Escritura
8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Introducción La lección anterior empezamos a hablar sobre las consecuencias que trajo el pecado al ser humano, hablamos de la relación que se cortó entre Dios y el ser humano, ya que el pecado hace que Dios oculte su rostro de nosotros, vimos el privilegio que gozaba el hombre de poder hablar cara a cara con Dios pero su desobediencia que vino de la tentación de la serpiente, solo trajo muerte al ser humano. Hoy vamos a seguir con la segunda consecuencia del pecado; el temor. Es extraño porque este miedo no se presentó antes de pecar, sino que después, cuando ya era tarde, cuando ya habían pecado, como vimos que una de las características que tiene el pecado, es que hace que el ser humano pierda el temor y haga cosas que no debe hacer, pero acá vemos a Adán y Eva no solo con temor sino con pavor que es un miedo mas profundo, no tenían el valor de presentarse cara a cara con Dios por haberle fallado y viene el temor de después de fallar y la expectación de lo que va a sucederles, también de las consecuencias reales que vendrán por haber desobedecido, ellos se despiertan del sueño y del placer que les había dado el tomar del fruto que Dios les había dicho que no comieran, ahora vienen las preguntas ¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué es morir? Es normal tener miedo, a lo desconocido y especialmente temor al ver la santidad de Dios y ver nuestra realidad de maldad y pecado que hay en nuestras vidas, eso fue lo que sintieron Adán y Eva al pecar. Las promesas de grandeza resultaron falsas, solo trajeron desconfianza, temor y muerte.
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