Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. Lucas 7:28 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Juan 1:6-8

¿Sabes quién fue el profeta más grande? Jesús dijo que fue Juan el Bautista, encontramos el testimonio de aquel quien conoce perfectamente a todos los hombres en Lucas 7:28 dice: “Os digo que, entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista”. Para darnos cuenta de la relación entre Juan el Bautista y Jesús tendríamos que ir a nuestro texto de estudio en el capítulo 1 de Juan y leer los versículos 6-8: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz”. Ahora deseo que nos profundicemos un poco, vamos a ver cuatro cosas en cuanto a la relación entre Jesucristo y Juan el Bautista. En primer lugar, quiero que sepamos que Jesús y Juan eran familiares, la madre de Jesús era María, la madre de Juan era Elizabeth, según Lucas 1:36 encontramos que María y Elizabeth eran parientas, mayormente traducido como primas, eso nos da a entender que los hijos de María y Elizabeth también eran parientes o miembros de la misma familia. Es posible que Juan y Jesús se hayan conocido durante los días de su niñez, en realidad la Biblia no nos da detalles sobre este asunto, Jesús vivió en los pueblos y villas de Palestina mientras que, Lucas 1:80 nos dice que Juan “estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel”. Pero encontramos que cuando Jesús se presenta delante de Juan para ser bautizado por él, Juan le dice: “Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?”, solo al insistir Jesús es que Juan le bautizó, eso nos indica que Juan sabía la calidad de vida que Jesús llevaba antes de comenzar su ministerio y tal conocimiento no sería difícil entendiendo nosotros que eran parientes carnales. En segundo lugar, Jesús al igual que Juan tenía una comisión de Dios, las Escrituras llaman a Juan un hombre enviado de Dios, Jesús también decía ser enviado de Dios. Él dijo a sus discípulos en Juan 20:21: “Como me envió el Padre, así también yo os envío”. Así que ambos Juan y Jesús tenían una comisión de Dios para llevar a término aquí en la tierra. Jesús dijo que Juan era profeta, o sea uno que hablaba las palabras de Dios por divina comisión e inspiración sobrenatural, encontramos estas palabras en profecía de Juan en Malaquías 4:5 y 6, dicen: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”. Jesús dijo que Juan era el fin del período de la ley de los profetas y el principio de la predicación del reino de la gracia, Juan fue hombre de tal magnitud porque era un hombre con una comisión de Dios al igual que Jesús. En tercer lugar, quiero que consideremos el tema de la predicación de Juan, Jesús era su tema. Juan 1:8 dice: “No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz”, la luz era Jesucristo el unigénito Hijo de Dios. La gente de Judea llegaba a Juan con la pregunta: “¿Quién eres?” y Juan les respondía según Juan 1:20 y 23: “Yo no soy el Cristo. Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”, Juan era testigo de Jesús. Un testigo es alguien quien lleva testimonio de lo que sabe, a Juan le fue dada la revelación de que se acercaba el tiempo en que el reino de Dios se aproximaba, Él tuvo la comisión de predicar, llamando al pueblo al arrepentimiento y bautizando en agua a los que respondían positivamente a su predicación, a Juan le fue dicho que él podría identificar al Mesías con una señal muy especial. En Juan 1:33 Juan el Bautista testificó diciendo: “Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo”. Cuando Juan bautizó a Jesús algo muy especial ocurrió, Mateo 3:16 y 17 dice: “Y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz en los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Juan testificó diciendo: “Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre Él. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios” (Juan 1:32 y 35). La razón de dar testimonio Juan de Jesús era para que otros pudieran creer en Él, Juan tuvo mucho éxito en su ministerio, un día al ver a Jesús, Juan dijo: “He aquí el cordero de Dios”, dos de sus discípulos siguieron a Jesús al decir estas palabras y según Juan 1:41 después de haber pasado estos dos discípulos el día con Jesús llegaron a la conclusión de que “habían hallado al Mesías, el Cristo”. Sí, podemos declarar con seguridad de que el testimonio de Juan fue muy efectivo. Cada uno de los que llegaron a Jesús por medio de Juan el Bautista llegaron a ser testigos a otros trayéndolos al maestro divino, Andrés un discípulo de Juan, quien le dejó para ser discípulo de Jesús inmediatamente fue a buscar a su hermano, Simón Pedro. Juan 1:42 nos dice: “Y le trajo a Jesús”. Tú preguntas: ¿Y qué tiene que ver eso con la relación entre Jesús y Juan? Lo que yo quiero que miremos es que Juan fue testigo de Jesús y esta enseñanza se lo pasó a otros, cada creyente debiera dar testimonio de Jesús. En cuarto lugar, quiero que sepamos que Jesús era superior a Juan, Juan no era la luz del mundo, la luz es Jesús, Juan era menos que Jesús pues, simplemente era testimonio de la luz, Juan tuvo gran cuidado al dar a entender que él no era el Cristo sino uno quien preparaba el camino para la llegada del Cristo, seguramente el que es anunciado es mayor que al que anuncia. Juan declaró claramente que Jesús era mayor que él, en Juan 1:27 encontramos que Juan dijo: “Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado”. En Juan 3:30-35 encontramos que Juan dijo: “Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe. El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Porque el que Dios envió (hablando de Jesús) las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida. El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano”. No es cosa de misterio el hecho de que Juan dijera que Jesús era mayor que él, Jesús es mayor que todas las cosas, Colosense 1:16-18 dice: “Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten; y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, Él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”. Les digo que Él es mucho más grande de cualquiera de nosotros. Vamos a orar. Padre, así como Juan nosotros también podemos ser familia de Jesús al recibirle como nuestro Salvador, así como Juan nosotros también tenemos el deber de testificar de nuestro Señor, así como Juan tenemos que reconocer que Jesús es superior a nosotros y que debemos menguar mientras que Él crece cada día más y más, gracias por tu palabra y la enseñanza que ella nos da, pero ahora pedimos ayuda para aplicar esta enseñanza a nuestras vidas, ayúdanos Señor porque te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo. Amén.