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La Oración Modelo
La Oración Modelo - Parte 3
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:31 Minutes
Listens:
4
Aired on Ago 05, 2020

Escritura

1 Juan 5:14; Juan 12:28; 1 Reyes 8:27; 2 Crónicas 20:6; Salmo 115:3; Isaías 57:15; Salmo 89:7.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 1 Juan 5:14 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. Juan 12:28 Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? 1 Reyes 8:27 Y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿no está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? 2 Crónicas 20:6 Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho. Salmo 115:3 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Isaías 57:15 Dios temible en la gran congregación de los santos, Y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él. Salmo 89:7

Si tu corazón te pide una vida de oración efectiva, ven a sentarte a los pies de Jesús, Él nos ha dado un ejemplo para seguir. Nosotros que no sabemos orar como es debido, podemos aprender del maestro de la oración. Tal privilegio no debe ser rehusado.   Entre más estudiamos la oración modelo, más nos maravillamos de la sabiduría y del amor de su autor. Se nos enseña la manera y método de orar, al igual que se nos enseña por las cosas por las que debemos orar. Cada aspecto de la oración está incluido en estas setenta y una palabras.   Deberíamos estudiar esta oración sabiendo, que “si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad Él nos oye”, según 1 Juan 5:14, y cuando oramos de acuerdo a la oración que Jesús nos dejó de ejemplo, seguramente estaremos orando conforme a su voluntad.   La oración comienza con una relación: ¨Padre nuestro que estás en los cielos¨, esta expresión habla de su amor como Padre y de su poder, porque tiene su residencia en los cielos. La oración continúa con peticiones, la primera petición de la oración declara: ¨Santificado sea tu nombre¨. Unamos nuestras mentes y nuestros corazones en el estudio de la primera petición de esta oración, ¿qué significa el nombre de Dios? En nuestra cultura, el nombre de una persona es un reconocimiento, una conveniencia del cartero, pero no era así en los días de la Biblia.   Un nombre tenía gran significado porque describía a la persona a quien lo llevaba. Cuando oramos: ¨Santificado sea tu nombre¨, hablamos de la naturaleza esencial de Dios. Al decir: ¨tu nombre¨, queremos decir ¨a Dios mismo¨, o más específicamente, ¨a Dios, como nosotros le conocemos¨. El nombre, se refiere a la naturaleza de Dios, su divinidad, su poder, su sabiduría, su justicia y misericordia.   El señor Johnson dijo. ¨El nombre de Dios es la cualidad del Espíritu eterno¨. Para el cristiano, el nombre de Dios es el alma de Cristo, por lo consiguiente, la oración significa: ¨Padre nuestro, causa que tu naturaleza eterna revelada en Cristo sea santificada por nosotros y por todos los hombres¨. Po lo tanto, el nombre de Dios no es un título como Jehová, Señor ni Jesús, no es igual como cuando le preguntamos a un hombre ¿cuál es tu nombre? Y recibir la respuesta de Juan, Guillermo o Tomás.   El nombre de Dios es su propia naturaleza., no un título por el cual le llamamos. Su nombre es santificado mientras que las personas quedan asombradas de su persona. El término ¨Santificado¨ está basado sobre una palabra que significa: ¨Separado de la tierra¨, significa estar puesto a parte de cualquier uso terrenal, común o profano. En orar que el nombre de Dios sea santificado, le pedimos de actuar de tal forma que toda su creación sea conmovida a adorarle de la forma en que Él se lo merece.   Es apropiado que nuestras oraciones comiencen con esa petición. Habla de la gloria que Dios merece por redimirnos en Cristo. Sherman Edd, Johnson dijo: ¨Esta es la petición apropiada y debería tener primer lugar¨, lo pronunciamos antes de pedir que venga su reino, en vista de que esa venida es para la honra de la naturaleza de Dios; debe ser antes de pedir nuestro pan diario, porque nuestro diario pan es mal usado si Dios no es glorificado; y antes de que pidamos perdón, porque el ¨perdón¨ se entiende que es un regalo de Santo amor. Oramos esta petición antes de cualquiera porque Dios debe ser primero si es que deseamos vivir.   El orar ¨Santificado sea tu nombre¨, es orar de la misma manera que Jesús oró. En Juan 12:28, Jesús dijo: ¨Padre, glorifica tu nombre¨. La santificación del nombre de Dios era un concepto familiar al pensamiento judío, Jesús no estaba introduciendo nada nuevo a sus discípulos. Dios santifica su nombre cuando Él se opone al pecado y cuando apremia la justicia. El hombre puede santificar el nombre de Dios por guardar sus mandamientos, y hacer las cosas que le agradan. Sí, esta es una petición que debemos hacer diariamente. El nombre de Dios debe ser santificado por el hecho de quien Él es.   En primer lugar, consideremos su omnipresencia. 1 Reyes 8:27 dice: ¨He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener¨. En segundo lugar, observemos su majestad y su dominio, 2 Crónicas 20:6, dice: ¨¿No eres tú Dios en los cielos y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones?¨.   En tercer lugar, observemos su fuerza y poder, 2 Crónicas, 20:6, dice: ¨ ¿No está en tu mano tal fuerza y poder que no hay quien te resista?¨. Salmo 115:3. Dice: ¨Nuestro Dios está en los cielos. Todo lo que quiso, ha hecho¨.   En cuarto lugar, he aquí su pureza infinita y su santidad. Isaías 57:15, dice: ¨Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo¨. Tal Dios es digno de ser santificado, el salmista escribió sabiamente en Salmo 89:7: ¨Dios temible en la gran congregación de los Santos y formidable sobre todos cuanto están alrededor de Él. Sí Padre, santificado sea tu nombre¨. ¿Cómo podemos santificar su nombre hoy día?, en primer lugar, el nombre de Dios puede ser santificado en nuestros pensamientos, mientras hacemos a un lado cada pensamiento de pecado que pudiera surgir en nuestras mentes, dejándonos ser regulados por su gracia y por su espíritu, ¿en qué forma piensas de Dios? Él es santificado cuando pensamos en Él como nuestro padre que está en los cielos.   En segundo lugar, el nombre de Dios puede ser santificado en nuestras vidas cuando comenzamos, continuamos y concluimos, las obras de su gloria. El trabajo, como también el jugar debe llevarse a cabo con el pensamiento de la majestuosidad de nuestro Dios y con la debida reverencia que le pertenece. No debemos hacer nada para difamarlo y así nuestra conducta buena santificará su nombre.   En tercer lugar, el nombre de Dios puede ser santificado por nuestras palabras, hagamos que nuestro vocabulario sea limpio. Hablemos cosas que ministren a nuestros oyentes. Los judíos antiguos, temían pronunciar el nombre de Dios, hoy los hombres lo usan libremente para maldecir. Nuestra forma de hablar puede traer tristeza o gloria a Dios, asegurémonos de santificarle por medio de nuestras palabras.   En cuarto lugar, él nombre de Dios puede ser santificado en tu vida familiar. Debemos instruir a nuestros hijos en la disciplina y amonestaciones del Señor. Como Él es Dios, nosotros podemos honrarle por medio de enseñarles a nuestros hijos en obedecerle y de vivir en reverencia a su nombre. De esta forma indicamos que él es digno de reverencia.   En quinto lugar, el nombre de Dios puede ser santificado en nuestros trabajos. Cuando un hombre es honesto en su trabajo, porque es cristiano, él santifica el nombre de Dios. Cuando él hace a un lado la falsedad, la decepción y la mentira comprando y vendiendo bajo la supervisión y vigilancia de Dios, él santifica el nombre de su Padre celestial.   En sexto lugar, el nombre de Dios puede ser santificado en nuestro servicio de adoración. El adorarle es reconocer que él es digno de adoración. La adoración cristiana nunca debe hacerse con el propósito de demostrar mis talentos humanos, ejercicio de voluntad propia, ni tampoco para entretenimiento del auditorio. Reverencia, piedad y santidad, deben caracterizar la hora de adoración en donde el nombre de Dios será santificado.   Santificado sea tu nombre, qué fácil es para nosotros pronunciar estas palabras, sin tomar en cuenta la importancia de su significado. Nos costará algo si es que deseamos orar esta oración desde lo profundo de nuestros corazones. Significará que nuestro deseo sincero, es que su nombre sea santificado en nuestras vidas. Será un lloro, implorando el ser revestidos del poder del Espíritu Santo para poder glorificar a Dios en todo. Significa que no rehusaremos a hacer nada que pueda traer gloria y honra a su nombre. Sí, nos costará orar esta petición con sinceridad de corazón, pero el premio vale mucho más de lo que nos costará ¿qué más podría desear en esta vida el cristiano que el ver que el nombre de Dios está siendo glorificado a través de su vida. Esto es el deseo supremo de cada cristiano. Así que unamos nuestras voces y corazones y digamos en vos alta bajo la dirección de Jesús.   ¨Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre¨. Padre, tú eres digno de todas nuestras alabanzas ayúdanos a vivir vidas que glorifican tu santo nombre, lo deseamos en el nombre de nuestro bendito Señor, Amén.

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