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Actitudes
¿Cuáles Son Mis Derechos?
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Mar 06, 2023
Mar 07, 2023
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

1 Corintios 6:19-20; Filipenses 2:5-8.

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:19-20 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

No sé cuántas veces he visto cómo una mala actitud arruina la relación que uno puede tener con su Dios. A veces nosotros los cristianos nos olvidamos de donde salimos, se nos olvida lo que Dios ha hecho en nuestras vidas se nos olvida cómo éramos nosotros en el pasado y de lo mucho que Dios nos ha perdonado; han existido momentos en mi vida cuando he dicho: ¡Esto no es justo!, ¿cómo es posible que Dios permita que esto siga aconteciendo? ¿A caso no hay justicia en nuestro mundo hoy? Y comienzo a exigir y demandar justicia. Todo ser humano quiere que las demás personas sean justas en sus tratos con uno, pero siendo humano y teniendo la capacidad de cometer errores queremos misericordia y perdón, cuando se trata de nosotros mismos, para las demás personas queremos justicia, para nosotros mismos queremos misericordia, comprensión y mucha compasión. Permíteme darte un ejemplo de lo que estoy diciendo. Vamos a suponer que llegamos a una tienda a comprar. Supongamos que la persona encargada de la tienda pensó vernos echar un artículo valioso de la tienda a nuestro bolsillo, la persona pensó que le estábamos robando a su patrón, así que la persona se nos acerca y pide que le mostremos lo que tenemos en nuestros bolsillos, claro que, aunque no tenemos nada, ha sido un insulto que nos hayan acusado de ladrones, nos sentimos heridos y queremos hablar con el gerente de la tienda. La persona encargada pide disculpas, pero eso no es suficiente para nosotros, nos han insultado y en público, exigimos hablar con el gerente, el encargado nos pide disculpas otra vez y va a buscar al gerente, el encargado, ante su gerente le explica de lo que ha sucedido y le cuenta cómo nos ha pedido disculpas y  todo, ahora el gerente nos pide disculpas y nos promete que el incidente no volverá a suceder, pero todavía no estamos contentos, le preguntamos al gerente ¿y eso es todo?¿eso es todo lo que le vas a hacer a este individuo que nos ha acusado falsamente de ser ladrones?, el gerente nos pregunta lo que queremos que le hagamos al pobre individuo, y le respondemos: No estaremos tranquilos hasta que lo despidas por esta gran injusticia que nos han hecho, y claro está que tenemos toda la razón porque este individuo nos ha hecho una gran injusticia. Lo justo es que lo despidan, por la equivocación que ha cometido. ¡Ahh! Pero si nosotros fuéramos el individuo que se había equivocado, íbamos a querer paciencia y comprensión de la persona a quien habíamos ofendido, íbamos a querer que nos dieran otra oportunidad, íbamos a querer que nos perdonaran la ofensa, lo que sucede es que tenemos una mala actitud concerniente a las demás personas, y esto arruina nuestra relación con Dios.   Quiero que pensemos hoy sobre cual debiera ser nuestra actitud concerniente a las injusticias del mundo y también acerca de nuestros derechos como cristianos, hijos de Dios, salvos por la fe en Cristo Jesús, ¿tenemos derecho nosotros de exigir justicia?, para contestar esta pregunta, vamos en nuestras Biblias a 1 Corintios, capítulo 6 y vamos a leer los versículos 19-20, dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. Ahora, según este versículo, yo veo que nosotros como cristianos no tenemos derechos, aparentemente ya ni siquiera nos pertenecemos a nosotros mismos, según este versículo, hemos sido comprados con precio y ya no nos pertenecemos así que, ¿qué derechos tenemos? Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, le entregamos nuestras vidas, Él puede hacer con nosotros lo que bien le parece. Él tiene todos los derechos a nuestras vidas, y si Él quiere permitir que injusticias vengan a nuestras vidas para hacernos crecer espiritualmente, o para probar su grandeza, o para atraer a otras personas a la salvación ¡Alabado sea su nombre! Él tiene ese derecho, Él es Dios, pero en cuanto concierne a nosotros, ya le cedimos todos los derechos a nuestras vidas, lo único que nos toca hacer es someternos a su voluntad, ser obedientes y comprender que Él hará lo mejor para nosotros. No hay lugar para una actitud de rebeldía debido a que nosotros pensamos que alguien está siendo injusto, claro está que nosotros debemos luchar en contra de las injusticias del mundo, pero sin pedir justicia para nosotros mismos, yo sé que esto suena un poco raro, pero es la verdad y en explicarlo, podemos usar como ejemplo a nuestro Divino Maestro, el Señor Jesucristo mismo, creo que todos saben que Jesús, siendo Dios vino al mundo para tomar forma de ser humano y así habitar entre los hombres, ¿cuál fue su razón de hacerlo? Para ayudar al hombre a rescatar su alma del infierno. Jesús vino en justicia a luchar por nosotros y librarnos de las garras del diablo, en hacer esto, Jesús tuvo que abandonar todos sus derechos como Dios, dejar los lujos del cielo, vivir como un ser inferior y morir crucificado en la cruz del calvario. Jesús, en toda su vida, no cometió ni un solo pecado, con gran injusticia, padeció persecución, fue azotado y maltratado fue humillado públicamente por las mismas personas a quienes quería salvar, le escupieron su rostro, le golpearon su cara, le pusieron una corona de espinas y finalmente lo colgaron en una cruz, mi pregunta es esta: ¿Qué si Jesús hubiera pedido justicia para sí en ese momento?, ¿qué esperanza tendríamos tú y yo?, Dios no nos pide que hagamos algo que Él no estaría dispuesto a hacer. Él dio su vida por nosotros sufriendo las injusticias del mundo sin pedir justicia para sí mismo, en un acto heroico, sin egoísmo, alcanzó a abrir paso al cielo para todo aquel que se arrepiente de sus pecados y confía en Él como único y suficiente Salvador.   Vamos a Filipenses capítulo 2 y leamos los versículos 5-8 para ver cuál debiera ser nuestra actitud concerniente a todo esto, Filipenses 2:5-8, dice así: “Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y  estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. ¿Cuál debiera ser nuestra actitud? La misma de Jesucristo, el hecho de que seamos salvos e hijos de Dios no nos da ningún derecho para exigir justicia para nosotros mismos y ¿en realidad queremos exigir justicia para nosotros?, porque lo justo sería que todos fuéramos al infierno, lo justo sería que Dios nos permitiera sufrir por toda una eternidad por habernos rebelado en su contra, habiéndonos creado ha tenido que soportar nuestra insubordinación, en su amor para rescatarnos del infierno, envió a Jesucristo, su unigénito Hijo, para morir en nuestro lugar, injustamente y aún en así nosotros tenemos la audacia de exigir justicia.   Pienso que tenemos una mala actitud concerniente a este asunto y esa actitud arruina nuestro proceder de hijos de Dios en el mundo, si eres salvo, tú y yo no tenemos derechos, hemos sido comprados con la sangre preciosa de Cristo Jesús, ya no nos pertenecemos, somos propiedad de Jesucristo, nuestro Señor nos ha enviado al mundo para predicar el evangelio, sufriremos persecuciones, Él nos lo dijo, sufriremos injusticias en nuestra lucha contra el mal, lo que nos debe animar en nuestra marcha contra la injusticia, es comprender que la justicia prevalecerá, sin embargo nunca debemos olvidarnos de donde salimos y que nosotros hoy somos justicia porque Cristo fue hecho injusticia por nosotros, y que sin Él, nosotros nunca habríamos sido justificados y por lo consiguiente debiéramos ser considerados, misericordiosos y muy perdonadores.   Vamos a orar. Padre, ha habido veces cuando yo, en mi ignorancia, he exigido justicia, para mí. Te doy gracias por tu Palabra que me ha hecho ver que debo luchar por la justicia de otros, pero al mismo tiempo comprender que seré tratado injustamente, debido al pecado que hay en el mundo; debo seguir el ejemplo de mi Señor, quien sufrió toda injusticia para librarme. Padre, gracias por tu misericordia y por haber tenido compasión de mí, cuando yo merecía ir al infierno, ayúdame a mí y a mis hermanos a tener estas cualidades que tú tienes mi Padre, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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