Stg 4:13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; Stg 4:14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Stg 4:15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Stg 4:16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; Stg 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

La planificación y ejecución, es algo que casi todo mundo hace en su vida diaria. Algunos lo plasman en una agenda o en un papel, otros, quizás no, pero al final siempre hay algo que hacer o en que trabajar diariamente. Hacer planes y tratar de llevarlos a su cumplimiento no es malo. Lo malo está en hacerlos o llevarlos a cabo, sin tomar en cuenta a Dios.  Eso es ser arrogante, insensato, pues a como dice un canto: “sin Dios nada somos en el mundo, sin Dios nada podemos hacer.” Como cristianos, débenos estar persuadidos que Dios nos deja que nosotros ideemos, organicemos y presentemos todos nuestros planes, tanto los más próximos, como los que llevaran muchos años para realizarlos. El cristiano cuando planifica su vida, sus tareas, sus sueños o metas de la vida, las escribe en borrador. Considerándolas, no como la obra final, sino como una propuesta hecha a Dios, para ser corregida y aprobada por el mismo. La biblia nos dice en Proverbios 6:6-11 que debemos de planificar y trabajar, pensando en el día de mañana. Pero, aunque nosotros tenemos ciertas facultades provistas por Dios, para que hagamos algo por nosotros mismos, no significa que podemos ser autosuficientes. Y precisamente este es el peligro que estamos viendo en la actualidad. Muchísimos cristianos viviendo vidas independientes a Dios, enfocados solo en ellos mismos, en sus comodidades y placeres. ¿Se puede ser cristiano así? El cristianismo acomodado y moderno que existe a nuestro alrededor propone este estilo de vida hoy y no necesariamente lo tildan de pecaminoso. Pero Dios advirtió a su pueblo Israel que cuidado cometían este error, en el libro de Deuteronomio 8:7-18,