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Como Mantener El Fuego - Parte 1
Abandona Al “Yo”
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Nov 05, 2021
Nov 01, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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14

Escritura

Romanos 12:13; Romanos 15:7

Compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Romanos 12:13 Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Romanos 15:7

Una de las bendiciones más especiales que hay para el cristiano, es la de practicar la hospitalidad en el nombre del Señor Jesucristo. La Biblia, nos anima a la práctica de la hospitalidad, no como un deber, sino como una expresión de amor. Cuando el amor de Dios es derramado en el corazón, por medio del Espíritu Santo, es expresado naturalmente, a través de la hospitalidad cristiana. Romanos 12:13 nos recomienda la hospitalidad cristiana como una manera en que demostramos que pertenecemos a Dios, por medio de la fe en Cristo Jesús, dice que el cristiano debe practicar la hospitalidad, cada vez que surge la oportunidad, él debe practicar la hospitalidad, aceptando esta verdad, continuemos con la enseñanza de que una manera en que podemos mantener el brillo de Jesús en nuestras vidas es por medio de practicar la hospitalidad cristiana. Dios requiere un espíritu de hospitalidad en sus hijos, este reto se basa sobre el ejemplo que nos dio el Señor Jesús. Romanos 15:7 nos dice “Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para Gloria de Dios”; si nosotros aprendemos a recibirnos los unos a los otros, así como Cristo nos recibió, nuestra hospitalidad se extenderá con gozo, sin tomar en cuenta los méritos, ni los propósitos de ayudarnos los unos a los otros, pero solo podremos llenar este requisito de Dios, si nos ponemos a la disposición de su Espíritu. Siempre existe el peligro de que, nuestro interés por otros se convierta en obligación practicado fuera de amor, esto no es aceptable a Dios. Él nos dice en 1 Pedro 4:9 “Hospedados los unos a los otros sin murmuraciones”; en otras palabras, podríamos decir “mantén abierta la casa para todos con un corazón alegre”. El gozo que el creyente muestra al ayudar a otros debe señalar su espíritu de hospitalidad, uno no debe preocuparse únicamente por sus familiares y amigos. Hebreos 13:2 nos dice “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”. Jesús nos enseñó, que toda persona necesitada es nuestro prójimo, nosotros reflejamos el Espíritu de Cristo, mantenemos el brillo, cuando extendemos nuestras manos en amor, hacia aquellos quienes cruzan nuestro camino y quienes son necesitados. Éste es el verdadero espíritu de hospitalidad que Dios requiere de sus hijos. Los cristianos primitivos, nos mostraron ejemplos maravillosos de hospitalidad, en Hechos 4, encontramos la preocupación que tuvieron entre ellos, dice: “Así no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad”. Al llegar a Filipo, Lidia llevó a Pablo y a sus compañeros a casa de ella, y los tuvo ahí mientras que ellos predicaban el evangelio; cuando los hermanos fuera de Palestina oyeron que una escasez había llegado a Judea, levantaron una ofrenda para enviar a los hermanos necesitados; cómo podemos ver, los cristianos primitivos se preocupaban los unos por los otros, ellos practicaban la hospitalidad. Uno de los requisitos escriturales para ser pastor de una iglesia, se encuentra en 1 Timoteo 3:2 dice que debe ser “hospedador”, nuevamente repito, que esto no es de ser de una obligación únicamente, pues Tito 1:8 dice que “debe ser hospedador, amante de lo bueno”; la razón por la cual el Pastor debe ser así es porque él es ejemplo a todos los de su congregación y cada miembro de la congregación debe ser así. Amén, así es. Tercera de Juan nos da el ejemplo de Diótrefes, un líder en la iglesia, quien no quería mostrar su hospitalidad hacia los hermanos, Juan lo denuncia con fuerza, les digo que el Espíritu de Cristo creará una hospitalidad de amor en el pastor y en los miembros de su congregación. En realidad, la hospitalidad es más bendición que cualquier otra cosa, digo eso porque uno recibe siempre más de lo que da. El capítulo 18 de Génesis, nos relata un acto de hospitalidad que Abraham brindó a unos viajeros, quienes pasaron por su tienda, encontramos después en el relato, que los viajeros eran mensajeros quienes traían noticias de que la esposa de Abraham tendría un hijo, así como Dios lo había prometido. En el capítulo 9 del mismo libro, Lot recibió a unos viajeros en su casa en Sodoma, ellos también eran mensajeros de Dios y sacaron a él y a su familia de la ciudad, antes de que Dios la destruyera por la maldad de sus habitantes. Pregúntale a la viuda de Sunem, si vale la pena recibir a un profeta de Dios en casa; ella nos diría “sin la bendición de ese profeta, mi hijo hubiera muerto y ya no habría luz en mi vida”. Preguntémosles a los dos discípulos que iban en camino a Emaús, si valió la pena insistir en que un viajero se sentara a la mesa a comer con ellos, ellos nos dirían “nuestro corazón ardía cuando nos abría las Escrituras, pero no hubiéramos sabido que era Jesús, sino le hubiéramos invitado a quedar con nosotros”. Un amigo pastor me habló el otro día, de que uno de los miembros de su congregación, lo invitarían a comer a casa, al llegar al hogar de la familia, la hermana le dijo “es que yo me acuerdo de que cuando era niña, mis padres invitaban al pastor a comer a casa, esos momentos me impresionaron mucho y yo quiero que mis hijos tengan esa misma experiencia”. A veces me siento un poco mal, debido a las oportunidades que he tenido, de tener en mi casa a misioneros, evangelistas y predicadores, el tener a huéspedes tales como éstos, es una verdadera bendición que cada familia necesita experimentar, es una verdadera bendición. Mi deseo es el de servir a Dios y espero que también sea el suyo. Debemos acordarnos entonces de que la hospitalidad es una forma de servicio; debemos invitar a los necesitados a nuestros hogares, en el nombre de Jesús, necesitamos ayudar al que tiene necesidad en el nombre de Jesús, debemos visitar al enfermo y deprimido en el nombre de Jesús, y de esta manera, estaremos sirviendo a Dios, y manteniendo así en nuestras vidas, el brillo. Jesús dijo en Mateo 10:40 y 42 “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. Luego Jesús explica en Mateo 25:40 “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Si hacemos todo esto, mantendremos el brillo del Señor en nuestras vidas y seremos verdaderamente felices. Y ahora repasemos todos los mensajes de esta serie con algo de rapidez: para poder mantener el brillo del Señor en nuestras vidas, debemos vivir en amor, ejercer discernimiento moral, concentrarnos en servir a otros, ser llenos de entusiasmo, abandonarnos a nosotros mismos para servir a Jesús, regocijarnos en nuestra esperanza, ser firmes bajo fuego, mantenernos en la oración y llenar las necesidades de otros y practicar la hospitalidad. Si nos dedicamos a todo esto, otros sabrán que hemos estado con Jesús. Vamos a orar. Padre, gracias te damos por este tiempo que hemos podido pasar en tu Palabra, ayúdanos a poner en práctica el asunto de la hospitalidad, no es suficiente que sepamos de la hospitalidad, tenemos que practicarla. Padre ayúdanos en realizar cual sea el verdadero propósito de nuestra existencia, que no es para “sacarle el jugo a la vida” como nos dicen otros, sino que es para servirte a ti, por medio de servir a otros, así como lo hizo nuestro Señor y Salvador Jesucristo, ayúdanos a mantener el brillo en nuestras vidas en el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén.

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