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Ayúdame a Crecer
El Niño Se Vuelve Hombre
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 25, 2021
Oct 23, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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9

Escritura

Efesios 4:14 y 15; Romanos 15:1

para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo. Efesios 4:14 y 15 Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Romanos 15:1

“Hace tiempo atrás me fijé en un botón que traía puesto un amigo mío en la camisa; tenía en el botón las letras TPCDNHTCT. Mi amigo vio la cara que hice al ver su botón y me dijo: “Estas letras significan: Tenga paciencia Conmigo, Dios No Ha Terminado Conmigo Todavía”. Después de pensar por unos minutos sobre el significado de esas palabras, me di cuenta de que en realidad todos nosotros debiéramos andar botoncitos con esas letras, debido a nuestras imperfecciones. Por otro lado, cada uno de nosotros debemos tener paciencia para con otros, pues debemos ayudarnos los unos a los otros en el asunto de crecer. El mensaje del botoncito también me recordó del hecho de que Dios está activo en las vidas nuestras, ayudándonos en llegar a la plena madurez espiritual en Cristo para la cual nos ha diseñado desde el principio. Según Efesios 4:14 y 15 su propósito expresado es que: “Ya no seamos niños fluctuantes, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es Cristo”. Con el mensaje de hoy vamos a comenzar una serie de estudios sobre el asunto del crecimiento del cristiano, a esta serie le vamos a poner el título de “Por favor ayúdame a crecer”. En estos estudios nuestra meta será la de reconocer la importancia de alcanzar la madurez espiritual en Cristo, y también nuestra responsabilidad como cristianos en ayudar a otros en el crecimiento espiritual de ellos. Una cita Bíblica, que podemos usar como texto clave a esta serie de estudios, sería la de Romanos 15:1 “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos”. Vamos a observar cómo hermanos débiles en la fe, fueron ayudados en llegar a tener más fuerza espiritual por medio de otros hermanos en Cristo. En estos mensajes yo le estoy pidiendo a Dios de que levante a buen número de cristianos, que devoten sus vidas a la paciencia, oración y a la educación de otros hermanitos, para que los débiles puedan llegar a tener fuerza. Hebreos 12:12 y 13 expresa lo que quiero decir, de la siguiente manera: “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado”. Hay dos principios grandes que sostienen lo que Dios está haciendo entre los creyentes hoy día, uno de estos principios expresa en el concepto de la Redención. Redimir es comprar un esclavo y ponerle en libertad, de tal manera que ya no puede volver a ser vendido como esclavo jamás. Eso es una buena descripción de lo que Dios hace cuando libra a un pecador del pecado. Cuando Dios hace esto un cambio drástico se ve en la persona, a personas quienes antes eran adúlteros, idólatras, codiciosos y extorsionadores, Él les dice en 1 Corintios 6:11: “Habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de Dios”. Hay nueva vida para la persona que confía en Jesús como único y suficiente Salvador; nace de nuevo, nace del espíritu, y según 2 Corintios 5:17 esta persona: “Es una nueva criatura, pues las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”; según Gálatas 2:20: el cristiano puede testificar diciendo: “En toda verdad, lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. El segundo principio del trabajo que Dios hace entre los creyentes es expresado en el término de la palabra “Crecimiento”. La redención hace que un crecimiento espiritual sea posible. En vista de que la vida de Cristo Jesús se vive en el creyente, el potencial para crecimiento no tiene límite, pues Jesús no tiene límite. Dios nunca desea que la vida cristiana sea aburrida, ni quiere que se estanque tampoco. Donde hay vida hay crecimiento, para la Biblia la conversión al cristianismo es un nacimiento. En una persona normal después de nacer, uno debe crecer. El propósito de Dios es que cada creyente después de nacer en Cristo crezca a la estatura de Cristo en todas las cosas, de manera que el cuerpo del creyente pueda ayudarse a sí mismo por medio de ayudarse los unos a los otros. Así como los miembros del cuerpo físico se ayudan, así también los miembros del cuerpo espiritual deben ayudarse para ser un cuerpo vibrante y potente. En Cristo los creyentes crecen en unión para ser un templo santo en el Señor. Por eso es que el crecimiento espiritual es esencial, no es un lujo. Para este crecimiento espiritual Dios ha dado auxiliares. En primer lugar, la Biblia nos ayuda a crecer, 1 Pedro 2:2 dice: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis”. En segundo lugar, el ánimo de otros cristianos, nos ayudan a crecer, por eso es que andamos exhortándonos los unos a los otros. En tercer lugar, el Espíritu Santo nos ayuda a crecer, Él toma las cosas de Cristo y nos las revela. Dios ha provisto todo lo que nosotros necesitamos para crecer a la madurez en Cristo. Moisés es un ejemplo clásico de la diferencia que hace la madurez. Dios le había puesto dentro de la nación de Israel en un tiempo de gran destreza, pues estaba en cautiverio, aunque Moisés haya crecido en el palacio del faraón de Egipto, su corazón le identificó con los esclavos abusados. Él sentía dolor al ver la opresión y las injusticias que sufría su pueblo; en el celo de su juventud y por falta de paciencia actuó sin madurez e hizo algo indebido pues mató a un egipcio. Un hombre de Dios debe tener la mente de Dios, si va a hacer el trabajo de Dios. Guiado por los celos de su juventud y a la inmadurez, Moisés tomó las cosas en sus propias manos y asesinó a un hombre, por este acto tuvo que huir de Egipto, como criminal común, por poco pierde el propósito de Dios para su vida por adelantarse indebidamente. Dios dirigió a Moisés al desierto de Sinaí, le entregó bajo la supervisión de un adorador de Jehová llamado Jetro. Por cuarenta años Dios trabajó en la vida de Moisés, llevándole a la madurez. Un día Moisés regresó a Egipto con el poder de Dios en su ser; y al salir otra vez de Egipto, salió al frente de tres millones de personas quienes buscaban su libertad de la esclavitud. La madurez hizo una gran diferencia. Menos mal que Dios no se haya dado por vencido cuando Moisés actuó indebidamente por falta de madurez. Gracias a Dios por no apartarse de nosotros por razones similares. Bajo el consejo de Jetro y la dirección de Dios, Moisés cambió de un joven inmaduro que tomaba las riendas de todo, a un hombre tan entregado a Dios que hoy le señalamos como ejemplo de la humildad. Me imagino que en algún tiempo de su vida Moisés llevaba ese botoncito que decía: “Tenga Paciencia Por Favor, Dios No Ha Terminado Conmigo Todavía”. Dios está haciendo hoy el trabajo de ayudar a creyentes a llegar a la madurez espiritual. Él ha establecido a su iglesia con ese fin. Él ha puesto dentro de su iglesia personas especiales que llevan los oficios de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros; con el fin de perfeccionar a los santos para el ministerio, para que puedan servir de manera que todo el cuerpo de Cristo sea edificado con fuerza. Nosotros somos como miembros de un cuerpo en donde cada uno de nosotros, en nuestra manera especial, debemos ayudar a los otros miembros del cuerpo, para que ese cuerpo sea sano y fuerte. Dios usa a un creyente para ayudar a otro creyente y como resultado, ambos crecen. Tal vez tengamos ganas, a veces, de decir como el profeta Jeremías “Ah, Señor, he aquí que no puedo hablar, pues aún soy niño”, pero Dios ha abierto la puerta para nosotros, y tenemos la oportunidad de crecer espiritualmente, para que ya no seamos como niños. Aunque seamos niños espirituales por el momento, creceremos y llegaremos a ser hombres y mujeres maduros. Yo deseo retarle a crecer por medio de ayudar a otros a crecer a la madurez en Cristo. Vamos a orar: Padre Gracias por proveer nuestras necesidades para crecimiento espiritual. Ayúdanos a comprender que nuestro crecimiento vendrá cuando nosotros ayudamos a otros en crecer. En la enseñanza de Jesús aprendemos que debemos servir y no buscar ser servidos. Te damos gracias por el crecimiento que podemos ver, día a día, mientras que nos entregamos por completo a tu trabajo. Ayúdanos en alcanzar la madurez espiritual, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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