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Creo que todos hemos tenido una situación en nuestra vida en la que sucedió algo malicioso.

Ya sea que se haya difundido un rumor sobre usted, una batalla que enfrentó a través de una relación o una amistad, una enfermedad o incluso la muerte de un familiar o amigo, todos hemos tenido algo malo.

Pero al mirar hacia atrás, ¿hubo algo bueno que salió de ahí?

La hija de mi amigo murió en un accidente automovilístico.

Ella era joven.

Tenía toda su vida por delante y, sin embargo, murió.

No puedo imaginar el dolor de perder a un hijo. Sus padres, con razón, estaban angustiados. Sus amigos, maestros y seres queridos lloraron su muerte.

Durante estos tiempos vulnerables, Satanás puede entrar sigilosamente y causar aún más dolor. Él puede intentar atraerlo a que dude de Dios, de su fe y de Su bondad.

Pero en cambio, deberíamos darnos cuenta como José de que aunque, «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien»  (Génesis 50:20).

¿Cómo podemos decir eso? Déjeme decirle.

Aquellos jóvenes que acababan de perder a su amiga en ese accidente automovilístico tuvieron su primera experiencia real con la muerte.

Se convirtió en una realidad para ellos que no se nos prometió vivir el mañana. La fe de esa joven había despertado algo en ellos. Su luz encendió un deseo en ellos de entregar sus vidas a Jesús.

Varios de sus amigos se salvaron tras su muerte.

Sus padres incluso hicieron un estudio bíblico en su casa con estos jóvenes y vinieron en masa. Aparecieron toneladas porque vieron algo que los desconcertó. Aparecieron toneladas porque vieron algo que los desconcertó.

Su fe fue probada y mostrada a la vista de todos, y cambió la vida de muchos.

Dios usó esa situación para bien.

Cuando Jacob murió, los hermanos de José temían que José finalmente les pagara por lo que hicieron: vender a José como esclavo, amenazar con matarlo y mentirle a su padre acerca de él. Pero cuando suplicaron perdón, José no ordenó a sus guardias que los mataran. Les mostró gracia, amor y perdón.

«Dios lo planeó para bien.»

Independientemente de lo que esté sucediendo en su vida hoy, sepa que incluso si está oscuro y parece no haber esperanza, Dios puede tener un plan para eso todavía.

No pierda la fe. 

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