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Por Que Voy A La Iglesia
Por El Compañerismo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Ago 05, 2021
Jul 30, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
62

Escritura

Salmos 27:4-14; Salmos 26:8; Salmos 84:10; Salmos 103:5; Salmos 107:9; Salmos 27:5; 2 Pedro 2:19; 1 Pedro 5:8 y 9; Salmos 27:6; Salmos 107:22; Salmos 27:14; Isaías 40:29-31

Jehová, la habitación de tu casa he amado, Y el lugar de la morada de tu gloria. Salmos 26:8 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad. Salmos 84:10 El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Salmos 103:5

El Salmos 27:4-14, nos dice: “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová. Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová. No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá. Enséñame, oh Jehová, tu camino, y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad. Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.   Acabamos de leer un Salmos de adoración. No menciona ir a la iglesia, pero sí menciona el deseo de querer encontrarse con Dios en su casa y corresponder a su presencia en el santuario con adoración. En este antiguo Salmos hay muchas lecciones que nos enseñarán a adorar a Dios dentro de la iglesia que Él ha puesto en nuestra comunidad. Observemos algunos detalles de este Salmos para aplicarlos a nuestra vida. Al encontrarnos con la gente de Dios en adoración pública, satisfará un deseo espiritual. El salmista habló de su deseo, un deseo tan fuerte que era lo único que buscaba, habitar en la casa de Dios. Éste debe ser el deseo de nuestro corazón. Aquéllos quienes buscan a Dios con gran deseo, ciertamente le encontrarán. Salmos 26:8 nos dice: “Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria”. Salmos 84:10 dice: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad”. Este mismo testimonio se repite vez tras vez en la vida de diferentes Santos de Dios.   Si no es nuestro testimonio, entonces necesitamos examinarnos. Podemos contestar las siguientes preguntas: ¿Estamos asistiendo a la iglesia correcta? ¿Debemos buscar una iglesia que cree, que enseña y que practica verdades bíblicas? Ahí encontraremos la presencia de Dios. Puede ser también que tenemos un problema con nuestra relación con Dios. Puede ser que algunos de nosotros no hemos nacido de nuevo, o puede ser que alguno se ha extraviado de la voluntad de Dios. Lo único que hay que hacer es arrepentirnos de todo corazón y entregarnos a Él de una manera entera. Encontraremos que Dios saciará de bien nuestra boca de modo que nos rejuvenezcamos como el águila, según el Salmos 103:5. El Salmos 107:9 nos dice: “Porque sacia el alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta”. Si nos presentamos con el pueblo de Dios en su casa, veremos que esos versículos llegarán a ser nuestro testimonio.   El encontrarnos con el pueblo de Dios en adoración pública extiende la protección de Él sobre nosotros. El Salmos 27:5 dice: “Porque Él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal”. Tenemos enemigos espirituales en nuestro derredor. El Diablo, a quien nosotros le llamamos Satanás, es cabeza de un ejército innumerable de espíritus diabólicos. Ellos son activos en el mundo, tentando a la gente para verlos caer en pecado, engañando a las personas y llevándolos al error, traicionándolas y esclavizándolas. 2 Pedro 2:19 dice: “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció”. La Biblia nos amonesta en 1 Pedro 5:8 y 9: “Sed sobrios, y velad; porque nuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe”.   ¿Estamos resistiendo al diablo? Podemos resistir y podemos vencerle con la espada del Espíritu Santo que es la Palabra de Dios. Jesús nos dio ejemplo para seguir, al resistir al diablo con sus tentaciones por medio de citarle las Escrituras. El ser parte de una iglesia que tiene una fuerte enseñanza bíblica y un ministerio de predicación nos dará fuerza en resistir la influencia del diablo en nuestras vidas. El encontrarnos con el pueblo de Dios en adoración pública es una excelente oportunidad para fortalecer nuestra vida de oración. El salmista habla en nuestro texto de su deseo de inquirir en el templo de Dios: “Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme”.   Claro que podemos orar en otro lugar además del templo. Podemos y debemos llenar cada día con oración. Debemos orar no importa donde estemos; pero hay un beneficio especial cuando oramos reunidos con el pueblo de Dios en su casa. Jesús dijo que la casa de su Padre sería llamada casa de oración. La oración en la casa de Dios es primordial; el orar con el pueblo de Dios dará eficacia a nuestras oraciones, animará a otros en orar y edificará nuestra vida espiritual. Sí, podemos orar en cualquier lugar; pero Jesús enseña que la casa de su Padre es un lugar donde debemos ofrecer nuestras oraciones. El encontrarnos con el pueblo de Dios en adoración pública también aumentará un gozo especial a nuestra vida espiritual. El salmista escribió en Salmos 27:6: “Yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová”. Nosotros adoramos a Dios cuando ofrecemos sacrificios de alabanza y publicamos sus obras con júbilo, según el Salmos 107:22. Bendita la persona que dice “Te ofreceré sacrificio de alabanza e invocaré el nombre de Jehová”.   Cuando vemos cómo Dios ha bendecido a otros, nuestra fe y gozo aumentarán. Cuando cantamos las alabanzas al Señor, nuestro ser se llenará de gozo. El reunirnos con el pueblo de Dios es sumamente necesario si es que vamos a ser bendecidos espiritualmente. Sólo con el asistir a la iglesia es que podemos crecer en el Señor. El encontrarnos con el pueblo de Dios en adoración pública nos fortalecerá espiritualmente. El Salmos 27:14 dice: “Aguarda a Jehová; esfuérzate y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”. Isaías 40:29-31 dice: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Debemos intentarlo; ya veremos que este testimonio es verídico.   Vamos a orar: Padre, gracias por el privilegio que nos das de podernos reunir con tu pueblo para alabarte y servirte. Ojalá todos tengamos un deseo ferviente de estar siempre en tu casa. Ojalá todos podamos sentirnos gozosos al entrar en un servicio y entristecernos al tener que salir del templo para ir a nuestras casas. Padre, enséñanos la importancia de esta verdad. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén.

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