Escritura
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Romanos 8:9 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14:25-26 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Juan 16:12-14 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. Juan 16:15
¿Sabías tú que desde el día que recibiste a Cristo como tu único y suficiente Salvador el Espíritu Santo ha estado viviendo en tu espíritu humano? Pues así es. Ser salvos significa tener al Espíritu de Dios viviendo en ti. Romanos 8:9 dice: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”. El Espíritu de Dios vive en la persona que ha confiado en Cristo con un propósito particular. Él hace su trabajo en la vida de esa persona para ayudarle en madurar espiritualmente, para que uno pueda llegar a ser un buen ciudadano del reino celestial; por este medio la persona atraerá a otros a los pies de Cristo. El Espíritu Santo trabaja constantemente en la vida del creyente para conformarle más y más a la semejanza del Señor Jesucristo. Para cumplir con esa tarea, Él te convence de lo malo, te interpreta la Biblia, te embiste de poder para el servicio de Dios, intercede en la oración, limpia la vida y siempre, siempre te está moldeando para que seas más como Jesús. En esta serie de estudios, estamos investigando algunos de los ministerios del Espíritu Santo en la vida de los creyentes, el presente estudio dará énfasis a esta verdad: tú has recibido al Espíritu Santo como tu Maestro Divino. Jesús prometió una y otra vez que el Espíritu Santo tendría un ministerio de enseñanza en el corazón de cada uno de los creyentes. Él dijo lo siguiente en Juan 14:25-26: “Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Jesús habló otra vez en Juan 16:12-14 para decirnos lo siguiente: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir; Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Esto sí es un privilegio, el ser alumno del Espíritu Santo de Dios. El Espíritu Santo enseña toda la verdad al Hijo de Dios, eso no significa que el Espíritu Santo hará que cada creyente sea experto en todos los campos de ciencia, sino que el Espíritu Santo guiará al creyente a la completa verdad de las cosas espirituales. Él enseñará al Hijo de Dios todas las verdades que necesitará para vivir santamente y para servir a Dios con éxito. Una parte del ministerio educativo del Espíritu, es de guiar a los creyentes por medio de recordarles las enseñanzas de Jesús. Jesús dijo en Juan 14:26: “Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Ese ministerio es experimentado hoy, mientras que el Espíritu trae a la mente aquellas verdades que aprendimos hace tiempo atrás, pero que son necesitadas hoy para interpretar y aplicar la palabra de Dios a situaciones corrientes. El Espíritu Santo usa la memoria que Dios nos ha dado para ayudarnos en aprender de las cosas de Dios. Una parte del ministerio del Espíritu para enseñarnos es revelarnos nuevas verdades. Jesús prometió lo siguiente en Juan 16:15: “Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”. Tengamos cuidado en comprender esta promesa. Jesús no dijo que la Biblia era incompleta y que sería necesario que el Espíritu Santo nos revelara verdades divinas que no pueden encontrarse en las Escrituras; de ninguna manera. La Biblia es la completa revelación de Dios, por esa razón es que hay un castigo fuerte al que le añade o le quita a la palabra de Dios según Apocalipsis 22:18-19. El Espíritu hace revelar nuevas verdades a los creyentes por medio de abrirles los ojos al entendimiento de cómo las verdades en las Sagradas Escrituras pueden aplicarse a las situaciones en las cuales están viviendo. La verdad cristiana nunca es aburrida; es viva y continuamente aplicable a las experiencias corrientes. El Espíritu de Dios está presente para asegurar que el creyente tiene dirección divina en la aplicación de la palabra de Dios a las experiencias del hombre. Jesucristo es el sujeto primordial en las enseñanzas del Espíritu. Jesús dijo que el Espíritu le glorificaría. La persona quién está siendo enseñados por el Espíritu Santo hará que Jesús sea el sujeto primario de su conversación. El Espíritu no está interesado de que tú te enamores de una experiencia por tan grande que sea, sino que tú seas involucrado en la amante devoción hacia la persona de Cristo Jesús. Cualquier cosa que el cristiano ha llegado a saber de Dios ha sido porque fue instruido por el Espíritu Santo. La naturaleza del hombre no entiende cosas espirituales. Su ojo no ha visto, su oído no ha comprendido, su corazón no ha imaginado las maravillas de Dios. 1 Corintios 2:9-13 nos dice: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos la reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”. Gracias a Dios por su Espíritu Santo quien nos enseña las cosas de Él. El ministerio educativo del Espíritu, ejercitado en la vida del creyente, está centralizado en la palabra de Dios, la Santa Biblia. Él es el mejor maestro de la Biblia porque Él la escribió por medio de agentes humanos. 2 Pedro 1:21 dice: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Hombres de Dios hablaron por inspiración del Espíritu Santo. Esa declaración es cierta, aunque estemos hablando del Antiguo o del Nuevo Testamento. 2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Si desea seguir la dirección del Espíritu Santo para saber las cosas que Dios te ha dado, mantente cerca de la Biblia. El Espíritu Santo no sólo enseña a los creyentes de las cosas de Dios, sino que también llama a algunos para ser maestros de la Biblia capacitándonos para enseñar las verdades de Dios. El Espíritu muchas veces enseña a los cristianos mientras que estudian en privado la Biblia, pero también les enseña por medio de maestros a quienes Él les ha dado el don de enseñanza, el maestro nos enseña todas las cosas, como Jesús prometió y en medio de la enseñanza el Espíritu trae a memoria cosas para que el maestro pueda compartir lo que ha aprendido de Dios. Esto es motivo de ánimo para aquellos a quienes el Espíritu ha llamado para enseñar. Ellos tienen la ayuda del Espíritu Santo para preparar la presentación del mensaje. Hermanos, apliquemos estas verdades. El Espíritu Santo está presente con nosotros con el propósito de enseñarnos las cosas que son de Dios y para guiarnos al conocimiento pleno de las verdades cristianas. Entreguémonos a Él; no resistamos, no le apaguemos, no le aflijamos. Permitámosle hacer su bendito trabajo en nosotros. Vamos a orar... Padre, gracias por tu Espíritu Santo quien vive en nosotros y nos enseña. Abrimos nuestras mentes y corazones para recibir lo que Él desea compartir con nosotros. Habla Señor, que tus siervos te escuchan, en el nombre de Jesús, amén.
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