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Ene 15, 2019 20:11pm
Principios De Inversión- #2
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“Mejores son dos que uno, porque tienen mejor paga de su trabajo” Eclesiastés 4:9 RVR1960‬‬

En este hermoso texto encontramos dos principios básicos de inversión.

El primer principio es este “dos son mejor que uno” uno puede hacer solo muchas cosas, sin embargo si lo hace al lado de un amigo la tarea se tornara más sencilla y se hará en el menos tiempo posible.

Dios nos creó para vivir en compañerismo, Cuando Adán se encontraba solo en el huerto del Edén, Dios dijo “no es bueno que el hombre este solo, le haré ayuda idónea para él” . Cuando nuestro Señor Jesucristo envió a sus discípulos a predicar el evangelio, casi siempre los envió de dos en dos, él sabía muy bien que si uno decaía él otro estaba ahí para levantarlo, si uno sufría daño él otro estaba ahí para defenderlo, y si uno sufría una lesión el otro estaba ahí para vendarlo y curar sus heridas.

En la iglesia primitiva vemos también este modelo, El Apóstol Pedro al lado de Juan compartiendo el evangelio, sanando a la gente y defendiendo su fe ante el concilio, cuando Dios llamó al Apóstol Pablo como misionero el comenzó su ministerio al lado de Bernabé un amigo fiel que estuvo a su lado cuando nadie creía en él y al pasar de los años, cuando ya era anciano y estaba en medio de una celda oscura y fría esperando su sentencia, Lucas, el médico amado se encontraba al lado de él. La obra de Dios no está hecha para llaneros solitarios, requerimos de amigos y hermanos que peleen la batalla al lado nuestro.

El segundo principio es “el trabajo en sociedad trae mayores beneficios” cuando dos individuos trabajan juntos y unen sus esfuerzos, tienen más posibilidades de obtener una mayor ganancia que si lo hicieran cada uno por cuenta propia.

Debemos de aprender a trabajar en equipo, aunque muchas veces tengamos diferencias “se cuenta que en una carpintería hubo una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar sus diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notificó que debía renunciar ¿La causa? Hacía demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. El tornillo aceptó su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final, el trozo de madera se había convertido en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó la deliberación. Dijo el serrucho: ‘Señores, ha quedado demostrado que todos tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solidez, la lija limaba asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos muebles”

la vida cristiana es muy semejante, muchas veces el egoísmo, hace que nos aislemos de los demás, creyendo que somos mejores que ellos y que solos podemos hacer un mejor trabajo. Sin embargo, todos tenemos defectos, pero el carpintero, nuestro Señor Jesucristo trabaja en ellos. ¿Por qué como iglesia no unir esfuerzos y trabajar como un equipo para el engrandecimiento de su Reino? no creo que construyamos hermosos muebles, pero si hermosas iglesias para la gloria de Dios.

–Paul Tinoco Huaraca

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