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La Oración Modelo
La Oración Modelo - Parte 8
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:31 Minutes
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Aired on Ago 12, 2020

Escritura

Santiago 1:13; Génesis 22:1; Marcos 14:38; 1 Corintios 10:13; Proverbios 6:28; 2 Crónicas 20:12; Hebreos 4:15 y 16; 2 Pedro 2:9; Santiago 4:7; 1 Juan 1:9; 1 Juan 3:20.

Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; Santiago 1:13 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Génesis 22:1 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Marcos 14:38 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 1 Corintios 10:13

Existen siete peticiones distintas en la oración modelo que nos dio el Señor Jesús. En las primeras tres, se nos enseña a orar de acuerdo a la santidad de Dios, el reino de Dios y la voluntad de Dios. En las últimas cuatro, se nos enseña a orar concerniente a las necesidades del hombre. Los pecados del hombre, las tentaciones del hombre y el peligro en que puede caer el hombre. De las cuatro peticiones, una se trata de necesidades físicas, y las otras tres de necesidades espirituales. Jesús nos enseñó a orar por el perdón de cosas que hicimos en el pasado, por la provisión de cosas en el tiempo presente y por fuerza para las cosas del futuro. A cada momento deberíamos orar: ¨Y no nos metas en tentación¨.   El término tentar, tiene dos significados distintos. En primer lugar, significa una invitación a hacer lo malo o seducción, según Santiago 1:13. En segundo lugar, significa poner a prueba, como en el caso de Génesis 22:1. El primer significado tiene un motivo maligno, el segundo significado tiene un motivo bueno. Satanás nos tienta, Dios nos prueba. En la petición: ¨Y no nos metas en tentación¨, es una petición que hacemos pidiéndole a Dios que no nos ponga en una circunstancia en la cual nosotros podríamos apartarnos del bien para hacer el mal.   Nosotros determinamos el hecho de si la tentación termina en pecado o no. Si resistimos, la virtud y la victoria son el resultado; si nos entregamos, el pecado es vencedor. Dios deja que seamos puestos a prueba porque Él puede sacarnos en victoria. Pero las pruebas son peligrosas; por eso es que Jesús dijo: ¨Velad y orad para que no entréis en tentación¨. El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil, Marcos 14:38. Dios permite que se nos vengan pruebas, porque es de esa manera en que llegamos a crecer espiritualmente; es por la misma razón por la que enviamos a nuestros niños a la escuela para ser puestos bajo la disciplina de estudios y pruebas para que puedan aprender y crecer. Son las fuerzas malignas, las que meten elementos de maldad en las pruebas. Nosotros nunca estaremos libres de enemigos, el Diablo, el mundo y la carne, nos pondrán a prueba cada vez que se les da la oportunidad. Satanás desea que caigamos. A él no le importa la forma en que caemos, por ese motivo es que debemos orar: ¨Y no nos metas en tentación¨.   La seducción para hacer lo malo, vendrá de diferentes formas, pero siempre vendrá. A veces vendrá con lentitud. Vendrá con una fascinación depravada que comienza con un simple pensamiento, y luego se convierte en un plan y después se expresa con una acción. Por otro lado, la tentación puede venir en forma de un asalto furioso; puede lanzarse sobre ti de la misma manera en que una pantera se lanza sobre su víctima.  El cristiano debe estar siempre preparado para defenderse espiritualmente, por medio de estudiar la Biblia, orar y resolverse a la pureza. No debemos desesperarnos cuando nos viene una tentación; no es una cosa extraña lo que está aconteciendo, ni tampoco es una indicación de que tú eres inferior espiritualmente.   La Biblia dice en 1 Corintios 10:13: ¨No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana. Pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir. Si no que dará también, juntamente con la tentación la salida para que podáis soportar¨. Dios siempre nos ayuda, por eso es por lo que nos enseñó a orar diciendo: ¨Y no nos metas en tentación¨. Dios no promete librar al que no se cuida, al que no ora, ni al que se cree autosuficiente. Al contrario, él nos avisa de no jugar con el pecado. Algunos hombres entran a la tentación para demostrar sus poderes. Otros entran a la tentación con curiosidad para saborear su magnetismo, otros entran sin precaución, sin importarles el peligro, aún otros entran a la tentación imitando el ejemplo de otros; otros entran con la actitud de los fariseos, pretendiendo demostrar la gracia de Dios. Pero el que juega con el pecado, se meterá en un lío y tendrá problemas. Si tú le reclamas a Dios diciendo: ¨Dios, ¿por qué me hiciste tan débil?¨, Él te contestará: ¨Te hice incapaz de salir del problema con tus propias fuerzas, porque ya yo te había dado la fuerza para no caer en primer lugar¨. No hay escape de la tentación para aquel que lo vive cultivando.   Tú deberías hacer a un lado cada ocasión, seducción o imaginación que podría llevarte hacia el caer bajo la tentación. La Biblia nos pregunta en Proverbios 6:28:¨ ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?¨, entonces tampoco podrá vivir con mala compañía, leer literatura sucia y cultivar pensamientos depravados sin someterse a la maldad.  Bajo tales circunstancias, uno se convierte en un diablo así mismo. El escapar de la tentación, solo es posible para aquel que reconoce el peligro que hay en jugar con el pecado. Deberíamos aprender a gritar como aquel que suplicó en 2 Crónicas 20:12: ¨¡Oh, Dios nuestro! En nosotros no hay fuerza, no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos¨. Debemos orar cuando nos encontramos en medio de una tentación, debemos pedirle a Dios que nos ayude. Él siempre nos dará, juntamente con la tentación, la salida. Dios nos ha dicho que en vista de que Jesús sufrió la tentación, Él está listo al pronto auxilio de aquel quien está siendo tentado. Hebreos 4:15 y 16, dice: ¨Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo, según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos pues confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro¨.   2 Pedro 2:9 dice: ¨Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos¨. Por esa razón es que debemos orar ¨Y no nos metas en tentación¨. Aquí hay cuatro sugerencias para ayudarte en tiempo de tentación:   Resuelve. Hay que resolver en nuestras mentes, que siendo nosotros de Jesús, permaneceremos fieles a Dios.   Resiste. Nunca hay que permitir que el pecado nos agarre. Debemos resistir al primer impulso, antes de que ese impulso nos lleve al hecho. Santiago 4:7, nos puede dar un poco de consuelo en cuanto a eso, dice: ¨Someteos pues a Dios, resistid al Diablo y huirá de vosotros¨.   Ser dependientes. Reconozcamos el hecho, de que, si luchamos con nuestras fuerzas, caeremos. Debemos ser dependientes del Señor Jesús y de esa manera, seremos victoriosos.   Huye. Muchas veces la tentación está relacionada con ciertas personas o ciertos lugares. Cuando viene una tentación, huye de esas cosas. Muchas veces requiere más valor el huir.   Tal vez alguien está pensando: ¨Todo eso está bien, pero ya es demasiado tarde para mí. Yo ya fui tentado y ya caí en pecado, ¿qué debo hacer?¨. Dios te da la respuesta, yo trataré de expresártelo en cuatro declaraciones simples, toma nota y cumple con ellas: En primer lugar, no disminuyas tus pecados. Encárate honestamente al hecho de que has fallado, no hay necesidad de tratar de justificar tus acciones o excusar tus fracasos, admite que has pecado. En segundo lugar, pídele a Dios que te perdone. 1 Juan 1:9, dice: ¨ Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad¨.   En tercer lugar, cuando Dios te perdona, perdónate a ti mismo. No cargues contigo una culpa que Dios ya te perdonó. Lo que Dios ha limpiado no lo llames ¨Inmundo¨. 1 Juan 3:20, dice: ¨Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios y él sabe todas las cosas¨.   Y en último lugar, comienza de nuevo. El ser justificado significa que es como si uno nunca hubiera pecado. Tu fracaso no debe mantenerte de servir a Dios por el resto de tu vida. ¿Te acuerdas de Pedro? ¡Negó a Jesús tres veces! Y después se levantó para ser uno de los cristianos más fuertes que ha existido. Tú también puedes ser usado por Dios otra vez. Comienza de nuevo. Habiendo caído una vez, vive el resto de tu vida con esta petición, humilde y sinceramente grabada en tu corazón: ¨Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal¨.   Padre, reconocemos que sin ti no seríamos nada. Ayúdanos a reconocer el peligro que existe cuando jugamos con el pecado; no nos dejes caer cuando somos tentados, y ayúdanos a ver la salida, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.

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