En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Orar es hablar con Dios. A través de la oración, llevamos a Dios todos nuestros deseos y emociones, reconociendo que dependemos totalmente de Él. Jesús nos enseñó que para tengamos una oración efectiva con su Padre Celestial, es necesario orar en su nombre. Podemos orar en el nombre de Jesús si estamos unidos a Él, si tenemos una relación íntima con él.   Antes de aceptar a Jesús, éramos extraños, pero al instante que nos salvó, además de convertirnos en hijos de Dios, obtuvimos acceso al Padre por medio de Él.   Al morir Jesús en la cruz, rompió el velo que nos separaba de Dios. Ya no necesitamos de intermediarios, a través de la muerte y resurrección, él nos abrió un camino directo, a la presencia del Padre Celestial.   Usted puede tener acceso a Dios ahora mismo, y no solo eso, también experimentar la efectividad en su petición, siempre y cuando haya recibido en su corazón a Jesús, como su Señor y Salvador.