“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”

Me he dado cuenta de que usted cuando enseña sobre el pecado, nunca habla en primera persona, ¿usted no peca? Jajajajaja, Gracias por esa pregunta. No, que va a ser, claro que sí, la Biblia nos dice que “Todos somos pecadores y no hay uno que sea justo” y personalmente yo siempre creo que peco más que todos, porque, como escribió Pablo, “…soy vendido al pecado…”  pero, no crea que porque no hablo en primera persona cuando predico es por ocultar mi condición de pecador, habría que ser iluso para eso y creo que no lo soy. Nadie que haya sido redimido por la sangre de Cristo puede pensar que ya no comete pecado o que alguien le va a creer que no lo comete, el pecado está en uno mientras estemos en el cuerpo, y aunque queramos combatirlo, hay muchas batallas que no ganaremos, como decía el apóstol Pablo: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. ¿Se da cuenta lo miserable que soy? ¿Sabe porque a usted le parece que yo quiero ocultar que cometo pecado? (¡Aunque no es así!)  Porque cuando enseño trato de que la persona que está escuchando, se sienta identificada con su propia condición, no con la mía, porque si no le quiere creer a las escrituras que lo llama pecador, así le diga lo que yo le diga, tampoco creerá.  la Biblia lo explica en pocas palabras diciendo así: “…Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán”. El que no le cree a la palabra de Dios, que en si misma tiene el poder de penetrar hasta las coyunturas y los tuétanos, que le importara saber si soy o no soy pecador. Por otra parte, recuerde que el micro programa UN MINUTO DE VIDA no es para inconversos, sino, para cristianos, este ministerio apunta a hacer entender al creyente, repito, al cristiano creyente, primero: Que hay otros cristianos que también pasan por los mismos problemas que están pasando ellos, que muchas veces son económicos, de salud física o psicológica, de relaciones incomprendidas, de fracasos, de desamor, sexuales, etc. Y segundo: Que siempre hay una solución para esos problemas si es que usamos las herramientas correctas, la cual, primeramente, es la palabra de Dios, porque así lo dice nuestro Dios: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” y luego, todas las demás herramientas que la vida les puede dar. Uno de los grandes problemas en las iglesias es: La falta de una correcta consejería bíblica, muchos cristianos vienen con sus problemas de la vida cotidiana y se comete el error de espiritualizarlos, los consejeros ven en todo problema a Satanás, y con ello, añadimos más problemas al problema, Cristo dijo: “Dad al Cesar lo que del Cesar y a Dios lo que es de Dios…” Hay que tratar los problemas de los hermanos con seriedad, son problemas de la vida cotidiana que se dan en todos los hogares, en el cristiano tiene otro contexto, pero, no todo problema es espiritual, tratemos cada problema en su debido contexto por favor, el apóstol Pablo cuando veía un problema de flojera decía: “El que no trabaje, que no coma”, luego cuando Timoteo le pidió consejo porque estaba enfermo simplemente le dijo “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades”. “No veamos fantasmas donde no los hay”. La verdad, es que el problema no pasa porque yo reconozca si soy o no soy pecador, sino, si el micro programa edifica o no. ¡¡QUE DIOS ME LOS BENDIGA!!