“Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.”

El pueblo de Israel, ante la amenaza y ataques de sus enemigos, los crueles y despiadados asirios, tuvo que buscar y clamar a Dios por salvación.   Todos buscamos ayuda, cuando enfrentamos situaciones de peligro. En esos momentos, buscar y clamar a Dios, puede ser la mejor decisión que tomemos.   Y aunque Israel no merecía la ayuda de Dios –pues lo habían olvidado y se habían apartado de su camino-, Mas, sin embargo, ellos apelaban al amor, misericordia y bondad de Dios.   Ellos sabían que Dios era más fuerte que sus enemigos, y que Su brazo es mucho más poderoso y extenso, capaz de rescatarlos de toda tribulación, angustia u opresión.   Estimado oyente, los brazos del Señor aún hoy pueden extenderse para salvar, sanar, liberar, y renovar a todo aquel que se acerque a Él con fe.   Jesús te abre sus brazos hoy, para abrazarte con amor, perdón y salvación.