(Centro De Vida)
Escritura
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8
Tengo buenas noticias para ti. Son noticias que debes escuchar. Inclusive, tengo una noticia que es la mejor que el hombre jamás ha escuchado. El mensaje de esta noticia se podría sumar en solo tres palabras: Dios te ama. El hecho de que Dios te ama está repetido vez tras vez en las Sagradas Escrituras. Está anunciado en el Antiguo Testamento, por la pluma del profeta Jeremías. Jeremías 31:3 nos dice: “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongue mi misericordia”. Está demostrado en el Nuevo Testamento, en Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. Está repetido en las palabras del gran apóstol Pablo: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”, en Romano 5:8. Está magnificado en las palabras del Apóstol Juan, en 1 Juan 3:1, “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados los hijos de Dios”. Es un hecho que nos asombra, pero es un hecho verdadero: “Dios te ama” La naturaleza del amor de Dios hacia ti es única y singular. Dios usa una palabra especial cuando habla del amor que te tiene. Esa palabra es: Ágape. Tienes que acordarte, que el Nuevo Testamento, fue escrito originalmente el idioma griego. Dios escogió ese idioma para revelar el Nuevo Testamento porque fue el idioma más universal en esa era. También lo escogió porque el griego es un idioma que expresa detalladamente las cosas. Existen tres palabras en el griego que significan, o que expresan la palabra amor. Mejor sería que le dijera que hay tres palabras básicas, porque sí hay otras. Estas tres palabras básicas son: Eros, Philia y Ágape. Dios escogió la palabra Ágape para expresar su amor hacia ti. El término Ágape, tiene un significado muy especial. Eros no habría expresado correctamente el amor que Dios te tiene pues, significa pasión sexual, deseo sensual o lascivia. Esa no es la actitud que Dios tiene para contigo. Philia no expresaría bien el asunto pues significa: deleitarse en uno o desear bien, o el bien de uno, etcétera. Lleva en sí el significado de calor, de afección, pero quiero decirte que tú eres precioso a Dios, y esos dos términos que acabo de darles no dan el significado de ese amor puro y verdadero que Dios tiene para contigo. Dios usó un término muy especial, Dios uso el término: Ágape, para expresar su amor hacia ti. Ágape, más que cualquier otro término, expresa el corazón de Dios. No es un impulso de sentimientos, ni sigue las inclinaciones de la naturaleza en corresponder hacia el amor, únicamente a los que dan amor. Ágape expresa el profundo interés de Dios en el hombre pecador, amándole con la intención de levantarle de donde está. Existen tres cualidades únicas en el amor Ágape: Se extiende a los que no son merecedores, por eso es que Dios puede amar al pecador. Es un amor que lleva en sí el propósito de levantar al objeto de afección, por eso es que el amor de Dios resulta en la salvación de pecadores. Es un amor que no puede morir, no depende de otra cosa fuera de sí mismo, es un amor que ama, aunque la persona a quien se da no responda de igual manera. No puede morir, y ese es el tipo de amor que Dios demuestra a ti. El amor de Dios es muy distinto al amor del hombre. En el amor del humano, casi siempre existe un elemento de egoísmo, que causa la muerte de ese amor, o que causa que el amado lance un ataque cuando ese amor no es correspondido. Pero no es así con el amor de Dios. Un predicador y un policía estaban parados junto a unos apartamentos, en una ciudad de buena población, disfrutando del compañerismo que estaban teniendo. De repente oyeron unos balazos, hubo un grito y ruidos de conmoción. El policía corrió hacia el ruido para investigar el asunto, y el predicador le siguió. Encontraron el apartamento de donde salía el ruido. Entrando, encontraron a un hombre tirado en el piso muerto. La sangre salía de la perforación donde la bala había entrado en su corazón. Parada sobre el cadáver estaba una mujer con la pistola en mano diciendo: “¡Oh, ¡cuánto lo amaba! ¡cuánto lo amaba!”. Después le contaron la historia al policía. Esto es lo que había sucedido: El hombre y la mujer se habían casado. Él le dijo a ella que ya no la amaba y que la iba a dejar. Ella respondió con un balazo. Ella dijo que le amaba, por eso le había matado. El amor de Dios no es así. El hombre le dio las espaldas a Dios, le aborreció y siguió sus propios caminos. Sin embargo, Dios le amó y espera que el hombre regrese a Él. Él amó al hombre con amor Ágape, Él amó al hombre aun cuando el hombre no merecía su amor. Él amó al hombre con el propósito de levantarle de donde está. Él amó al hombre con amor que nunca muere. Él amó al hombre y lo ha provisto con una salvación de pecados y de las consecuencias que trae. El amor de Dios hacia el hombre siempre es redentivo. Debes considerar la verdad de Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. ¿Puedes ver el elemento redentivo en el amor de Dios? En primer lugar, Él amó y dio a su unigénito Hijo. En segundo lugar, el dio a su Hijo para que los que confiaran en Él, tuvieran vida eterna. Y, en tercer lugar, el prometió vida eterna a todo el que corresponde con fe a su regalo de amor. He ahí la naturaleza redentiva del maravilloso amor de Dios. En su primera epístola, el apóstol Juan expresó esa misma verdad, las Escrituras en 1 Juan 4:9-10, nos dicen: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. Debes considerar lo que la palabra de Dios dice concerniente a su amor para ti. Tú debes poder ver lo mucho que él te ama cuando ves el acto de amor que te muestra por medio de enviar a su unigénito Hijo al mundo, para que pudieras vivir por medio de Él. Dios fue movido únicamente por su amor divino, pues el hombre no le amó a Él primero, ni siquiera corresponde bien al amor que Dios le ha demostrado. El amor divino de Dios no depende de cómo le correspondemos. Dios envió a su Hijo en propiciación de nuestros pecados. Eso significa que Jesús vino a morir como un sacrificio por nuestros pecados. De esta manera, fue que el apóstol Juan fue dirigido en mostrarte lo mucho que Dios te ama. Debes aplicar la verdad del amor que Dios te tiene a tu vida. Al decir que Dios amó al mundo, no significa que Él ama al hombre en general. Él ama al individuo específicamente, pero los ama individualmente y no en masa. Dios te ama a ti como individuo y personalmente. Jesús dice que Él es como un pastor que cuida de su rebaño. El pastor se preocupa por todo el rebaño. El los cuida como a un grupo, y provee por ellos. Sin embargo, Jesús dice que Él conoce a todas sus ovejas por nombre y los reconoce, y se da cuenta cuando una de ellas se aleja del rebaño. Así es el amor de Dios hacia ti. Él es el pastor divino que cuida de su rebaño de humanos. El Salmos 100:3 nos dice: “Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”. Jesús te conoce personalmente y está interesado en lo que te sucede, así mismo como el buen pastor que cuida de sus ovejas. Debes tomar el amor de Dios en tu corazón. Confía en el hecho de que Él te ama. Él desea que vengas a Él, en arrepentimiento de tus pecados y con fe en Cristo Jesús. Acepta a Jesús. Él te ama. Vamos a orar: Padre, gracias por el amor que has mostrado. No merecemos tu amor, no somos dignos de tu amor. Sólo tú podrías amarnos de la manera en que nos has amado. Te pedimos que, en esta ocasión, dejes que ese amor entre en el corazón de algún amigo que nos está escuchando en este momento. Te lo suplicamos, en el nombre de Jesús. Amén.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)