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Hay solo dos maneras de vivir la vida:
Tu manera.
La manera de Dios.
No hay una tercera opción.
Dicho de otra forma, puedo vivir mi vida de la manera en que estoy naturalmente inclinado: en mi propio poder, con mis propios recursos y para mi propia agenda.
La Biblia dice en Proverbios 14:12:
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
O, puedo vivir mi vida de una manera sobrenatural: en el poder de Dios, con los recursos del cielo y para Sus propósitos. Y aquí está el punto clave: Hasta que tomes una decisión consciente de confiar y seguir a Jesús, estás viviendo la vida a tu manera.
Pablo lo expresó así en Gálatas 5:19-21:
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Cuidado. Cada vez que hay una “lista de pecados” en la Biblia, corremos dos riesgos bastante peligrosos. Uno, empezaremos a pensar que si nuestra lucha principal no está incluida, estamos bien, o al menos estamos en mejor forma que la mayoría. Y dos, usaremos la lista como un filtro para ver y juzgar a los demás. La intención de Pablo no era darnos una lista exhaustiva de lo que califica como realmente pecaminoso. Más bien, su intención es mostrarnos varias cosas acerca de nuestra forma natural de vida, acerca de vivir a nuestra manera.
1. Cuando vivo la vida a mi manera, termino haciendo cosas que no son características del reino de Dios.
2. Cuando vivo la vida a mi manera, acepto una recompensa temporal —como el placer, el poder, las posesiones o la popularidad— y pierdo una recompensa eterna.
3. Cuando vivo la vida a mi manera, me pierdo lo mejor de Dios y me conformo con lo que parece bueno en el momento.
Dios quiere que, en cambio, elijamos la segunda opción: vivir Su manera. ¿Y cómo se ve cuando vivo a Su manera? Pablo sigue escribiendo en los versículos 22-23, un pasaje familiar para muchos:
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Cuando vivo a mi manera, el fruto es pecado, muerte y destrucción. Cuando vivo a la manera de Dios, el fruto es bueno y da vida tanto a mí como a los que me rodean. Cuando vivo bajo la dirección del Espíritu Santo, soy amoroso, lleno de gozo, en paz, paciente, bondadoso, bueno, fiel, amable y tengo dominio propio. Y ahora, más que nunca, el mundo que nos rodea está buscando este tipo de personas.
La vida producida por el Espíritu es una aventura vibrante, llena de asombro y significado. ¡Y la invitación a vivir la vida a la manera de Dios está abierta para ti!
Pablo no solo señala la diferencia entre mi manera y la manera de Dios. Continúa diciéndonos cómo hacer el cambio en los versículos 24-26:
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Tres palabras importantes de instrucción.
RECUERDA la cruz. Recuerda dónde moriste a la vieja vida, donde tus pecados fueron pagados, donde el poder del pecado fue destruido: la cruz. Deléitate en el amor insondable y la gracia inmensurable de Dios: ¡sigue recordando la cruz!
SOMÉTETE al Espíritu. Momento a momento, respiración a respiración, aprende a caminar al paso y en continua comunicación con el Espíritu de Dios. Lleva toda una vida aprender las sutilezas de Su voz, y Él nos guía en cada paso del camino.
DISFRUTA la buena vida.
Vivir en sintonía con los propósitos de Dios es la única manera de experimentar la vida que Dios quiere darle a cada uno de Sus hijos.
Recuerda, ¡tú puedes hacerlo! Puedes tomar una decisión simple en este mismo momento.
Ora: “Dios, estoy cansado de vivir a mi manera. ¡Ayúdame a vivir de acuerdo a Tus propósitos! Abrazo a Jesús y Su cruz como la única fuente de salvación para mí. Y someto mi vida a la dirección del Espíritu Santo, hoy y siempre.“
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