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«Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios (de la vida eterna), y quién es el que te dice: Dame de beber (en cambio); tú le pedirías, y él te daría agua viva (vida eterna).» – Juan 4:10 (amplificado)
Los humanos anhelan tener «conexiones». En julio de 2022 se informó que cada segundo aparecen seis nuevos perfiles de Facebook. (*Tenga en cuenta que si es una estadística hoy, probablemente sea una noticia vieja mañana). Cada sesenta segundos se ha informado que se publican 510,000 comentarios que no incluyen actualizaciones de estado ni fotos. Sí, si no tenemos cuidado, creeremos que podemos dar forma a nuestras impresiones e identidades como la mujer en el pozo. Quería dar forma a sus proyecciones para los demás y nosotros a menudo hacemos lo mismo. ¿No es propio de Jesús simplemente presionar el botón «Me gusta» o el ícono «pulgar arriba» y pasar al siguiente espejismo que evocamos? Él nos ama demasiado como para conformarse simplemente como un «amigo» más en el tiempo frente a la pantalla. Como dice la escritura, un verdadero encuentro con Cristo transforma rápidamente nuestro propósito terrenal. La postura de nuestro corazón se convierte en una prioridad con la eternidad como punto principal. Oramos más de lo que publicamos y vivimos más de lo que nos desplazamos. Afortunadamente, la «conexión» sobrenatural en el pozo se volvió viral. ¿Ha dejado de usar su celular el tiempo suficiente para un nuevo encuentro con el Dios del Universo últimamente? ¿Sus hijos lo ven buscando la Palabra como guía más que pidiendo la validación en las redes sociales? ¡AY!
Cuando Jesús robó su atención y redefinió su futuro, ella optó por dejar de lado su perfil contaminado y darle todo lo que era a Él. Deberíamos estar dispuestos a hacer lo mismo. Dios sabe adónde le llevan sus rutinas y qué tan listo está para escuchar. ¡Busque un momento esta semana en el que Jesús interrumpa su horario de riego para darle una idea de quién es él y cómo su perfil es realmente el único «amigo» que importa!
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