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Es obvio para mi que en los últimos sesenta años ha habido un declive dramático en la aceptación de la responsabilidad personal en nuestra sociedad. 

Queremos acusar a otras personas, es su culpa y queremos excusarnos, nunca es mi culpa.

En su libro Una Nación de Victimas: La Decadencia de la Cultura Estadounidense, el autor Charles Sykes comparte varios ejemplos de cómo Estados Unidos ha desarrollado una mentalidad de «no culpa». 

Un agente del FBI desfalcó $ 2,000 del gobierno y luego fue a los casinos en Atlantic City y lo echó todo a perder en una tarde de juego.

Cuando se descubrió el robo, fue despedido, pero fue reintegrado cuando un tribunal dictaminó que su afinidad por el juego con el dinero de otras personas era una «desventaja» y, por lo tanto, como una desventaja, está protegido por la ley federal.

Despedido por llegar tarde constantemente al trabajo, un empleado del distrito escolar demandó a sus antiguos empleadores argumentando que es víctima de lo que su abogado llamó “Síndrome de Retraso Crónico” y le devolvieron su trabajo.

En Framingham, Massachusetts, un joven robó un automóvil de un estacionamiento y murió mientras lo conducía. Luego, su familia demandó al dueño del estacionamiento por no tomar las medidas necesarias para prevenir tales robos.

Un hombre que, según él mismo admitió, se expuso entre 10.000 y 20.000 veces fue condenado por exhibirse desnudo en más de 30 ocasiones. Luego fue rechazado para un trabajo como asistente de parque en el condado de Dane, Wisconsin, debido a su historial de arrestos. 

Demandó al condado alegando que nunca se expuso en un parque, solo en bibliotecas y lavanderías. Los funcionarios de empleo de Wisconsin dictaminaron que el exhibicionista fue víctima de «discriminación laboral ilegal».

En un marcado contraste, la Biblia dice: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,» (Efesios 5:15). 

Dios dice que los creyentes deben vivir sus vidas con un sentido de responsabilidad porque conocemos el significado de la vida. 

Si está viviendo una vida irresponsable, significa que no conoce el significado de la vida.

En el libro de Proverbios, Dios usó otra palabra para las personas irresponsables: las llama «necias». Sesenta y un veces la palabra «necio» se usa en el libro de Proverbios y veinte veces en el libro de Eclesiastés. 

En estos dos libros, Salomón a menudo dice: «Esto es lo que hace un necio …» y lo contrasta con «Esto es lo que hace una persona sabia o responsable …» Cuando Dios usa la palabra «necio», quiere decir «irresponsable».

Uno de los temas principales de la Biblia es que cada persona dará cuenta a Dios de sus acciones. 

A la luz de esta verdad aleccionadora, recuerde que nuestras vidas son el resultado de nuestras propias decisiones por las cuales daremos cuenta personalmente.

Jeff Swart