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Resumen Del Libro De Isaías
Lección Veintiocho – Isaías 1-27
Dr. Mateo Akers
(Instituto Hispano Med-America - Lifeword)
Aired on Feb 05, 2022
Feb 15, 2022
Duración:
00:26:43 Minutes
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Escritura

Isaías 14:12-15

12 ¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. 14 Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo”. 15 Sin embargo, has sido derribado al Seol, a lo más remoto del abismo.

Isaías Autor: Isaías, el hijo de Amoz Él fue de la familia real (8:3;30:1-7;361). El fue un profeta en Judá durante los reinos de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Isaías vivió durante la época del profeta Miqueas. Isaías murió durante el reino de Manasés, el hijo de Ezequías porque el rey Manasés le puso en un árbol hueco y corto el árbol en dos pedazos. Fecha: Isaías ministro para 60 años (740-680 a.C.). Durante su ministerio, Israel, el reino del norte, fue destruido por Asiria (722 a.C.; 2 Reyes 17:4-6). Recipiente: Judá, el reino del sur, porque no estaban obedeciendo la ley de Dios. Propósito: Para declarar que Dios perdona y salva a cualquier persona que confía en Dios. Nombres para Isaías Isaías, “El Señor es salvación” (Hebreo) Isaías (Griego, Segundo Siglo a.C.) Isaías (Latín, 382 d.C.) El Resumen de Isaías La Reprensión y la Promesa (1:1-6:13) La Venida de Emmanuel (7:1-12:6) III. Dios Juzga a las Naciones (13:1-23:18) El Apocalipsis (24:1-27:13) Las Aflicciones de Israel (28:1-33:24) El Juicio y Las Promesas (34:1-35:10) VII. Ezequías (36:1-39:8) VIII. El Propósito de la Paz (40:1-48:22) El Príncipe de Paz (49:1-57:21) El Programa de Paz (58:1-66:24) La Reprensión y la Promesa (1:1-6:13) Durante el ministerio de Isaías (740-680 a.C.), los asirios empezaron a derrotar muchas naciones. El rey Tiglatpileser III (744-727 a.C.) entró a Israel en 734 a.C. y destruyó 592 ciudades y pueblos. El mencionó a Manahem, el rey de Israel, porque él dio tributo a Tiglatpileser III. En un artefacto que se llama la Prisma Taylor, el rey asirio que se llamaba Senaquerib (704-681 a.C.) escribió, “Ezequías, el judío, no se sometió a mi yugo… Le enjaulé en Jerusalén, su ciudad real, como un pájaro”. Senaquerib no destruyó a Judá porque Dios no lo permitió. 32 Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: “El no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella. 33 Por el camino que vino, por él se volverá, y no entrará en esta ciudad” —declara el Señor. 34 Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David». 35 Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; cuando los demás se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres. 36 Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó a su tierra, y habitó en Nínive. 37 Y sucedió que mientras él adoraba en la casa de su dios Nisroc, Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esar-hadón reinó en su lugar. (2 Reyes 19:32-37)  Las personas de Judá eran rebeldes, y Dios llamó el cielo y el mundo como testigos contra la nación. La nación desobedeció a Dios. (1:2), no le reconocieron como su Dueño (1:3), estaban cargados de iniquidad (1:4), y estaban enfermos espiritualmente de la planta del pie a la cabeza (1:5-6). Por lo tanto, la tierra estaba desolada y llena de extraños (1:7-8), pero el Señor previno se destrucción (1:9). Los líderes de Judá eran como Sodoma y Gomorra, y sus sacrificios no tenían valor porque sus manos estaban cubiertas con sangre (1:10-14). El perdón fue posible, pero rehusar este perdón resultaría en destrucción (1:18-20). Jerusalén fue como una prostituta, pero en el futuro, Dios restableciera a Sión (Jerusalén) (1:21-27) Isaías 2:1-4 contiene una profecía de los últimos días. En el futuro, el monte en Jerusalén donde el Templo estaba va a ser más alto que todos los montes. Todos los pueblos del mundo van a alabar al Señor ahí. El Señor juzgará desde Jerusalén, y el mundo va a tener paz para siempre. En el presente Judá tiene que rechazar todos los Ídolos de sus vecinos sino quieren ser juzgados por Dios (2:5-11). En el futuro, el Señor va a humillar los humanos, y los ídolos van a desaparecer. Por lo tanto, los de Judá debían confiar en Dios en vez de los humanos (2:12-22). Dios estaba listo para remover los líderes de Judá porque eran corruptos (3:1-4:1). Un remanente sería salvo (4:2-6): 2 Aquel día el Renuevo del Señor será hermoso y lleno de gloria, y el fruto de la tierra será el orgullo y adorno de los sobrevivientes de Israel. 3 Y acontecerá que el que sea dejado en Sión y el que quede en Jerusalén será llamado santo: todos los que estén inscritos para vivir en Jerusalén. 4 Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sión y haya limpiado la sangre derramada de en medio de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu abrasador, 5 entonces el Señor creará sobre todo lugar del monte Sión y sobre sus asambleas, una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de fuego por la noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel; 6 será un cobertizo para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia. La parábola de la viña: Aunque Dios quería ver buenas obras de su pueblo, ellos hicieron malas obras. Por lo tanto, Dios estaba listo para juzgar a Su pueblo con terremotos, tormentas e invasores (5:1-30) En el capítulo 6, Isaías, escribió que él tenía una visión en el año que el rey Uzías murió (740 a.C.), Isaías vio a Dios en Su trono. Los serafines en Su presencia declararon, “Santo, Santo, Santo, es el Señor de los ejércitos, llena está toda la tierra de su gloria” (6:3). Isaías confesó su pecado y sus labios fueron limpiados por un carbón encendidos del altar, y su pecado fue perdonado. Dios dijo, “¿A quién enviaré, y quien irá por nosotros?” Isaías respondió, “Heme aquí, envíame a mí”. Isaías 6 incluye la conversión y el llamamiento de Isaías. La Venida de Emmanuel (7:1-12:6) En 734 a.C., Aram y Efraín (Israel) atacaron a Jerusalén, pero no vencieron sobre la ciudad. Acaz, el rey de Judá tuvo miedo, y el Señor dirigió a Isaías para decirle que no debía temer. En el futuro, Dios iba a destruir a Aram y a Israel. Isaías profetizó acerca del nacimiento del Mesías 800 años en el futuro: (7:14): Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Dios dirigió a Isaías para escribir en una tabla la palabra “Maher-shalal-hash-baz” en frente de Urías el sacerdote y Zacarías, hijo de Jeberequías. El significado de la palabra fue “veloz es el botín, rápida es la presa”. El significado fue que Dios iba a destruir a las naciones de Damasco e Israel por Asiria. Dios prometió que Él iba a destruir cualquier nación que atacará a Su gente porque “Dios está con nosotros” (8:1-15). Por lo tanto, los judíos no debían confiar en los espiritistas. Debían confiar solamente en Dios (8:16-22) El Mesías iba a ser: 1) Admirable Consejero (Miqueas 4:9); 2) Dios poderoso; 3) Padre Eterno; 4) príncipe de Paz. El Mesías iba a reinar para siempre (9:1-7). Dios estaba enojado con Israel y Judá por su orgullo, arrogancia, corrupción, guerra civil, crueldad, opresión e injusticia (9:8-10:4). El Mesías es: 1) del linaje de David; 2) el Creador del linaje de David; 3) el Juez justo; 4) Paz; 5) la esperanza de todas las naciones. En el futuro, Él va a recoger a Su gente de todo el mundo en un nuevo Éxodo (11:1-16; Apocalipsis 16:12). Acción de gracias (12:1-6) 1 Y en aquel día dirás: Te doy gracias, oh Señor, porque aunque estabas airado conmigo, se ha apartado tu ira y me has consolado. 2 He aquí, Dios es mi salvador, confiaré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es el Señor Dios, Él ha sido mi salvación. 3 Con gozo sacarás agua de los manantiales de la salvación. 4 Y aquel día dirás: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, haced conocer entre los pueblos sus obras, haced recordar que su nombre es enaltecido. 5 Cantad alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas; sea conocido esto por toda la tierra. 6 Clama y grita de júbilo, habitante de Sión, porque grande es en medio de ti el Santo de Israel. (12:1-6) III. Dios Juzga a las Naciones (13:1-23:18) Babilonia (13:1-14:23) El nombre Babilonia aparece en Génesis y Apocalipsis y representa rebelión contra Dios (Génesis 11: La Torre de Babel, y la destrucción de Babilonia en Apocalipsis). Isaías 14:12-15 habla acerca de la rebelión de Satanás contra Dios. 12 ¡Cómo has caído del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. 14 Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo”. 15 Sin embargo, has sido derribado al Seol, a lo más remoto del abismo. (Isaías 14:12-15) Asiria (14:24-27) Filistia (14: 28-32) Moab (15:1-16:14) Siria e Israel (17:1-14) Etiopía y Egipto (18:1-20:6) Babilonia (21:1-10) Edom (21:11-12) Arabia (21:13-17) Judá (22:1-25): Aunque el rey Ezequías fue un hombre piadoso, muchos no siguieron su ejemplo. Tiro (23:1-18) El Apocalipsis (24:1-27:13) Juicio contra todo el mundo en el futuro y alegría para los que confían en Dios. El Señor juzgará del monte Sion en Jerusalén (24:1-23; Apocalipsis 20). Una canción que declara que Dios es digno de exaltación y alabanza, y Él es un refugio para los que tienen necesidades. El Señor tendrá un banquete en el monte Sión, y enjugará las lágrimas de los ojos de los que confían en Él. El monte Sión será bendecido, pero el monte Moab (una imagen de maldad) será hollado en su sitio (25:1-12) Una canción de confianza en la protección de Dios, y hambre para Él (26:1-21). 1 En aquel día se cantará este cántico en la tierra de Judá: Ciudad fuerte tenemos; para protección Él pone murallas y baluartes. 2 Abrid las puertas para que pueda entrar la nación justa, la que permanece fiel. 3 Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. 4 Confiad en el Señor para siempre, porque en Dios el Señor, tenemos una Roca eterna. 5 Porque Él ha abatido a los que moran en lo alto, a la ciudad inexpugnable; la humilla, la humilla hasta la tierra, la derriba hasta el polvo. 6 La hollará el pie: los pies de los afligidos, las pisadas de los desvalidos. (26:1-6) En el futuro, el Señor destruirá a Leviatán, un sobrenombre para Satanás. Israel será juzgado, y después bendecido. Una trompeta sonará, y los israelitas serán unidos en Jerusalén (27:1-13).

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