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¿Cómo Es Que Debemos Vivir? Parte II
Principios Para Una Vida Victoriosa
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Abr 28, 2022
Abr 24, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
9

Escritura

Efesios 6:10-20; 2 Corintios 12:9

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar. Efesios 6:10-20 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9

Hay muchos creyentes en Cristo que pensaron que una vez que habían dado sus vidas al Señor, todo sería más fácil. Han encontrado que no es así; de hecho, la vida es aún más difícil que nunca. ¿Por qué? Porque la batalla con Satanás no ha terminado; para el cristiano, apenas ha comenzado la batalla. Es así porque al unirse al ejército del Señor uno declara guerra en contra del ejército de Satanás. Quiero que entiendas que nosotros estamos viviendo en campo del enemigo; el mundo no es nuestro territorio. Entre nuestros compañeros cristianos hay paz y armonía; sin embargo, somos atacados constantemente en nuestros linderos. Debemos tener mucho cuidado, vigilando y luchando en todo tiempo. Ningún soldado debe salir fuera de los linderos del campamento sin llevar puesta toda su armadura. Es entonces que el apóstol Pablo entra para enseñarnos cuál es esa armadura que debemos llevar: Es la armadura de Dios, y encontramos una descripción de esa armadura en Efesios, capítulo 6, versículos 10 al 20.   El aliado del cristiano es Dios, su oponente es el Diablo. Su única esperanza de victoria es vestir la armadura que Dios provee para los suyos. Quiero que abras tu Biblia conmigo en Efesios capítulo 6 y comenzando con el versículo 10 vamos a ver qué podemos aprender hoy. Nuestro texto no nos comienza con una descripción de nuestro enemigo, sino con la fuerza que nuestro Dios tiene para poder vencer al enemigo. El versículo 10 nos dice: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza”. Las palabras que saltan del versículo hacia nosotros son: Poder y fuerza. Pienso que Dios, a propósito, usa estas dos palabras para animarnos con la seguridad de que su fuerza y su poder es todo lo que necesitamos para vencer. Hermano, el enemigo va a venir, pero no nos encontrará indefensos. Si nos enfrentáramos a él en nuestras propias fuerzas, él nos llevaría cautivos; pero si nos paramos frente a él con las fuerzas del Señor, las cosas serán muy diferentes. Al pararnos en la fuerza del Señor, somos como niños, pero con las fuerzas de un gigante; es Dios peleando a través de nosotros. Hay un poder inconquistable en nosotros cuando nos paramos en las fuerzas de nuestro señor Jesucristo, y es entonces que llegamos a comprender las palabras de 2 Corintios 12:9 que nos dice que su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Y ahora, comprendiendo nuestra capacidad y fuerza en Cristo Jesús, podemos ver al enemigo. Nuestro enemigo se encuentra en los versículos 11 y 12; nuestro enemigo es conocido como el Diablo. Sin embargo, vemos que él tiene un ejército inmenso pues, como podemos leer en el versículo 12, encontramos principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y huestes espirituales de maldad. Estos cuatro términos nos presentan un enemigo terrible; ¿quién podrá hacerles frente en batalla? Nosotros somos humanos, el enemigo es espiritual, y sería trágico pensar que nosotros pudiéramos vencer al enemigo con nuestras propias fuerzas y capacidades. Ya sabemos de los métodos que Satanás usa. Él hará sus planes y usará sus estrategias para atraparnos, él negará las enseñanzas de la Escritura, él usará la Biblia, torciéndola para engañar al soldado del Señor. De hecho, Satanás se pondrá disfraces, vistiéndose a veces como ángel de luz para meterse en el campamento del ejército del Señor y para hacer daño al cuerpo. El mentirá diciendo que de lo malo podemos sacar algo bueno; nunca podemos confiar en él. La Biblia nos enseña que él es el padre de las mentiras y debemos tener cuidado cuando tratamos con él. Nuestro enemigo no nos tendrá misericordia. Él odia a Dios y hará todo lo posible por destruir sus planes para el hombre. Él lanzará dardos de fuego contra nosotros, así como los soldados de ayer lanzaban sus flechas ardientes contra el enemigo. El Diablo nunca se da por vencido; andará a cada momento buscando como ganar la batalla. Él odia nuestra alianza con Dios de tal manera que no descansará hasta vernos derrotados. Y es por esta razón que tenemos que llevar puesta toda la armadura de Dios. El versículo 11 nos dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. El asunto es que, si llevamos toda la armadura de Dios, podremos pararnos firmemente en batalla. No es asunto de pararnos en defensa propia sino de atacar y estar parados al terminar la batalla. Vamos ahora a ver las piezas de la armadura de Dios. Cuando Pablo escribió este pasaje, él estaba en la cárcel y probablemente tenía un soldado romano completamente armado a su orilla. Quizás Pablo vio al soldado y vino a su mente la provisión de la armadura que Dios da a los suyos. El soldado romano usaba un cinturón que sostenía su armadura en lugar, una coraza, calzado especial, un escudo, un yelmo y manejaba una espada. Quiero que veamos ahora como las partes de su armadura son usadas para describir la provisión de Dios para el cristiano. Nuestra coraza representa la justicia de Dios dada a aquéllos quienes aceptan a Cristo como Salvador personal. El calzado nos representa el Evangelio de Jesucristo que trae paz a todos quienes creen. El escudo representa la fe del creyente que le permite seguir firme mientras que otros dudan y dejan de luchar. El yelmo representa la salvación que nos protege en Cristo. La espada, que es el arma para atacar, representa la Palabra de Dios. Y el cinturón representa la verdad de Dios que mantiene a todas las demás partes de la armadura en su lugar correspondiente. Es urgente que nos pongamos toda esta armadura. Si no, entraremos a batalla mal protegidos y saldremos heridos y vencidos. No es cualquier armadura la que podemos ponernos, es una armadura especial. Sólo la armadura de Dios puede protegernos en la batalla espiritual que vamos a pelear. Debemos llevar puestas todas las piezas de la armadura. Pues, si no, tendremos áreas de nuestro cuerpo expuestas a las armas de Satanás. Habiéndonos vestido correctamente, podemos salir a batallar. No quiero olvidarme de una pieza de armadura que el soldado romano no llevaba puesta. Esa pieza es la oración. El versículo 18 de nuestro texto nos dice: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Sí, esta es otra parte importante de la armadura. La oración ha sido olvidada por muchos soldados cristianos. La oración es una de las piezas de más importancia y por no llevarla puesta han caído y han tenido que retirarse. Cada día, la oración debe ser una cosa de primordial importancia; todo soldado debe orar si es que quiere ser victorioso. No sería malo avisarte que la batalla nos vendrá, llevemos o no la armadura de Dios. El asunto es que, si llevamos puesta la armadura, podemos ser victoriosos y debido a esto es que debemos asegurarnos de estar siempre preparados y listos para pelear. Cada cristiano tiene la responsabilidad de entrar a la batalla y salir victorioso. Pero la única forma de hacer esto es seguir los principios del soldado del Señor que está bien armado y preparado para hacerle frente a Satanás, no en sus propias fuerzas, sino en las fuerzas y el poder de su Señor. Uno de mis versículos favoritos se encuentra en Romanos 8:37; dice: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Espero hermano, que tú llevas puesta toda la armadura de Dios; si no, te animo a ponértela y pronto. Vamos a orar. Padre, ayúdanos a comprender que no vamos a poder vencer esta batalla a menos de que nos preparemos. Padre, yo sé que el enemigo está bien preparado, yo sé que el enemigo no descansa, sino que lucha día y noche para traer destrucción y ruina al mundo. Llénanos de tu poder, danos sabiduría y permite que estemos dispuestos a hacer tu voluntad; es tan importante para la salvación de nuestros amigos y familiares. Ayúdanos porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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