Blog

Ene 08, 2025 06:00am
¿Y Ahora Qué?: Perdonándote a Ti Mismo
358 Views

El siguiente texto proviene del libro devocional “¿Y Ahora Qué?” de Ashley Akers. Para obtener más información, visita [www.whatnowdevo.com]

PERDONÁNDOTE A TI MISMO

¿Alguna vez has hecho algo por lo que sientes que nunca podrás perdonarte? Tal vez fue una relación sexual, no hablar cuando debías, un aborto, abuso, adulterio o arrebatos de ira. Hay algo común entre todos los que luchan con esto: seguir reviviendo el dolor. Se repite constantemente en tu memoria y no puedes olvidarlo. Sufres emocionalmente, sintiéndote indigno y no amado. Antes de que te des cuenta, el dolor comienza a tomar decisiones por ti.

Imagina que una mancha arruina tu camisa favorita. Compras todo tipo de productos de limpieza para quitarla, pero tus esfuerzos son inútiles. Esa mancha representa tu pecado. La mancha del pecado nunca puede ser limpiada por nuestros esfuerzos. La eliminación del pecado requiere una solución sobrenatural: Jesús.

Romanos 3:25 dice:

A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.

Jesús llevó todos nuestros pecados sobre sí mismo en la cruz. Él se dio como el sacrificio supremo y murió en nuestro lugar para que pudiéramos experimentar la reconciliación con Dios. Así que, cuando confías en Jesús, le pides que te perdone tus pecados y te apartas de ellos, ¡estos desaparecen!

Romanos 8:1-2 dice:

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Él no te condena por tu pecado, sino que te declara no culpable. La Escritura no dice que debemos perdonarnos a nosotros mismos. Cuando Jesús nos perdona, somos completamente perdonados. Entonces, ¿por qué sentimos que necesitamos perdonarnos? Podemos saber que hemos sido perdonados, pero no sentirnos perdonados. La culpa y la vergüenza no vienen de Jesús. Provienen del enemigo, quien sigue recordándote tu pasado. El enemigo puede decirte que no vales nada, que Dios nunca podrá perdonarte, que tu pecado fue demasiado grande para ser perdonado o que simplemente te rindas. Él quiere paralizarte con sus mentiras y mantenerte atado. Cuando escuches estas mentiras, recuerda Santiago 4:7.

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

Así es como luchas contra el enemigo cuando trae a colación tu pasado: sométete a Dios. ¡El enemigo ya está derrotado! Contrarresta las mentiras del enemigo con la verdad de la Palabra de Dios y mediante la oración. Cuando has pecado contra alguien, primero ve a Dios, luego ve a la persona y reconcíliate con él o ella (si es seguro). Al ir a la persona y reconciliarte, el dominio del enemigo se elimina. Acepta y cree que Dios te ha perdonado para que puedas vivir en libertad.

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

  1. ¿Qué pecado(s) de tu pasado te persiguen? ¿Le has pedido a Dios que te perdone?
  2. ¿Qué mentiras te ha dicho el enemigo? ¿Cuál es la verdad de Dios?

Copyright © 2024 by Ashley Akers @ whatnowdevo.com. No part of this article may be reproduced or reprinted without permission in writing from Lifeword.org