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Feb 11, 2021 19:01pm
Las Dudas Vienen Como Ladrón en la Noche
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En 1972 se estrenó la película del rapto Un Ladrón en la Noche, pero no la vi en un cine. La vi en un salón de  compañerismo de mi iglesia cuando era muy jovencita. Hasta el día de hoy puedo recordar claramente las escenas del caos sobre la tierra después de que millones de personas desaparecieron: aviones se estrellaron, carros chocaron, la gente  despierta para encontrar que su familia entera se ha ido, luego, más tarde en la película la gente es ejecutada porque rehúsan ponerse la marca de la bestia. 

Fui salva a la edad de siete y caminé por el pasillo para bautizarme un par de semanas después que lo hizo mi amiga Staci. Ella me llamó un domingo por la noche y me dijo lo emocionada que estaba porque había sido salva. 

Mi salvación comenzó con esa llamada. Yo quería tener el mismo tipo de emoción.  

Seis años después, esas horribles escenas de la película empezaron a atormentarme. Recuerdo que me desperté en medio de la noche con pánico porque el rapto había sucedido y pensé que si mis padres hubieran sido cristianos, podría haberlo comprobado solo con ir y ver si todavía estaban en sus camas. 

En vez de eso, encendí mi radio y escuché un rato para ver si las noticias informaban sobre aviones cayendo del cielo o accidentes automovilísticos masivos ocurriendo en todo el mundo. 

Los trece años es la edad promedio para comenzar a tener dudas sobre la salvación, pero el problema más grande era que no tenía a nadie con quien hablar sobre este tema. Fue un pensamiento tan aterrador para mí imaginar que podría quedarme atrás, y estaba celosa de que mi amiga Caroline, cuyos padres eran cristianos, pudiera ir y consultar a sus padres cada vez que tenía esas dudas. 

No puedo recordar cuándo o por qué desaparecieron las dudas, pero eventualmente logré superarlas, principalmente por la gracia divina de Jesús: Él seguía atrayéndome hacia sí mismo, incluso cuando caminaba lejos de él. 

Décadas han pasado de aquellos años preadolescentes de preocupación, duda y ansiedad acerca de mi cristianismo, ahora puedo ver lo que Dios estaba haciendo con mi vida, cómo estaba conmigo y cómo me proveía. Estas son algunas de las formas en que me mantuvo en la palma de su mano y en el camino correcto mientras crecía:

# 1 – Me dio el deseo de estar con cristianos. Simplemente no prefería la compañía de la multitud rápida, de la gente que festejaba y parecía tan genial, la gente popular.

# 2 – Me dio una iglesia. Es la única a la que he asistido, y Dios colocó esa iglesia casi en el patio trasero de donde crecí. La gente de ahí me amaba y me discipularon muchos años antes de que existiera el término “discipulado”, hasta donde yo se.

# 3 – Me dio una abuela de oración. Pasaba todos los domingos después de la iglesia con ella y el resto de mi familia. Ella fue una influencia muy grande en mi vida. Cuando crecí ella me dijo que estaba orando por mi y pidiéndole a Dios que me diera un esposo cristiano.

# 4 – Él me dio un esposo cristiano. Nunca estuve realmente interesada en un chico que no fuera cristiano. Cuando conocí a mi esposo en la universidad, él y su hermano asistían constantemente a mi iglesia, y lo noté de inmediato. Alto, guapo Y en la iglesia, era el paquete completo.

# 5 – Él me dio amigos cristianos. No era que mis amigos y yo estuviéramos realmente siguiendo al Señor como deberíamos haberlo hecho en la universidad, pero de alguna manera no nos apartamos de nuestra fe y no nos metimos en cosas que no nos gustarían que estuvieran haciendo muchos de nuestros compañeros.

Afortunadamente, cuando mis propios hijos ya eran preadolescentes, nos hablaron sobre las dudas que tenían sobre la salvación. Compartí con ellos las inseguridades y la ansiedad que tenía a su edad y los animé a hablar con un pastor de jóvenes u otra persona. 

Al igual que yo, finalmente pudieron superar sus dudas y tener paz.  Ahora me siento honrada de cómo Dios me vio a través de ese período de duda aterrador, me dio el deseo de la vida cristiana y me atrajo hacia él.

Satanás ciertamente se alegra cuando la gente duda de su salvación. Impide que el evangelio se difunda y obstaculiza su crecimiento espiritual. No le permita que gane el tira y afloja en su corazón.

Tener dudas sobre su salvación puede indicar que comprende completamente cuán pecador es y cuánto le falta para darle a Dios la gloria que se merece. No tenga miedo de las dudas. Vendrán de alguna forma el resto de su vida.

Cuando lo hagan, hable con Dios. Él está allí incluso si usted se ha cambiado de domicilio.

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