Escritura
Ardillita: Buenos días, ¿lista para la lección bíblica de hoy? Javiera: Siempre lista Lulu, buenos días. Ardillita: Hoy vamos a estudiar algo trágico, que le sucedió al pueblo Israel. Tu sabes que cuando el pueblo obedecía a Dios, El los bendecía y los cuidaba de sus enemigos, más de los filisteos, un pueblo envidioso y malo. Javiera: Claro que me acuerdo, también cuando el pueblo de Israel se apartaba de Dios y no le obedecía, pasaba lo contrario, Dios no los bendecía y no los cuidaba de sus enemigos, por causa de su desobediencia Ardillita: Exactamente. Pero hubo un tiempo, que no solo el pueblo rechazaba a Dios. Cuando Eli, el sacerdote, estaba muy anciano, también sus hijos no amaban a Dios, no querían someterse a su Palabra y todos los días hacían cosas muy malas. Javiera: De verdad. Eso no es bueno, menospreciar a Dios y desobedecerle, no es buena idea. Porque va a suceder lo que mencionábamos al principio. Ardillita: Cierto día, el ejército de Israel salió a pelear en contra del ejercito filisteo. Después de varios minutos, los Israelitas se estaban dando cuenta que estaban perdiendo la batalla, los filisteos estaban tomando mucha ventaja sobre ellos. Javiera: Ala las cosas no estaban bien para los Israelitas, ¿que podían hacer? Ardillita: Nada, solo huir, y regresaron a su campamento. Aquel día perdieron a 4 mil soldados en batalla. Los ancianos líderes de Israel se preguntaban: ¿Por qué esta vez Dios permitió que los filisteos nos derrotaran? Javiera: Ummm, creo sospechar por qué. Ardillita: En medio de aquel desalentador momento, ¡surgió una brillante idea! Javiera: Si, ¿y cuál era esa idea Lulu?