Nuestro texto nos dice que Él nos eligió desde antes de la fundación del mundo. El plan de Dios no se va cambiando de acuerdo a los cambios que nuestro mundo hace. Su plan es de eternidad hasta eternidad. Él supo desde el principio todo lo que Él haría hasta el final. Él lo ha sabido, lo ha predestinado, lo ha llamado, lo ha justificado y lo ha glorificado. De hecho, según Apocalipsis 17:8, Dios ha hecho todo, habiendo escrito nuestros nombres en el libro de la vida, desde la fundación del mundo. 1 Pedro 1:20 nos dice que la redención de Jesús había sido ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos. Así que nuestra salvación ya había sido hecha, en el propósito divino desde antes de que el mundo fuera creado. No importa que nosotros lo comprendamos o no, simplemente debemos aceptar esto como la verdad, y darle gracias a Dios de que nuestra relación salvadora con Cristo ya había sido planeada por Dios desde la eternidad. Según nuestro texto, nosotros deberíamos estar delante de Él, santos y sin mancha. Podemos ver que Dios tenía un propósito moral ya que quiere que estemos delante de Él, en santidad y sin mancha. También tiene un propósito espiritual, pues en el siguiente versículo, dice que somos sus hijos por su amor. Debemos reconocer que únicamente vamos a ser sus hijos, santos y sin mancha, cuando venimos a Él arrepentidos y habiendo puesto toda nuestra fe en Cristo Jesús. En esto vemos que el propósito de Dios ha sido nuestra salvación por medio de su hijo, Jesucristo. Dios nos ha predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Cristo Jesús. No debemos permitir que la palabra predestinación en este versículo nos moleste, simplemente indica que Dios está haciendo lo que había propuesto hacer, desde antes de la salvación del mundo. Él nos escogió en Cristo desde antes, y está llevando a efecto lo que escogió hacer por medio de adoptarnos como sus hijos. Lo que Dios ha planeado hacer, es lo que se hará; es tan seguro como si ya hubiera sucedido. Él nos ha recibido como sus hijos, porque eso es lo que pretendió hacer desde el principio. El hecho de que nos haya adoptado significa que Él nos recibió, cuando nosotros estábamos fuera de su familia. Nos ha hecho sus hijos, y eso me hace a mí decir: ¡Gloria a Dios! Lo que motivó a Dios a hacer esto, fue su propia voluntad. No hubo otra fuerza externa que conmovió a Dios a hacer lo que ha hecho. No debemos tener temor de su soberana voluntad. Acordémonos que Él nos ha escogido en amor; ese fue el motivo: su amor. Y si quieres saber cuál es el fin de todo esto, lo encontraremos en Efesios 2:7, dice: “Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Todo lo que Dios hace, trabaja para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el amado. La meta inmediata es que todos los santos de Dios seamos bendecidos, santos, aceptados y redimidos para la gloria de Dios. ¿Por qué íbamos a tener miedo de tal plan de Dios, trabajando en nuestra propia vida? El plan de Dios es para el máximo bienestar nuestro. He aquí el trabajo divino de Dios en salvar al hombre pecador. El Padre hizo un plan, en el cual Él nos escogió. El Hijo llevó a efecto el plan, por medio del cual nos redimió. El Espíritu Santo ha ejecutado el plan, por medio del cual nos ha sellado. Dios está a nuestro favor, nuestra salvación es segura y eso es motivo de regocijarnos. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por habernos escogidos desde antes de la fundación del mundo. Gracias por Cristo Jesús que nos ha redimido con su preciosa sangre. Gracias por tu Espíritu Santo quien nos dirige en nuestro diario caminar. Padre, te pedimos que nos ayudes a proclamar tu Evangelio, y que aquellos quienes escuchen sean atraídos a ti para tu honra y tu gloria. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
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