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A lo largo de la vida, hay algunas llamadas telefónicas que realmente se destacan en la mente. Una de esas llamadas para mí ocurrió hace casi sesenta años y todavía la recuerdo como si acabara de suceder.
Yo era un niño asustado que yacía en una cama de hospital esperando una cirugía seria. Mi papá atendió la llamada y no presté mucha atención a la conversación, pero me llama la atención lo que sucedió después de que colgó. Era algo que solo había visto una vez antes:
La vista de mi papá con lágrimas en los ojos.
Cuando era niño, solo me enfocaba en mí. Años más tarde, cuando me convertí en padre, comprendí la enorme carga que debieron haber enfrentado mientras yo estaba allí. Cuando era niño, no comprendía las implicaciones de los gastos médicos. Sólo quería ir a casa.
Recuerdo claramente a mi papá describiendo la llamada a mi mamá. Una persona en nuestra comunidad había oído hablar de nuestra situación con mi cirugía y llamó a mi papá con una oferta de su familia a la nuestra para ayudar. Abrumado por la emoción, mi padre citó al hombre diciendo: «Nuestra familia está lista, dispuesta y capaz de ayudar».
Es una frase que he tenido grabada todos estos años:
LISTO, DISPUESTO Y CAPAZ DE AYUDAR
Afortunadamente, mi familia no tuvo que depender de esa ayuda, pero que consuelo nos daba saber que existía esa propuesta. Qué bendición deben haber sentido ante la propuesta llena de compasión de esa familia. Qué alegría les debe haber dado saber que alguien entendió y se preocupó lo suficiente como para acercarse con tal propuesta.
Que yo sepa, nunca conocí a esa familia. No puedo decirle su nombre. No conozco cuál era su fe, pero sí sé que modelaron perfectamente la lección de compasión y cariño que enseñó Jesús. Nunca tuve una conversación con ellos, sin embargo, sus palabras impactan mi vida hasta el día de hoy:
LISTO, DISPUESTO Y CAPAZ DE AYUDAR
Me parece que las órdenes que Jesús nos dio al marchar fueron que estemos listos, dispuestos y capaces de ayudar a los demás. Jesús resumió prácticamente toda su filosofía en amar a Dios y amar a los demás. No soy un predicador y no puedo explicar el significado de amar a los demás en griego o lo que sea. Pero sí sé que «amar» tenía la intención de ser una palabra que nos instruye a hacer algo. Debemos amar activamente, y ese amor implica estar listos y dispuestos a ayudar.
EL AMOR EXIGE PREPARACIÓN Y DISPOSICIÓN PARA AYUDAR.
La ayuda viene en todas las formas y tamaños y cada oportunidad es única. Puede involucrar entrenamiento o tutoría en áreas donde nuestras experiencias de vida podrían ser de ayuda. Puede ser una oportunidad para ayudar físicamente a alguien con una tarea o carga. Puede ser un acto de escuchar o apoyo emocional. La ayuda puede venir en forma de guía espiritual u oración. Puede implicar dar un paso extra para mostrar amabilidad con un extraño. Al igual que en la llamada telefónica a mi papá, incluso podría implicar una propuesta para ayudar económicamente.
Jesús nos exige que amemos. El amor exige que estemos listos y dispuestos a ayudar cuando se nos presente la oportunidad.
SIEMPRE TENDREMOS LA CAPACIDAD DE AYUDAR
A veces podemos sentir la disposición y la voluntad de ayudar, pero es posible que no sintamos que tenemos la capacidad. Ciertamente, hay áreas en las que es posible que no tengamos una capacidad específica para ayudar en una situación específica, pero siempre podemos ayudar de alguna manera, siempre.
Tal vez no tengamos la capacidad necesaria para ayudar personalmente, pero es posible que podamos derivarlos a alguien que sí tenga esa capacidad.
Tal vez no tengamos la capacidad de ser mentores o asesores activos, pero todos podemos ser un estímulo.
Quizás simplemente no logramos ver cómo podemos ayudar. En esos casos, ciertamente podemos orar por ellos, y esa puede ser la ayuda que necesitan.
Creo que una de las más grandes tragedias de la vida es que a menudo no reconocemos las habilidades que Dios nos ha dado para ayudar.
Siempre podemos ser de ayuda de alguna manera, siempre.
JESÚS: EL AYUDADOR SUPREMO
Afortunadamente, Jesús sirvió como el máximo ejemplo de voluntad, disposición y capacidad para ayudar y todavía cumple ese propósito en la actualidad.
Demostró su disposición al enseñarnos y darnos ejemplos para nuestras propias vidas.
Demostró su disposición al proporcionarnos el camino para reconciliarnos con Dios a través de su muerte en la Cruz.
Demostró su inconfundible habilidad a través de su resurrección.
Así como siempre tenemos la capacidad de ayudar a los demás, cada uno de nosotros también tiene la capacidad de acceder a la ayuda de Jesús si estamos listos y dispuestos a reconocer nuestra necesidad y aceptar su oferta en nuestras vidas. Depende de nosotros. Él siempre está dispuesto…
LISTO, DISPUESTO Y CAPAZ DE AYUDAR
«Dios es nuestro refugio y fortaleza, siempre dispuesto a ayudar en tiempos de problemas.” (Salmo 46: 1)
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