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Un Estudio Sobre Compasión
Compasión Descrita
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on May 18, 2022
May 12, 2022
Duración:
00:14:35 Minutes
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Escritura

Lamentaciones 3:22 y 23; Salmos 103:13-17

Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lamentaciones 3:22 y 23 Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. 14 Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. 15 El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo, 16 Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más. 17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Salmos 103:13-17

Pienso que hay dos puntos en donde la religión cristiana es superior a todas las demás religiones del mundo. En primer lugar, la religión cristiana es una religión ética. Nuestro Dios, quien se ha revelado en las Escrituras cristianas, es un Dios santo, quien es correcto en todos sus actos. Nunca cambia; no es bueno un día y malo el siguiente; no es vengativo ni infiel. Todos sus actos e intenciones son puros y honestos. En segundo lugar, la religión cristiana es una religión de compasión. Los dioses que hacen los hombres, que tienen otras religiones, tienen caras firmes y duras; ellos hacen muchas demandas fuertes de sus adoradores. Estos dioses, verdaderamente, no se preocupan por aquellos quienes se inclinan a ellos.   Palabras claves de nuestra religión son: amor, misericordia, gracia, perdón, fidelidad y paz. Otra palabra que tiene mucho significado para nuestra religión es compasión. El término compasión significa: sufrir con otros; o sea, ser conmovidos a pasión por otros. Es sentir dolor por otros, pero también tener un deseo sincero de ayudar a la persona. La Biblia es enfática en enseñar que nuestro Dios, es un Dios de compasión.  En Lamentaciones 3:22 y 23 leemos: “Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”. Podemos servir a Dios con confianza, porque Él siempre tiene una nueva embarcación de misericordia y compasión, listo para entregarnos al principio de cada nuevo día. Nuestro Dios es un Dios de misericordia, bondad y compasión. Su compasión tendrá influencia en todo lo que hace. Su espíritu de compasión nunca falla; siempre que venimos a Él, nos encontraremos con su compasión. Él nos comprenderá y tendrá simpatía por nosotros y nuestros problemas. Y ese es el Dios, a quien nosotros servimos. Es ese el Dios que nos ha sido revelado en las Sagradas Escrituras. Este es el Dios del universo. Todos los que vienen a Él, no importa la raza, idioma o nacionalidad que tengan, se encontrarán con un Dios de misericordia, bondad, amor y compasión. Dios es un padre compasivo. El Salmos 103:13-17, dice: “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos”. Por eso es que le llamamos: Padre nuestro que estás en los cielos. Él es padre de todos los que vienen a Él por medio de fe en Cristo Jesús. Dios es un padre compasivo, porque su misma naturaleza es amor y compasión. En Lucas capítulo 15, tenemos la ilustración del hijo pródigo. En esta parábola, Dios es personificado como el padre que espera con ansias, el retorno de su hijo a casa. Quiero decirte que Dios espera que el hombre pecador venga a sus pies, arrepentido y deseoso de ser su hijo. Cuando el hijo pródigo regresó a casa, venía arrepentido. Estaba dispuesto a que su padre le hiciera un sirvo en su casa, pues él sabía que había hecho mal. Pero la Biblia nos enseña que cuando estaba aún lejos lo vio su padre, fue conmovido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y le besó, y el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”. Así es como Dios trata al pecador. Él no recibe al pecador con amenazas o con castigo en sus ojos. La persona que se arrepiente de sus pecados para venir a Dios encontrará un Dios de amor y compasión, quien le perdonará y le dará la bienvenida y la vida eterna. Ya hemos hablado de Dios como un padre compasivo. Pero ¿sabes qué? Dios Hijo, Jesús, nuestro Salvador, también es compasivo. En una ocasión Jesús se conmovió por las personas, quienes le habían seguido. Vio que tenían hambre y les dio de comer. Cuando el humano tiene necesidad, el corazón de Jesucristo se conmueve. Marcos 6:34 dice: “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor”. Jesús siente mucho cuando ve a las personas sufrir. Él tiene compasión sobre las multitudes, pero también se compadece por el individuo. Por eso es que vino al mundo como nuestro Salvador, porque tuvo compasión de ti y de mí. Aun cuando el Señor estuvo colgado en la cruz, no pensó en sí mismo sino, en cada uno de nosotros. No derramó ni una sola lágrima por sí mismo, pero derramó hasta la última gota de su sangre para nosotros. Aún con Todo el dolor en su cuerpo, estaba pensando en las necesidades de otros. Pensó en lo que debía estar sufriendo su madre, al verlo colgado en la cruz. Le dijo a uno de sus discípulos, a Juan, que tuviera cuidado de ella. Colgado en la cruz, sintiendo los dolores de la muerte, le dijo al ladrón que pidió que se acordara de él, al llegar a su reino: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Tal es la compasión de nuestro Salvador. La compasión de nuestro Salvador es una compasión redentiva. Su compasión hace que Él diga: “Veo la aflicción de mi pueblo, he oído su clamor, conozco sus tristezas, y he venido a darles libertad”. Él no sólo siente nuestra tristeza y nuestro dolor. Él viene a rescatarnos, nos libra de nuestros problemas. Su compasión es incesante. El profeta Jeremías escribió en Lamentaciones 3:22-23, “nunca decayeron las misericordias de Jehová, nuevas son cada mañana”. Nosotros muchas veces nos cansamos con los problemas de otros, pero Dios nunca se cansa. Él siempre espera a las personas con nuevas misericordias. La compasión de Dios es perdonadora. Uno de los profetas de Dios escribió en Miqueas 7:18, “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia”. Él volverá a tener misericordia de nosotros, sepultará a nuestras iniquidades y echará en lo profundo del mar, todos nuestros pecados. Lo bueno de la compasión de Dios, es cuando venimos a Él arrepentidos, no importa que tan malos hemos sido, Él nos perdona, y nos limpia de toda maldad. Su compasión es expresada en el Salmos 78:38, con estas palabras: “Y él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; y apartó muchas veces su ira, y no despertó todo su enojo”. Lo bueno es que Dios, todavía trata con el pecador de la misma manera. Puede ser que alguien se sienta cargado con un sentir de culpabilidad, y si es así, no tiene más que hacer que venir a Jesús, así como lo hizo el hombre leproso, en Marcos 1:40-42, el leproso se acercó a Jesús y le dijo: “Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús movido con compasión, extendió su mano y le tocó, y dijo: quiero, sé limpio”. Y al instante que habló, el leproso fue sanado. Vamos a orar. Padre, tú eres una buena descripción de la palabra compasión; no hay otro como Tú. Padre, ayúdanos a ser compasivos también. Yo sé que, si esto sucede en nuestras vidas, Tú serás enaltecido, y eso es exactamente lo que nosotros queremos. Queremos que tu nombre sea glorificado. En el nombre de Cristo oramos. Amén.

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