“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”

¿El tiempo de espera te parece una eternidad? Los primeros cristianos que enfrentaban la persecución, anhelaban y pedían su liberación con gran ansiedad, sin embargo, esta no tenía prisa por llegar.   Hay momentos en la vida que creemos que Dios es demasiado lento para actuar. Pero la verdad es que Dios, ni es lento, ni tampoco trabaja ajustado a nuestro reloj o candelario personal. De manera Dios actúa o trabaja conforme a su tiempo y a su voluntad.   Aunque ciertamente hay esperar y confiar cada día en Dios, en su venida y en sus promesas; habría que añadir a cada día, el obedecer, honrar y glorificar a Dios, en todo lo que hacemos.   No malgastemos el tiempo y las oportunidades que Dios nos da, en cosas que no convienen o que en nada aprovechan. Más bien, busquemos el propósito compasivo de Dios, para cada día que nos regala. Tómelo como la oportunidad, para hacer lo correcto y lo que le agrade a El.