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La Caída Del Hombre
La Caída Del Hombre - Parte 2
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
Listens:
5
Aired on Ene 05, 2021

Escritura

Isaías 14:13 y 14; Ezequiel 28:6; 1 Juan 2:16; 1 Juan 3:4.

Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14: 13 y 14 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios, Ezequiel 28:6 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2:16

La Biblia nos reporta los eventos trágicos de la caída del hombre con estas palabras: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho, la cual dijo a la mujer, ‘con que Dios os ha dicho, no comáis de todo árbol del huerto’, y la mujer respondió a la serpiente, ‘del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios, no comeréis de él ni le tocaréis para que no muráis’. Entonces la serpiente dijo a la mujer, ‘no moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal’, y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, el cual comió, así como ella.” Ahora, esos fueron los eventos grabados y preservados bajo inspiración divina para el entendimiento de la humanidad, por los cuales la raza humana cayó de su inocencia y llegó a involucrarse con el pecado. El hombre cayó por la agencia de Satanás. Un tentador llegó al jardín disfrazado de serpiente; no se le identifica por nombre, la biblia sólo nos dice que la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho. Entendemos que la serpiente era más que la culebra que conocemos hoy día; era el maligno que conocemos como Satanás, quien había usado el disfraz de serpiente para acercarse a la mujer. ¿Por qué intentaría Satanás hacer que los humanos se rebelaran en contra de Dios? Satanás es rebelde, él mismo. Isaías 14:13 y 14 nos habla de su vana ambición: “Tú que decías en tu corazón, subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono y seré semejante al altísimo”. Ezequiel 28:6 nos dice que “puso su corazón como corazón de Dios”. Como resultado de esa arrogante rebelión en contra de Dios, Satanás, conocido como Lucifer antes de su caída, fue sacado de delante de Dios. Él se llevó consigo a muchos ángeles cuando salió del cielo y vino a la tierra para tentar al hombre en unirse con él en contra de Dios. En vista de que no podía reinar en el cielo, quiso reinar en la tierra. La tentación de los primeros seres humanos, tentándolos a rebelarse en contra de Dios, fue una continuación de la rebelión satánica originada en la eternidad con la vana ambición de aquél que conocemos como Lucifer. El hombre cayó a causa de la ocasión de ser tentado. El diablo es sutil; él vino a los primeros humanos con la nueva experiencia. No hay indicación de que los humanos se hayan encarado con la tentación anteriormente y era una nueva experiencia a la cual ellos no estaban acostumbrados. Él se acercó a ellos en una forma con la cual ellos estaban familiarizados y con la cual no sentían temor. Acuérdate que Adán y Eva reinaban sobre todos los animales de la tierra y no temían a la serpiente ya que ellos ejercitaban dominio sobre ella. Sin embargo, ellos aprendieron demasiado tarde que Satanás había usado a la serpiente para engañarles y para guiarles en una rebelión en contra de Dios. La tentación llegó en 3 etapas, las cuales nos son indicadas por la conversación que Eva tuvo con la serpiente. Número uno, Fue levantada una duda en cuanto a la palabra de Dios. “Con que Dios os ha dicho, no comáis de todo árbol del huerto; ¿dijo eso?, ¿estás segura, Eva, de que le entendiste bien?”. Pero Eva respondió con claridad, aún repitiendo las palabras exactas de Dios en cuanto a no comer del fruto del árbol que Dios había prohibido. En segundo lugar, Satanás negó que lo que Dios había dicho era cierto: “no moriréis”. Esto debe haber sorprendido a la mujer en vista de que ella nunca había visto que alguien negara la veracidad de lo que Dios había dicho. En tercer lugar, se levantó una duda en cuanto al propósito de Dios. “Sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos y seréis, como Dios, sabiendo el bien y el mal”. Satanás sugirió que el propósito de Dios en prohibirles comer del árbol era a causa de celo; Él no quería que la mujer y el hombre llegaran a ser dioses al igual que Él. Él no los estaba protegiendo a ellos sino a si mismo. La experiencia de la humanidad en el jardín del Edén nos enseña que cualquier persona que niega la veracidad de la palabra de Dios, está siendo usada por Satanás. La tentación también tenía 3 fases. En primer lugar, era codicioso a los apetitos carnales. El árbol era bueno para comer. En segundo lugar, era llamativo a la apreciación de la belleza; era agradable a los ojos. Y, en tercer lugar, apelaba al deseo de uno en tener importancia personal; era codiciable para alcanzar la sabiduría. Eso es el deseo de la carne, el deseo de los ojos y la vanagloria de la vida de que nos habla 1 Juan 2:16. Cada tentación nos ataca en una de esas tres áreas. El hombre cayó por medio de ejercer su privilegio de escoger libremente. Por un libre acto de la voluntad fue que Adán y Eva comieron la fruta prohibida. Ellos comieron en directa contradicción a la voluntad de Dios que les había expresado. No eran compelidos a un decreto de soberanía divina, no podían excusarse por medio de decir que habían sido obligados a cometer un acto por medio de una fuerza superior; ellos fueron personalmente responsables por lo que hicieron. Dios ya sabía lo que el hombre iba a hacer. El planeó la redención del hombre antes de que existiera necesidad de la redención. La caída del hombre no se debió a un acto de Dios sino a causa de la voluntad del hombre en unirse con Satanás en contra de Dios. El hombre cayó a causa de un acto de rebelión. Dios le había dicho a Adán que podía comer de todos los árboles menos uno. No hubo necesidad ni excusa para que el hombre, cuando tomó del árbol del prohibido, lo comiera. Adán y Eva sabían el mandato de Dios en cuanto no comer de la fruta. Dios le dijo a Adán de una forma en que no se olvidara, de tal manera que Eva pudo decir lo que Dios les había dicho, palabra por palabra. Ninguno pudo decir que eran ignorantes. ¿Por qué, entonces, habrán comido de la fruta prohibida? Ellos comieron porque en sus corazones había un espíritu de rebelión en contra de Dios; y eso es lo que es el pecado: rebelión, transgresión en contra de Dios. 1 Juan 3:4 dice: “todo aquél que comete pecado infringe también la ley, pues el pecado es infracción de la ley”. Si tú eres culpable de pecado, has rebelado en contra de Dios, al igual que Adán y Eva. No sólo eso, sino que estás bajo la misma sentencia de muerte que ellos. La buena nueva del evangelio es que Dios perdona el pecado de aquéllos que se rebelan en contra de Él. Jesucristo llevó en sí nuestros pecados cuando murió en la cruz y Él vive hoy para ser el salvador de todos los que desean creer en Él. Ése es el remedio para el hombre caído. Vamos a orar. Padre, gracias por amarnos sin tomar en cuenta nuestros pecados. Cómo nos alegramos de poder tener a Jesucristo como nuestro salvador. Dale seguridad a cada creyente hoy de que sus pecados se han ido para siempre y ayuda a otros, que ellos puedan venir en estos momentos, arrepintiéndose de sus pecados y confiando en Cristo de entrar en sus corazones. Porque en el nombre de Jesús es que te lo suplicamos. Amén.

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