(Centro De Vida)
Escritura
Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
“El dinero mueve al mundo” es una de las ilusiones más engañosas que puede haber. Es cierto que el dinero puede ser utilizado para mover las cosas, pero, colocar al dinero en el puesto de Dios, es cometer un grave error. Es Dios quien mueve al mundo. Él, y sólo Él, tiene el poder para hacerlo. 1 Crónicas 29:12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Observemos lo siguiente: En primer lugar, nuestro texto dice: Las riquezas y la gloria proceden de ti, en primer lugar, todas las cosas provienen de Dios. Job dijo, “…Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Cuando se trata de dinero, Dios es quien nos da la sabiduría para hacerlo, multiplicarlo, ahorrarlo y gastarlo. Es Dios quien nos da la salud para poder trabajar y proveer para nuestras familias. Así de rápido como Jehová nos permite tener dinero, así de rápido nos lo puede quitar. La sabiduría de Dios concerniente a finanzas se encuentra en Su Palabra. Esta semana en nuestro Cuaderno Espiritual estudiaremos ciertos aspectos de esa sabiduría financiera. Una de ellas es que nunca debemos olvidarnos de dónde proceden todas las cosas. En segundo lugar; Dios reina sobre todo. No importa cuánto dinero lleguemos a tener, nunca podremos independizarnos de Dios. Esa es una de las ilusiones de la frase el “dinero mueve al mundo”. Existen muchas cosas que no se pueden comprar con dinero. Aunque puede adquirir los mejores médicos, no puede comprar salud, ni más días de vida. Dios es quien decide esas cosas. Él reina, sobre todo. Nos conviene recordar que un día le rendiremos cuenta por las cosas que puso en nuestras manos para ser administradas. En tercer lugar; Dios engrandece y fortalece. Así como Dios puede bendecirnos por ser obedientes a Su Palabra en el manejo del dinero que nos provee, así también puede disciplinarnos por medio de permitirnos saborear la ruina económica, debido a nuestra desobediencia. Esto establece algo importante: Dios es quien está en control. Haríamos bien en recordar (como lo dijo nuestro Señor en el templo a la edad de doce), “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” Lo que Dios nos da aquí en la tierra es para invertir y negociar con el fin de engrandecer Su Reino no el nuestro. Para terminar: No somos dueños de nada. Somos responsables, ante Dios, de tomar lo que Él nos provee, y administrarlo de acuerdo a Sus instrucciones, para Su honra y gloria. La gran mayoría estamos sufriendo las consecuencias que vienen como resultado de ignorar esta verdad. No perdamos de vista de donde proceden las cosas. Quién es el que reina supremo sobre todo y quien tiene el poder de engrandecer y fortalecer te aseguro que no lo lamentaremos Corpus Unum
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