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La Mujer Que Place A Dios
Moldea Su Carácter Al Diseño De Dios
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 21, 2021
Dic 20, 2021
Duración:
00:14:33 Minutes
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9

Escritura

Tito 2:1; Tito 2:3-5

Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Tito 2:1 Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Tito 2:3-5

Los jóvenes les deben mucho a personas mayores. El apóstol Pablo, un misionero adulto con mucha experiencia aconsejó a un joven predicador llamado Tito diciendo: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina”, según Tito 2:1. Después de estas palabras nosotros pensaríamos que Pablo le va a dar consejos referentes a algunas doctrinas básicas de la Biblia, pero tal no es el caso, Pablo continúa diciendo: “Las ancianas, así mismo, sean reverentes en su porte. No calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. No debiera sorprendernos que enseñanzas tales como la conducta y el carácter de la mujer sean conocidas como doctrina sana en la Biblia. Tal enseñanza es saludable, completa y tan necesitada en cada generación de la historia. Tito 2:3-5 nos da un cuadro precioso de las cualidades necesitadas para ser una mujer que agrada a Dios. Vamos a repasar estas cualidades, acordándonos de que la mujer que va a agradar a Dios deberá formar su carácter de acuerdo al diseño de Dios. ¿Qué clase de mujer es la que agrada a Dios? En primer lugar, vamos a encontrar que ella es sensible. Las mujeres jóvenes deben aprender a ser prudentes. La mujer que agrada a Dios es una mujer seria, callada y contenta. Ella debe actuar con discreción, con orden y con inteligencia. La gracia de la prudencia es un requisito para toda la humanidad, pero es particularmente una necesidad en mujeres jóvenes debido a la tendencia de hablar y vestirse de una manera extravagante. Tal es el espíritu expresado en 1 Timoteo 2:9 y 10: “Las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. Esa mujer agresiva, vocifera y dominante puede impresionar al mundo; pero la mujer que agrada a Dios debe manifestar un espíritu de silencioso contentamiento. En pensamiento la mujer debe ser tierna y amorosa. Dios se complace cuando una mujer ama a su propio marido y a sus hijos. Pensemos en una mujer cuya ambición es más grande, y que ella desea ser una bendición al hombre con quien se ha casado, y quiere ser una influencia santa a los hijos a quienes dio a luz. Esa es la mujer que verdaderamente agrada a Dios. Proverbios 31:27 nos dice: “Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde”. Tal mujer nos manifiesta un espíritu de Marta, que encontramos en Juan 12:3 mientras que la encontramos cocinando, limpiando, tejiendo y trabajando con amor para conseguir la felicidad de su hogar. Tales mujeres como Dorcas serán recordadas por personas cuyas vidas sintieron el amor que ella les brindó, Proverbios 31:28 nos dice: “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba”. Pero aún más importante que todo esto, es que una mujer tierna y amante, agradará a Dios. La mujer debe ser disciplinada en sus acciones. La Biblia amonesta a la joven mujer de ser casta. La mujer debe actuar discretamente. Debe usar su sabiduría para vivir de una manera modesta. La mujer que agrada a Dios tendrá cuidado de lo que dice y de lo que hace. Tal mujer no exhibirá su cuerpo para excitar los deseos del hombre, ella no andará de esta manera. Como Rebeca, en tiempos atrás, ella sabrá cubrirse; como la reina Vasti, ella rehusará ser una exhibición para satisfacer los deseos de otros hombres con el fin de entretenerlos. Ella sabe que la belleza es más que joyas o vestidos costosos. Según 1 Pedro 3:4 ella manifestará, en palabra y en acción, ese “espíritu afable y apacible que es de una gran estima delante de Dios”. Una mujer discreta nunca tentaría a otros, así como Salomé o Jezabel. Ella tiene más dignidad que eso. La mujer que agrada a Dios es disciplinada en sus acciones. En cuanto a lo moral la mujer debe ser pura. Eso es decir que la mujer que agrada a Dios debe ser limpia mentalmente y recta en su forma de ser. Ser pura es estar libre de cualquier cosa que adultera o ensucia. En vista de que la impureza puede venir por medio de acciones, palabras o actitudes, la mujer pura será una de verdadero honor. Las Escrituras nos hablan de tal mujer en Proverbios 31:10-12 diciendo: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado. Le da ella bien y no mal todos los días de su Vida”. Tal mujer edificará con bien su hogar y su matrimonio perdurará para el gozo de toda la familia. La mujer que agrada a Dios será pura en cuanto a lo moral. En cuanto a naturaleza la mujer debe ser encantadora. La mujer que va a agradar a Dios debe ser buena, eso es decir que ella debe ser alguien quien ayuda. Que Dios tenga misericordia del hogar donde la mujer, como esposa y madre, ejerce una influencia depravada en vez de pura. La reina Jezabel, la esposa idólatra del rey Acab de Israel, no solo envenenó a su marido con el veneno del paganismo, sino que las Escrituras nos enseñan que su hijo Ocozías hizo lo malo ante los ojos de Jehová y anduvo en el camino de su madre, porque sirvió a Baal y lo adoró y provocó a ira a Jehová, Dios de Israel. Una madre y esposa tiene más influencia sobre su familia que lo que pudiera soñar. Ella debe tener cuidado de levantar y animar para ser una bendición, en vez de ser depravada maldiciendo a aquellos quienes comparten su vida. La mujer que agrada a Dios es buena y ayuda al hogar siendo una bendición. En cuanto a su vestir, se viste modestamente. El apóstol Pedro es quien habla más enfáticamente sobre esto, él dice la belleza de la mujer no debe ser por fuera sino por dentro, su belleza debe salir del corazón, y si todas las mujeres le hicieran caso a esto nuestro mundo sería mucho mejor. La mujer cristiana hoy debe acordarse que los que hacen los diseños de la moda no son cristianos. Sus ideas en cuanto a modestia es grandemente diferente, la mayoría de los vestidos hoy fueron hechos para magnificar lo físico y explotar el elemento sexual de la vida. Una mujer cristiana debe tener cuidado en no vestir minifaldas o ropa transparente, ella debe vestirse de una manera en que agrade a Dios, y la mujer que agrada a Dios no le hará caso a lo que está de moda, si es que va en contra de sus principios. La mujer en cuanto a la religión debe ser devota, sino fuera por la relación que uno tiene con Cristo, todo lo que hemos hablado sería una carga pesada de reglas sobre los hombros de la mujer. Pero no son una carga cuando la mujer, como María, se ha sentado a los pies de Jesucristo para oír sus Palabras. Una buena mujer tomará tiempo para orar, para estudiar su Biblia, para meditar y para servir. El pretender ser devota no es suficiente, Dios solo se complace con la devoción de corazón sincero. Ahora hagamos un repaso la mujer que agrada a Dios debe formar su carácter por medio del diseño de Dios; en cuanto a pensamientos ella debe ser sensible; en cuanto a espíritu ella debe ser amorosa; en cuanto a acción ella debe ser disciplinada; en cuanto a lo moral ella debe ser pura; en cuanto a la naturaleza ella debe ser animadora; en cuanto a vestir ella debe ser modesta; en cuanto a religión ella debe ser devota, solo así es que la mujer podrá agradar a Dios. Vamos a orar. Padre te pido que ayudes a toda mujer que está oyendo este programa. Ayúdalas a comprender que ellas deben formar su carácter de acuerdo a tus diseños, de otra manera sus vidas no tendrán significado. Ayúdales a comprender el papel importante que ellas juegan en cuanto al hogar. Ayúdales a comprender la influencia que ellas tienen en la vida de sus maridos e hijos. Ayúdales porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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