Copyright 2016-2019 Lifeword
¿Cómo Es Que Debemos Vivir? Parte II
Elementos En La Vida Cristiana
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Abr 29, 2022
Abr 25, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
2

Escritura

Efesios 6:21-24; Juan 3:16

Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22 el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. 23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén. Efesios 6:21-24 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16

Siempre he sentido gran satisfacción al terminar algo que estoy haciendo. El ver el producto hecho por mis manos y pensar en el trabajo que me llevó me trae alegría; me siento recompensado. Pero hoy llegamos al final de una serie de estudios sobre cómo debemos vivir ahora que Cristo mora en nuestro corazón y por algún motivo no me siento satisfecho. Quiero decirte que hasta me da pesar finalizar este estudio. Hemos llegado al final del libro de Efesios, estamos en el capítulo 6 y hoy leeremos los últimos versículos: Versículos 21 al 24. Todo el libro de Efesios ha sido profundo, con buenas lecciones llenas de bendiciones para los que las ponen en práctica. No nos sorprenderemos por este motivo encontrar en los últimos versículos del libro más profundidad, más bendiciones.   En nuestro texto veo 3 cosas que son elementos importantes a la vida cristiana: Veo el elemento del compañerismo cristiano, el elemento de las bendiciones de Dios y el elemento de la devoción a Jesús. Quiero ahora que leas conmigo Efesios 6:21-24: “Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén”. El primer elemento que notamos es el elemento del compañerismo cristiano. Por la primera vez en esta epístola, Pablo nos da el nombre de un hermano en la fe. Este es el único nombre personal que encontraremos en Efesios con la excepción de Pablo y del Señor Jesucristo. El hermano mencionado es Tíquico; probablemente Tíquico era el que llevaba la epístola a su destinación. No sólo tenía la tarea de llevar la epístola a la iglesia en Éfeso sino también informarles sobre lo que podía acerca del apóstol Pablo y de lo que estaba haciendo. En otros lugares de la Biblia encontramos que Tíquico era de Asia; un hombre de buen carácter, viejo compañero de Pablo, quien le tuvo una confianza explícita. Ésa es una reputación que todos deseáramos tener, ¿no es así? Pablo llama a Tíquico su amado hermano y fiel ministro en el Señor; “Hermano amado” nos describe su relación con Pablo, y “fiel ministro” nos describe su servicio para Jesús. ¿Qué es lo que hace que uno sea un hermano amado? Para nosotros, los cristianos, los hermanos, somos lo que tenemos una mutua fe en la persona de Cristo Jesús. Pablo y Tíquico habían padecido juntos muchas cosas en el ministerio que llevaban en el Señor. Ellos habían sido puestos a prueba muchas veces. Ambos tenían el deseo ardiente de propagar el Evangelio de Cristo y estaban dispuestos a dar sus vidas en servicio a Él. El término “ministro” actualmente significa “uno que sirve”; es un término aplicado a Jesús, a aquéllos quienes sirven a Jesús, a aquellos quienes trabajan en la iglesia, a los ángeles quienes sirven a Dios y también a los hombres quienes ocupan el puesto de diáconos. El ser fiel ministro simplemente significa que Tíquico había sido puesto en algunas circunstancias difíciles pero que había sido fiel al Señor, no se acobardó, no se hizo para atrás. El hecho de que Pablo le llamara hermano amado y fiel ministro es algo especial, pues para Tíquico no eran títulos de honor sino una realidad. Ojalá exista alguien quien pueda llamarnos amado hermano y fiel ministro del Señor. El segundo elemento que quiero que veamos es el elemento de las bendiciones de Dios. Las bendiciones de Dios nos sugieren dos cosas: La naturaleza de las bendiciones y las fuentes de dónde vienen las bendiciones. En el versículo 23 de nuestro texto vemos que la naturaleza de las bendiciones de Dios son paz y amor. Es aquí donde me veo totalmente indefenso pues ¿dónde encuentro palabras para explicar de una manera adecuada la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento y cómo puedo expresar el amor de Dios? Espero que sólo escuches las palabras amor y paz y trates de pensar profundamente en lo que significan. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16); ese es el amor del Padre. Y tras el amor, viene la paz. Jesús, el Unigénito Hijo de Dios, nos dice: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Romanos 5:1 nos dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. La fuente de todas estas bendiciones es Dios mismo. Dios es la fuente y Cristo es el canal por donde fluyen todas estas bendiciones. Quiero decirte que yo llegué a conocer a Dios por medio de fe personal en Cristo Jesús; yo oro a Dios y Él me responde por medio Cristo Jesús. Algún día voy a ir al cielo y voy a estar allá por toda la eternidad debido a Cristo Jesús. Todo creyente en Cristo recibe bendiciones de Dios por medio de Cristo Jesús. El último elemento que quiero que observemos es el elemento de la devoción a Jesús. El versículo 24 de nuestro texto nos dice: “La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable”. Esa declaración es una afirmación al igual que una oración. Podemos afirmar que la gracia de Dios está con todos los que aman a Jesús con amor inalterable; pero también podemos decir que la gracia de Dios esté con todos los que aman a Jesús con amor inalterable. Dios está dispuesto a contestar nuestras oraciones así que afirmamos esta declaración y la oramos al mismo tiempo. Es necesario que nos preguntemos: ¿Y quiénes son aquéllos quienes aman a Jesús con amor inalterable? La respuesta es fácil: Son todos aquéllos quienes están confiando en Él como único y suficiente Salvador. Romanos 5:5 nos enseña que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” en el momento en que recibimos a Jesús. Aquél que recibe el amor de Dios en su corazón es aquél que tiene un amor inalterable para el señor Jesús. Cuando estamos hablando de un amor inalterable, estamos hablando de un amor incorrupto, un amor que no falla, un amor que permanece. Significa que el amor a Jesucristo sobrepasa el amor que uno pudiera tener aún para sí mismo. Es un amor de corazón abierto que no espera nada a cambio, es un amor de Dios mismo que Él nos ha puesto en el corazón por medio de su Santo Espíritu, es la consecuencia de la gracia de Dios. Nuestra devoción a Jesús se describe con 3 términos en este versículo. En primer lugar, nuestra devoción añade a nuestra experiencia de gracia; en segundo lugar, nuestra devoción es expresada en nuestro amor hacia Dios y nuestro prójimo; y, en tercer lugar, nuestra devoción a Cristo debe ser pura y no contaminada con cosas terrenales. Nuestra devoción a Jesús muestra que reconocemos su divinidad. En nuestro texto, Él es reconocido como el Señor Jesucristo; Señor es título de su gobierno soberano sobre nuestras vidas. Jesús significa que Él es Dios encarnado, Cristo significa que Él es el ungido para ser nuestro Salvador. Uno no puede tenerle como Cristo si no le tiene como Señor; uno no puede tenerle como Cristo y Señor si no le reconoce como Dios. Pero aquél que le confiesa como el Señor Cristo Jesús tiene compañerismo con Él y con el Padre. Con esto llegamos al final de nuestro estudio en Efesios. Espero que los estudios hayan sido de bendición a tu vida y, si es así, por qué no me envías una nota haciéndomelo saber. La enseñanza sería más placentera para mí al recibir cartas que me cuentan que puedo contar con sus oraciones. Y si has recibido a Jesús y este programa fue el instrumento que Dios usó para tocar tu corazón, también me gustaría saberlo. Escríbeme y, ahora, hasta la próxima; que Dios te bendiga. Pero antes, vamos a orar. Padre, gracias te damos por los estudios que hemos visto en Efesios. Gracias te damos por tu palabra que nos enseña la manera en que debemos vivir ahora que somos hijos tuyos. Pido tus bendiciones sobre mis amigos y hermanos en la fe, en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie