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¿Y que si no lo hago?
La Terquedad De Un Corazón Orgulloso
Wendy Carolina Escobar
(Centro De Vida)
Aired on Abr 29, 2025
Abr 30, 2025
Duración:
00:05:14 Minutes
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Escritura

1 Samuel 15:22-23

Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

Las decisiones que tomamos reflejan la condición de nuestro corazón. En la historia del rey Saúl, vemos a un hombre que eligió desobedecer a Dios porque creyó que su manera de actuar era mejor que la orden directa del Señor. Saúl pensó que un sacrificio podía sustituir la obediencia, pero Dios le mostró que la rebeldía y la terquedad son tan graves como la idolatría y la adivinación.  1 Samuel 15:22-23: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey. ¿Qué sucede cuando nuestro corazón se llena de orgullo y nos negamos a obedecer a Dios? Dios ordenó a Saúl destruir completamente a los amalecitas y no tomar ningún botín. Sin embargo, Saúl decidió guardar lo mejor del ganado y perdonar la vida del rey Agag. Cuando el profeta Samuel lo confrontó, Saúl intentó justificar su desobediencia diciendo que había guardado lo mejor para sacrificarlo a Dios. Samuel respondió con las palabras clave de este pasaje: "Ciertamente, el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación."  Dios rechazó a Saúl como rey porque su corazón estaba lleno de orgullo, y su terquedad lo llevó a perder la oportunidad de seguir siendo instrumento en las manos de Dios. Este pasaje nos muestra tres verdades importantes: Primero; La obediencia es más importante que el sacrificio. Saúl creyó que podía sustituir la obediencia con una acción religiosa. A veces, podemos caer en la misma actitud, pensando que asistir a la iglesia, servir en un ministerio o dar una ofrenda es suficiente, cuando en realidad Dios espera que sigamos Su voluntad con un corazón rendido. Segundo; La rebeldía y la terquedad nos alejan de Dios. Samuel comparó la rebeldía con la adivinación y la terquedad con la idolatría, porque ambos pecados colocan nuestra voluntad por encima de la de Dios. Cuando nos negamos a obedecer, estamos diciéndole a Dios que no confiamos en Su autoridad ni en Su sabiduría. Tercero; El orgullo impide la restauración. A pesar de haber sido confrontado, Saúl siguió justificando sus acciones en lugar de arrepentirse sinceramente. Su orgullo lo llevó a su caída. En contraste, cuando David pecó y fue confrontado, se humilló delante de Dios (Salmo 51). La diferencia entre un corazón endurecido y un corazón conforme al de Dios es la disposición a reconocer el pecado y arrepentirse. Si eres un creyente en Cristo Jesús permíteme animarte a que consideres estas tres cosas:  Primero; Evalúa tu corazón. ¿Hay áreas en tu vida dónde estás justificando tu desobediencia en lugar de someterte a Dios? Pide a Dios que te de la fuerza en reconocer cualquier orgullo o terquedad en tu vida. Segundo; Elige obedecer, aunque no lo entiendas. Saúl pensó que su decisión era mejor que la orden de Dios, pero terminó perdiendo todo. La obediencia a Dios siempre traerá bendición, incluso cuando no comprendamos completamente el propósito. Tercero; Rinde tu orgullo delante de Dios. Si has estado actuando con terquedad en alguna área, es momento de humillarte y pedirle a Dios que transforme tu corazón. No esperes a que las consecuencias sean irreversibles como lo fueron para Saúl. La historia de Saúl nos deja una lección poderosa: Dios anhela un corazón obediente más que sacrificios externos. La terquedad y el orgullo nos llevan al fracaso espiritual, pero un corazón humilde y dispuesto a obedecer encuentra gracia y restauración en Dios. Hoy es el día de examinar nuestras decisiones y preguntarnos: ¿Estoy viviendo en obediencia a Dios o justificando mi rebeldía?

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