Copyright 2016-2019 Lifeword
Promesas Preciosas
Dios Promete Una Herencia En El Cielo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Feb 26, 2021
Feb 20, 2021
Duración:
00:14:30 Minutes
Vistas:
5

Escritura

1 Pedro 1:3-5; Romanos 8:16 y 17; Romanos 1:4; 1 Corintios 15:12-19; Juan 14:19; Romanos 4:20 y 21.

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 1 Pedro 1:3-5 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Romanos 8:16 y 17 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, Romanos 1:4

1 Pedro 1:3-5 dice: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”. Ese texto nos introduce otra promesa grande y preciosa que Dios tiene para sus hijos amados. Es la promesa de una herencia en el cielo para cada uno de los que son salvos por medio de la fe en Cristo Jesús. Es una promesa digna de investigación. Consideremos primeramente la alabanza del pensamiento de una herencia en el cielo que Dios ha reservado para sus hijos. Pedro salió con una doxología: “Bendito el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo”. Esa palabra, “Bendito”, es una combinación de dos palabras que significan hablar bien de algo; se refiere a dar alabanza. Como Pedro estaba usando esta frase en referencia a Dios, significa que él estaba reconociendo su bondad y el deseo de su gloria. Sólo el pensar en la herencia que Dios tiene para sus hijos hizo que Pedro se acordara de que Dios lo ha preparado en gracia y que a Él se le debe alabar y glorificar debido a lo que Él ha hecho por sus hijos. Cuando un atleta hace algún movimiento destacado en un partido, la multitud en el estadio se pone en pie y comienza a gritar. Entonces, cuando Pedro pensó en la gracia de Dios, expresada en la herencia que Él nos ha preparado en el cielo, se pone en pie y alaba a Dios. Nuestras voces deberían unirse a la de él para decir: “Bendito el Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo”. Consideremos ahora el segundo motivo de Dios en proveer una herencia para los santos. ¿Cuál fue su motivo? Pedro lo expresa de esta manera: “Según su grande misericordia”. Fue la misericordia, la misericordia de Dios que hizo que Él nos preparara una herencia. Cuán grande es su misericordia para con nosotros. Misericordia es el compañero de gracia; gracia es la bondad de Dios en cuanto a nuestros pecados. La misericordia es la bondad de Dios en cuanto a nuestras debilidades y flaquezas. La provisión de Dios de una herencia en el cielo fue un acto de misericordia. No tuviéramos ningún derecho ni ningún lugar en el cielo aparte de su misericordia. Él preparó un lugar para nosotros en su propio cielo glorioso para que nosotros pudiéramos tener una herencia. Nosotros no lo pudimos haber obtenido para nosotros mismos, entonces Él, en su misericordia, lo hizo por nosotros. Consideremos en tercer lugar la preparación que Dios ha hecho para nosotros para que podamos entrar a la herencia del cielo. Él nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva. El nacer de nuevo es una forma en que el Nuevo Testamento se refiere a la experiencia de conversión. La herencia que Dios tiene para nosotros es dada a base de nacimiento, el nacimiento espiritual. No es a base de nuestro nacimiento físico, nuestra raza, nuestra nacionalidad, sexo o generación; es a base de la seguridad de nuestro nacimiento espiritual. Nosotros recibimos la bendita herencia como miembros de la familia de Dios; somos sus herederos porque somos sus hijos. Romanos 8:16 y 17 lo expresa de esta manera: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Por eso es que Jesús dijo que una persona no podría entrar al reino de Dios a menos de que naciera de nuevo. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo”. Consideremos en cuarto lugar la seguridad de que esa herencia nos espera en el cielo. Nuestra seguridad es expresada en la esperanza viva en la cual nacimos. La esperanza en la cual nacimos, gracias a Dios, es una esperanza que vive para siempre. Por nacer de nuevo, llegamos a conocer personalmente a Dios por medio de Cristo Jesús. Todas las promesas de Dios hechas a la gente de Dios, sea en el Antiguo o en Nuevo Testamento, llegan a ser las nuestras para clamar y para gozar. La comunión del Santo Espíritu, junto con la evidencia de su presencia y trabajo en nuestras vidas, mantiene renovada nuestra fe y brillando nuestra esperanza. Nuestra esperanza es una esperanza tan viva que no puede debilitarse ni se puede morir. Consideremos en quinto lugar la prueba de que nuestra herencia está en el cielo esperándonos. Nos es garantizada por la resurrección de Jesucristo de lo muertos. Su resurrección prueba que Él es el Hijo de Dios, según Romanos 1:4. También nos asegura 5 verdades: nuestra predicación es verdadera, nuestra fe es asegurada, llevamos la verdad de Dios, nuestros pecados son perdonados y vamos a ser levantados de la muerte a la semejanza de Cristo Jesús, según 1 Corintios 15:12-19. Todo eso es seguro y nuestra fe es fuerte porque Cristo Jesús resucitó. Él dijo en Juan 14:19: “Porque yo vivo, vosotros también viviréis”. Consideremos en sexto lugar la descripción de la herencia que está reservada en el cielo para los santos de Dios. Pedro usa 4 términos para describirla: Es incorruptible, perfecta, no puede perecer, está más allá del alcance del cambio y de la contaminación, no tiene mancha, no pierde su brillo, no se vuelve menos atractiva a los ojos que la ven. Está reservada o guardada para aquél que tiene su habitación en el cielo; y eso es la seguridad en Cristo. Consideremos en séptimo lugar que la seguridad que tenemos de una herencia en el cielo será nuestra en experiencia actual. Somos guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. Pensemos en esa promesa: Somos guardados, protegidos y dados salvoconducto por el poder de Dios mismo. Nosotros confiamos y Dios nos guarda. Qué relación tan tremenda; esa es la seguridad que tenemos de que el cielo será nuestra herencia. Hemos visto brevemente, hermanos, 5 promesas grande que Dios nos ha hecho en las Sagradas Escrituras. Debemos aceptarlas por lo que son. No debemos argumentar en nuestras mentes con sus promesas, considerando que si todavía son buenas o válidas; tenemos que ser como el Abraham del Antiguo Testamento, según Romanos 4:20 y 21: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Encontraremos una vida llena y abundante de paz mientras que aprendemos a pararnos firmes en las promesas de nuestro Dios. Vamos a orar: Padre, nos has dado tantas promesas preciosas y sería imposible enumerarlas. Sin embargo, sabemos que cada una de ellas son verdad. Lo sabemos porque tú siempre eres fiel. Ayúdanos a confiar más en ti, viviendo en la seguridad de todo lo que nos has prometido. Te lo suplicamos en el nombre de nuestro Salvador. Amén.

Otros archivos en esta serie