Escritura
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Romanos 8:14 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Isaías 55:6
La Biblia nos dice en Romanos 8:14: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”. Alguien podría preguntar, si los hijos de Dios son guiados por el Espíritu Santo de Dios, ¿por qué yo no he conocido su liderazgo si ya he recibido a Jesús en mi corazón? Esa es una pregunta apropiada que se merece una respuesta bíblica; la contestaré por medio de este pensamiento: ¿cuándo es que experimenta el cristiano el liderazgo del Espíritu Santo? La respuesta de esa pregunta viene en 5 etapas las cuales vamos a estudiar en esta lección. El cristiano experimenta el liderazgo del Espíritu Santo cuando busca el liderazgo del Espíritu. El liderazgo del Espíritu no es automático. Es evidente al corazón que lo busca. Aquel que se siente contento sin la dirección de Dios, ni siquiera se da cuenta de que existe, pero aquel quien desea ser guiado por Dios y busca su liderazgo lo encontrará y será una bendición para su alma. Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan”. Este texto sugiere tres cosas. En primer lugar, que es imposible para el incrédulo agradar a Dios; en segundo lugar, para poder llegar a Dios, uno tiene que creer que existe y, en tercer lugar, el llegar a Dios es buscarle con confianza de que él se encontrará con los que le buscan diligentemente. Consideremos esta última declaración. Dios es galardonador de los que le buscan. El buscar a Dios es lo que nos quiso decir Jesús cuando dijo lo siguiente en Mateo 5:6 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia, porque ellos serán saciados”. La Biblia está llena de mandamientos como el que se encuentran en Isaías 55:6: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado llamadle en tanto está cerca”. El salmista nos exhorta en Salmos 105:4: “Buscad a Jehová y su poder, buscad siempre su rostro”. La persona que busca a Jehová es la que le encontrará. Busca al Señor y verás que podrás encontrarle. ¿Deseas que se haga la voluntad de Dios en tu vida? ¿Deseas más que cualquier otra cosa que el Espíritu Santo te guíe? Entonces dile eso a Dios. Ábrele tu corazón, invítale a tomar el control de tu vida. Él es galardonador de los que le buscan. El cristiano puede experimentar el liderazgo del Espíritu Santo cuando él ha tratado honestamente con el problema del pecado. Salmos 66:18 nos dice: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado”. Dios es demasiado santo para ignorar el pecado. Aquel que asciende a la presencia de Dios, para pararse delante de su santo trono, tendrá que ir limpio de manos y puro de corazón conforme a Salmos 24:4. Sus hechos y sus motivos deben ser sinceros y limpios. Josué capítulo 7, nos cuenta de cómo el Antiguo Israel sufrió una derrota vergonzosa en batalla por el hecho de que había pecado entre ellos. Lo que sucedió con esa nación puede suceder también dentro del individuo. El pecado quiebra la comunicación con Dios y si hay pecado en tu vida no podrás comunicarte bien con Él y Él no se comunicará contigo pacíficamente. Tal vez alguien no está experimentando el liderazgo prometido de Dios en su vida porque tiene pecado que no ha sido confesado y por lo tanto no ha sido perdonado. Arregla ese asunto y el ministerio de Dios en tu vida será evidente una vez más. El arreglar el problema del pecado es posible por medio de la muerte y resurrección de Cristo Jesús. Él ha llegado a ser el capitán de nuestra salvación y el santificador de nuestras almas. Lleva tus pecados a Jesús y Él te perdonará El cristiano puede experimentar el liderazgo del Espíritu Santo cuando se ha negado a sí mismo. Uno no puede jugar con opciones en cuanto a la voluntad de Dios. Aquel que llega a Dios con una oración como está: Señor muéstrame tu voluntad y si estoy de acuerdo te seguiré. Ese nunca recibirá una respuesta. El poner la voluntad de uno mismo sobre la voluntad de Dios es permitir una forma de idolatría, porque existiría un poder que contradice al poder de Dios. Esto no debe ser. La oración debería ser como está: pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Aprendamos a orar de esta forma: Señor muéstrame tu voluntad y yo la haré. Ese tipo de oración recibe una respuesta. Jesús dijo que un hombre no podía tener a dos amos; la solución de este problema se expresa en Romanos 12:1: “así que hermanos os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional”. La voluntad de Dios no puede ser cambiada para aplicar la voluntad del hombre. Dios es soberano, su manera siempre es la correcta, su liderazgo siempre es el correcto. Él guía a sus hijos en amor. El cristiano puede experimentar el liderazgo del Espíritu Santo cuando ha aprendido a esperar a Dios. Nosotros las criaturas del tiempo somos tan impacientes; queremos que nos den lo que deseamos en el mismo momento en que lo deseamos, Dios trabaja en otro horario. 2 Pedro 3:8 dice: “más oh amados no ignoréis esto que para con el Señor un día es como mil años y mil años como un día”. Eso significa que Dios no está atado a los límites de tiempo. Nosotros muchas veces podemos adelantarnos a la voluntad del liderazgo de Dios si nos movemos de acuerdo a nuestras preferencias en vez de esperar la revelación de su voluntad. El cristiano puede experimentar el liderazgo del Espíritu Santo cuando él sigue esta preparación de tres etapas. Estas tres cosas no son una fórmula mágica, son tres cosas prácticas que deben ser aplicadas a cosas espirituales: en primer lugar, el cristiano debería tener una sabiduría completa de principios bíblicos, eso es necesario porque el Espíritu Santo comúnmente nos guía a través de verdades bíblicas y nunca en contra de verdades bíblicas. Muchas veces no tendríamos que preguntar o esperar por la dirección, si supiéramos las escrituras, porque la voluntad de Dios está comúnmente expresada en ellas. Conozca y obedezca la Biblia. En segundo lugar, el cristiano debería orar sinceramente por el liderazgo del Espíritu. Dios ha prometido contestar cualquier oración que va de acuerdo a su voluntad. Es la voluntad de Él el hecho de que le conozcamos y le sigamos, por consiguiente, una oración pidiendo la dirección del Espíritu Santo será contestada. Oremos continuamente y sinceramente que el Espíritu nos guíe en las cosas que van de acuerdo a la voluntad de Dios. En tercer lugar, el cristiano debe enlazarse en un ejercicio honesto de sabiduría natural, juicio y discernimiento, dependiendo en Dios para mostrarle lo que es correcto. Van a venir veces cuando no entenderemos por qué Dios nos guio en una dirección, pero su liderazgo nunca es contrario al sentido común. Él nos ha dado mentes para que las usemos y deberíamos usarlas en asuntos espirituales. Él puede dirigir nuestros pensamientos al igual que nuestros pasos. El liderazgo divino está a nuestro alcance hoy y todos los días debe ser una experiencia natural para el cristiano mientras que camina en la comunión del Espíritu Santo. Deja que el cristiano entre de corazón al estudio de la Biblia, que ore por el bienestar de sus facultades naturales de juicio y sabiduría, que le pida a Dios de controlarle en las circunstancias de la vida y que desee andar honestamente en la voluntad de Dios y verás a un cristiano con la plena seguridad de que Dios está guiando en su vida. Oremos. Padre, gracias por esos pensamientos que nos has dado. Ayúdanos en aplicarlos a nuestras vidas, en el nombre de Jesús te lo suplicamos, amén.
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