Escritura
quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Tito 2:14 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Efesios 6:17 En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti. Salmos 119:11 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efesios 6:10-18
¿Tienes problemas con la tentación? ¿Te llama la atención el diablo para hacerte cometer cosas que tú mismo sabes que son malas? Si tu respuesta es sí, entonces sabes lo que significa la palabra: tentación. La Biblia nos enseña que la tentación es una experiencia universal. La basta apariencia de la tentación no la hace menos peligrosa, ni tampoco nos ayuda en tener más éxito en cuanto a vencer la tentación. No es pecado el ser tentado, pero sí es pecado entregarse a la tentación. Jesucristo vino para librarnos de iniquidad y purificarnos para ser una gente especial, según Tito 2:14. Es evidente, por lo consiguiente, que Dios no desea que sus hijos se entreguen a la tentación, para ser involucrados en el pecado. Dios se concierna tanto, en cuanto a la pureza espiritual de sus amados hijos, que nos ha dado un arma para usar en tiempo de prueba y tentación. Esa arma es la espada del espíritu, la palabra de Dios; Efesios 6:17, nos asegura ese hecho. La Biblia ayudará a una persona en ser fuerte y en permanecer puro durante tiempos de tentación; siempre ha sido así. El salmista escribió, unos tres milenios pasados: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti”. Él sabía que la palabra de Dios, guardada en su corazón, le mantendría alejado del pecado y cerca de Dios, su Padre. Esa es otra razón por lo cual es importante que tú aprendas de memoria porciones de las sagradas escrituras. Te fortalecerá en tiempo de tentación y te hará capaz de resistir. Esa verdad ha sido probada muchas veces en la Biblia. ¿Cómo es que la Biblia fortalece a uno en tiempo de tentación? En primer lugar, le demuestra el camino correcto. En segundo lugar, nos indica el error del camino que nos es enseñado por la tentación. En tercer lugar, nos da el ejemplo de otros como nosotros, quienes pudieron vencer tentaciones iguales a las que estamos pasando. En cuarto lugar, nos da la promesa de Dios en auxiliar al que invoca su nombre. En quinto lugar, nos habla de las recompensas que recibirá el que vence la tentación. En sexto lugar, nos demuestra una alternativa superior: la obediencia a Dios. En séptimo lugar, nos es una espada con la cual podemos atacar al diablo y hacerle retroceder, en tiempo de tentación. Por eso es que el salmista escribió en Salmos 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Efesios 6:10-18, es una descripción de la armadura del cristiano, es lo que debe ponerse cuando sale a la batalla espiritual. Nos habla del cinturón de la verdad, la coraza de justicia, los zapatos del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu Santo, el cual es la palabra de Dios. Notemos que todas las piezas de la armadura son para la defensa o protección del soldado cristiano: cinturón, coraza, zapatos, escudo, yelmo; todos, excepto el último: la espada del espíritu. La espada del espíritu es para atacar al enemigo espiritual, el diablo; es la clave para derrotarle. La armadura espiritual del soldado cristiano es incompleta, sin la palabra de Dios. Observemos un ejemplo apropiado de la Biblia en tiempos de tentación. Estudia Mateo 4:1-11 y Lucas 4:1-13. Jesús había ayunado por cuarenta días y cuarenta noches, delante del señor Dios, en el desierto de Judea. Él tenía mucha hambre y tenía que haber estado cansado. En ese momento fue que el diablo le atacó, en el tiempo en que estaba cansado y débil. Tres tentaciones fueron puestas delante de Jesús. En la primera, Satanás le dijo: “si eres el hijo de Dios, convierte estas piedras en pan”. Fue una tentación el hacer a un lado la confianza en Dios para preservarse uno mismo y tomar las cosas en sus propias manos. En la segunda tentación, Satanás demostró a Jesús los reinos del mundo y le dijo: “todo esto te daré, si postrado me adorares”. En la tercera tentación, Satanás puso a Jesús en el pináculo del templo y le dijo: “si eres el hijo de Dios, échate de aquí abajo, porque escrito está, a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden y en las manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra”. Las tres tentaciones fueron centralizadas en los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, las cuales nos son mencionadas en 1 Juan 2:15-17. Jesús respondió a cada una de las tentaciones. A la primera tentación Él respondió: “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”. A la segunda tentación respondió: “vete de mí, Satanás, porque escrito está, al señor tu Dios adorarás y a él sólo servirás”. A la tercera tentación contestó: “dicho está, no tentarás al señor tu Dios”. Notemos las palabras: dicho está, escrito está. Eso nos indica que Jesús estaba declamando algo que había sido escrito. ¿Qué era lo que estaba declamando? Él estaba declamando la Biblia. Las primeras palabras que dijo fueron escritas en Deuteronomio 8:3; las segundas en Deuteronomio 6:13, y las últimas Deuteronomio 6:16. El uso de las frases “está escrito”, nos indica que Jesús se encontró con las tentaciones del diablo, por medio de declamarle versículos que Él había memorizado. No se puede mejorar ese procedimiento. La palabra de Dios es la espada del Espíritu Santo, y con esa espada, él puede atacar al Diablo y hacerle correr. No existe otro medio mejor que ese: el uso de la palabra de Dios. Esta es la forma de usar la Biblia para ayudarte en momentos de tentación. En primer lugar, mayormente serás tentado en el área de tu vida en donde tienes flaquezas y eres débil; por lo consiguiente, debes buscar un versículo que habla directamente de tu debilidad. Si no puedes encontrar un versículo, pídele a tu Pastor o a un cristiano maduro, que te ayude en conseguir uno. En segundo lugar, memoriza ese versículo o versículos, para que puedas decirlas con facilidad cuando te viene una tentación. En tercer lugar, cuando sientas que te viene una tentación, acuérdate del versículo de memoria, y repítelo cuantas veces sea necesario. En cuarto lugar, cuando la tentación haya pasado, dale gracias a Dios por la victoria que tienes por medio de usar la palabra de Él. En quinto lugar, mantenga ese versículo en tu mente y téngalo listo para poder usarlo cuando viene la siguiente tentación. Yo oí de un hermano, como Gálatas 5:16, le había ayudado a él. El versículo dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. Él testificó lo siguiente: como Dios es mi testigo, atribuyo al poder y la influencia de ese versículo, el hecho de que yo haya pasado por la universidad, manteniéndome moralmente limpio. Hay muchas porciones de la escritura que Dios te dará para ayudarte a tener la victoria sobre Satanás y la tentación. Lee la Biblia y pídele a Dios de entregarte los versículos que tú necesitas. Cuando él te los revela, memorízalos. Cuando la tentación te viene, úsalos. Tú puedes entonces, testificar como el salmista y decir: en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti. Efesios 6:12-13 nos dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”. Vamos a orar. Padre, gracias por proveernos con la Biblia, para poder defendernos y atacar al diablo con sus tentaciones. Pon en nuestros corazones el deseo de estudiar tu palabra, memorizándola y usándola cuando somos tentados. Sabemos que, de esa manera, podemos vivir victoriosos en este mundo. En el nombre de Jesús, oramos, Amén.
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