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Amistades - Sermon De La Semana
Andres Tinoco
(Centro De Vida)
Duración: 01:14:30 Minutes
Listens:
17
Aired on May 12, 2019

Escritura

2 Crónicas 17:1-6

Reinó en su lugar Josafat su hijo, el cual se hizo fuerte contra Israel. Puso ejércitos en todas las ciudades fortificadas de Judá, y colocó gente de guarnición en tierra de Judá, y asimismo en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado. Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre, y no buscó a los baales, sino que buscó al Dios de su padre, y anduvo en sus mandamientos, y no según las obras de Israel. Jehová, por tanto, confirmó el reino en su mano, y todo Judá dio a Josafat presentes; y tuvo riquezas y gloria en abundancia. Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en medio de Judá.

¿Es posible que los hijos aprendan más de los errores de sus padres o simplemente los repiten? En las vidas de los personajes de la Biblia, encontramos que son muy poderosos y duraderos los efectos de los ejemplos de los padres. Durante la mayor parte de su vida, parece que Josafat había sido un hijo que aprendió de los errores de Asa, su padre y siguió sus acciones positivas. Pero en varias ocasiones, sus decisiones revelan los aspectos negativos del ejemplo de su padre. Es muy importante poder ver como una amistad influencio su vida negativamente. Podemos ver cuantos problemas le trajo esa amistad. Cuando los retos eran obvios, como la necesidad de educación religiosa para el pueblo o la amenaza de guerra contra algún gran ejército, Josafat se volvía a Dios para pedir su guía y tomar las decisiones correctas. Su dependencia en Dios fue firme cuando las probabilidades estaban en su contra. Era en la dependencia diaria de Dios que estaba su fortaleza. ¿Por qué digo esto? Porque había algunas cosas en las que Josafat era débil. Permitió que su hijo se casara con Atalía, la hija de los malvados Acab y Jezabel de Israel, quien hizo todo lo posible por ser tan malvada como sus padres. Josafat casi fue muerto cuando, sin preguntarle a Dios, hizo una alianza con Acab. Más tarde, se vio envuelto en la construcción de naves con Ocozías el hijo de Acab, una aventura que Dios hizo zozobrar. La fidelidad de Dios, cuando los asuntos están claros y el enemigo es devastador, es una razón más que suficiente para buscar su guía cuando los asuntos son inciertos y el enemigo no está a la vista. Josafat lo sabía, pero aun así llevó muy poco a la práctica ese conocimiento. Nosotros repetimos el error de Josafat cuando relegamos a Dios a segundo término en las decisiones "fáciles" de nuestra vida. Entonces, cuando las cosas se salen de nuestras manos, queremos que nos saque del desastre en el que nos metimos. Dios quiere que le entreguemos no sólo nuestras más grandes decisiones, sino también nuestra vida diaria, lo que con más frecuencia nos engaña al creer que podemos controlar.