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Hace unas semanas, el clima era muy agradable. El clima de otoño es uno de mis favoritos debido a las calabazas, las hojas que caen, el cambio de colores y el café caliente.  

Pero, de repente, llegó un frente frío muy loco y el clima estaba bajo cero. ¡Incluso durante el día, el clima estaba apenas por encima de 32 con la sensación térmica de cinco! Era como si alguien apagara el interruptor de la luz.  

De cálido a frío, fue impactante. Y así fue también el comportamiento de Abraham en Génesis 12.  

«Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.» (Génesis 12:7). 

A Abram se le prometió la tierra de Canaán para su familia y las generaciones futuras. Dios escogió a un hombre para ser el padre de su pueblo, los que debían ser apartados para Él, los israelitas. Abram reconoce el honor y construye un altar para adorar al Señor.

¿Se imagina estar tan cerca de Dios mientras él le promete todo lo que usted siempre quiso? 

Pero así en un instante, las cosas cambiaron.

«Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Saraí su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; Y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.» (Génesis 12: 10-13).

Justo después de que Dios le promete a Abram tierra y descendencia, una hambruna se extiende y ellos tienen hambre. Egipto tiene comida, por lo que piensa que deben ir a buscar comida allí. Aquí, Abram comete dos errores.

1. Abram debió haber confiado en Dios para que les proveyera. Dios los llevó a la tierra en la que Él quería que estuvieran. Dios habría protegido y provisto a Abram. Pero Abram no busca a Dios cuando tienen hambre, acude a otra nación en busca de alimento.
2. Él miente y trata de salvarse a sí mismo. Le dice a Sarai que finja ser su hermana, no es un buen plan por si me pregunta. Pero Abram sabía que le salvaría la vida. No pensó con suficiente anticipación lo que podrían hacerle a su esposa, pero sabía que él aun estaría vivo.

¿Cómo podría un hombre que acababa de estar tan cerca de Dios, un hombre que había sido obediente y dejado todo atrás para recibir la promesa y la bendición del Señor, tomar decisiones tan malas? 

Al igual que nuestro clima, un minuto Abram está alabando a Dios y el siguiente está tratando de salvarse a sí mismo, sacrificando a su esposa para lograrlo. 

Déjenme ser honesto con ustedes, amigos. Como cristianos, pecamos y fracasamos. Pero nuestra respuesta adecuada siempre debe ser escuchar la convicción del Espíritu Santo, arrepentirnos y pedir perdón. 

Dios nunca le deja; Él siempre está con usted. Pero a veces nuestra carne se apodera y elegimos el pecado sobre Dios, tal como lo hizo Abram. 

Convertirse en cristiano no significa que usted será perfecto, o nunca fallará. 

No significa que tendrá una vida fácil, sin tentaciones. 

Significa que usted tiene a alguien a su lado que es más poderoso que su pecado. 

Eso significa que usted tiene el poder de vencer la tentación, pero cuando falla, Dios es fiel y justo para perdonar.

Nuestras vidas como cristianos pueden parecerse mucho a Abram: ardiendo por el Señor un día, pero dándole la espalda al día siguiente. 

Así que hoy, dirijamos nuestros ojos y nuestro corazón hacia el Señor y busquemos Su guía y sabiduría para los días venideros. Que nuestras decisiones, nuestro hablar, nuestros pensamientos y nuestras acciones sean agradables a Aquel que nos ha llamado a ser apartados como su pueblo.

Copyright © 2020 por Yalanda Merrell.  Ninguna parte de este artículo puede reproducirse o reimprimirse sin el permiso por escrito de Lifeword.org.